El pasado miércoles, 59 venezolanos fueron desalojados por efectivos del Departamento de Migraciones y de la Policía Internacional de un campamento improvisado en una playa de la localidad de Iquique, al norte de Chile.

Según la Policía de Investigaciones (PDI), 31 personas, de un grupo de 61 que incluía a 11 menores de edad, fueron denunciadas «a la autoridad administrativa por ingreso clandestino al país», lo que violenta el artículo 69 de la Ley de Extranjería de ese país.

De acuerdo con la legislación chilena, esta instancia tiene a su cargo el «controlar el ingreso, egreso y reingreso de personas del territorio nacional y la fiscalización de la permanencia de extranjeros en el país, la validez y autenticidad de sus documentos de viaje y la libre voluntad de las personas de ingresar o salir de él», recuerda LaKalle.

Miguel Ángel Quezada, intendente (gobernador) de la región de Taracapá, justificó el desalojo, señalando que «la forma que ellos tuvieron de estar en el borde costero, no nos parece. Cuando uno llega a un país, tiene que respetar las normas de convivencia, y yo creo que ellos no la respetaron».

Los desalojados que pudieron demostrar la legalidad de su permanencia en el territorio chileno quedaron a su suerte en las calles de Iquique, mientras que el resto fue denunciado por la policía y puesto a la orden de las autoridades migratorias.

A este respecto, Quezada indicó que su oficina está «trabajando con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y otras ONG para darles alguna forma de albergue, donde puedan tener baños y residir mientras solucionan su problema».

Medios chilenos precisan que los migrantes levantaron el campamento improvisado en la playa, ante la imposibilidad de conseguir un cupo en alguno de los albergues de la ciudad.

Esto se debe, por una parte, al colapso de los centros de salud derivado de la pandemia, razón por la cual muchas de estas instalaciones han sido dispuestas como residencias sanitarias y por otra, al constante flujo de inmigrantes que diariamente atraviesan la frontera chilena procedentes de Perú o Bolivia.

«El número de inmigrantes que ha llegado a esta zona se calcula por los cientos cada día», precisa el medio y «según información de la misma intendencia regional de Tarapacá, hasta noviembre de 2020, se contaron más de 4.000 inmigrantes que cruzaron la frontera en solo tres meses».

(LaIguana.TV)