El analista político Miguel Ángel Pérez Pirela sostuvo que, a propósito del Día Mundial de los Derechos humanos, el 10 de diciembre de este año, la efeméride se centra en la COVID-19 y en la necesidad de reconstruir para mejorar. Proclaman que los derechos humanos han de ser la base para los esfuerzos de recuperación, pero hay demasiados pendientes por parte de muchos gobiernos en esta y en otras materias. 

Explicó durante la emisión de su programa Desde Donde Sea, que se transmite a través de las redes sociales, que entre los derechos humanos se incluye la vida, la libertad, el no estar sometido a esclavitud o tortura, la libertad de opinión, expresión, educación y trabajo. 

Prosiguió en que, desde el punto de vista histórico, el 10 de diciembre de 1948 la Asamblea General de la ONU adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos y desde entonces, la fecha se convirtió en el Día Mundial de los Derechos Humanos. 

De acuerdo con el comunicador, las inconsistencias en lo que respecta a temas de derechos humanos empiezan en la propia ONU, ya que, el muy alto concepto que este organismo postula no ha evitado que en varias oportunidades les haya dado el visto bueno a bombardeos de países, y en otra hayan tolerado que se perpetren esas agresiones militares sin su apoyo, como lo ha hecho reiteradamente EEUU. “Tenemos que preguntarnos cuáles son los elementos de las Naciones Unidas para salvaguardar los derechos humanos, más allá de las declaraciones”. 

Agregó que hay otros organismos internacionales que de igual manera han desempeñado roles muy cuestionables. Como, por ejemplo, el caso de dos entes dependientes de la Organización de Estados Americanos: la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que en ocasiones se han prestado para instrumentalizar las agresiones de EEUU contra países como Venezuela. 

La CIDH y la Corte IDH rigen sobre 20 países que han aceptado su jurisdicción. La Comisión ofrece recomendaciones y la Corte dicta sentencias que los estados deben cumplir. 

“Vemos en sus estatutos que la CIDH tiene la función principal de promover la observancia y la defensa de los derechos humanos en las Américas. De conformidad con el artículo 106 de la Carta de la OEA. Pero todo parece indicar que esa observancia es diferenciada: observa sin lentes a países como Colombia, donde hay masacres cotidianas, y se los pone para ver a Venezuela. Parece que solo defienden los derechos humanos en los países que les conviene a EEUU, nación que paga los gastos de la OEA y donde está su sede, en Washington, a pocas cuadras de la Casa Blanca. Nos debemos preguntar quiénes son los árbitros de estos organismos y a partir de qué moral, de qué fundamentos éticos y políticos señalan a unos países como violadores de derechos humanos y a otros ni siquiera los ven. Por ejemplo, les cuesta denunciar que en Chile existe una práctica sistemática de dejar ciegos a los manifestantes disparándoles a los ojos con armas antimotines”, destacó el director del portal LaIguana.TV. 

(LaIguana.TV)