El efecto dominó que ha traído consigo la caída del presidente saliente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien incluso se expone a un segundo juicio político en su contra tras el asalto al Capitolio que protagonizaran sus seguidores el pasado 6 de enero, fue el tema elegido por el filósofo, comunicador y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela para la edición de su programa Desde Donde Sea de este miércoles 13 de enero. 
 
¿Qué se pretende con el segundo juicio político contra Trump?
 
Por un lado, explicó, se trata de una situación inédita en la historia estadounidense, pues ningún mandatario ha tenido que enfrentarse dos veces a un ‘impeachment’ y por otro, la situación para el mandatario es radicalmente distinta de cuando fue sometido juicio político por primera vez, porque entonces el Partido Republicano actuó como un bloque unificado. 
 
En este momento, Trump denunció que se había emprendido una cacería de brujas en su contra, pero en esta ocasión, diez representantes de su propio partido votaron a favor de su enjuiciamiento. 
 
Empero, acotó el experto, la votación de hoy no implica que Trump será enjuiciado, pues todavía la solicitud debe ser llevada al Senado, controlada, como máximo hasta el 22 de enero, por los republicanos. 
 
La propuesta de iniciar un segundo enjuiciamiento político en contra del presidente saliente se sucedió a la negativa del vicepresidente Mike Pence para activar la 25ª enmienda, con la cual la mayoría de su gabinete podía haberlo destituido, alegando que no estaba capacitado para gobernar. 
 
En opinión del analista, esta suerte de venganza del Partido Demócrata y de un ala no despreciable del Partido Republicano, activada a pocos días de que expire el mandato de Donald Trump, se explica porque este porque gobernó con gran prepotencia, se presentó como un ‘outsider’ de la política y se creyó lo suficientemente fuerte como para dividir a su propia tolda. 
 
Así las cosas, un sector importante del Partido Republicano apuesta por sacarlo de la escena política de manera permanente a través de una inhabilitación, pues mirando hacia las elecciones presidenciales de 2024, pretende anular cualquier posibilidad de que Trump, quien también dispone del respaldo de una base electoral firme y de miembros relevantes de la organización, se presente como candidato en una elección en la que ya se sabe que el presidente electo, Joe Biden, no será candidato. 
 
Con esta aprobación por parte de la Cámara Baja, Trump se convirtió en el primer presidente en ser sometido a juicio político dos veces durante su mandato. Antes, en febrero de 2020, fue absuelto en el Senado por presuntamente haber abusado de su poder, tras divulgarse una conversación en la que presionaba a su homólogo ucraniano para que investigara a su rival. 
 
Por otro lado, Pérez Pirela mencionó que es posible que el Senado se reúna para votar sobre el enjuiciamiento de Trump el próximo martes 19 de enero, a pocas horas de que Biden asuma el cargo y de postergarse la sesión, Trump podría ser inhabilitado aún sin estar en el cargo, según aseguró Mitch McConell (republicano), líder de la mayoría en el Senado.
 
En este caso, además, el tiempo es un factor decisivo. De un lado, en apenas siete días, Biden jurará en su cargo y Trump abandonará el poder y del otro, este ‘impeachment’ discurre en paralelo con la transición de senadores. 
 
La semana previa, explicó el también director de LaIguana.TV, los demócratas se hicieron del control de la Cámara Alta al obtener los dos senadores del estado de Georgia, pero su victoria todavía no ha sido certificada, lo que significa que McConell sigue siendo el líder de la mayoría. 
 
Estas especialísimas circunstancias permiten definir tres escenarios: a) si el Senado se reúne para votar antes del 20 sin que se hayan juramentado los senadores de Georgia, es muy probable que el juicio político no prospere, porque los republicanos tendrían los votos necesarios para impedirlo, b) si, por lo contrario, los senadores faltantes juran en sus cargos antes del 20 de enero y la Cámara Alta decide reunirse antes de la juramentación de Biden, demócratas y republicanos estarían empatados –suponiendo que el Partido Republicano decida no atentar contra Trump–, quedando en manos del vicepresidente, Mike Pence, el voto de desempate y c) tanto la juramentación de los senadores como la reunión del Senado tienen lugar tras la salida de Trump del poder, es posible que se active el juicio político. 
 
Sin embargo, Pérez Pirela destacó que lo anterior no implica necesariamente que el gobernante saliente resulte inhabilitado, pues para que esta decisión proceda, hace falta el respaldo de las tres cuartas partes de los miembros de la Cámara Alta, un escenario que no es muy probable. 
 
Trump se cae y Guaidó se queda colgado de la brocha
 
La debacle política de Donald Trump no solamente ha afectado a la política estadounidense, sino que a modo de efecto dominó, ha suscitado la caída de su principal protegido, el exdiputado Juan Guaidó, que con el respaldo de Washington se autoproclamó presidente interino de Venezuela en enero de 2019. 
 
Un indicio notorio en este sentido es que medios de comunicación públicos y privados que hasta hace poco tenían una línea favorable hacia él, han divulgado sus escándalos de corrupción. 
 
Al escándalo develado por The Washington Post en un extenso reportaje en el que se da cuenta de la apropiación indebida de dineros venezolanos por parte de pseudofuncionarios designados por él en los Estados Unidos y empresarios pertenecientes a su círculo íntimo, que además implicó transacciones fraudulentas con miembros del gobierno de Paraguay, se sumó otro, esta vez, en España. 
 
Según divulgaron medios españoles con base en información oficial, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, usó fondos públicos para sufragar el alojamiento de Guaidó en su comitiva cuando visitaron la capital española, el pasado 25 de enero, pese a que se trató de una visita personal del político y sus acompañantes.    
 
Tampoco el grupo Prisa, importante conglomerado español dueño de medios como El País, dejó pasar la ocasión para hacer leña del árbol caído. Juan Jesús Aznarez, reconocido analista político de derecha, evidentemente antichavista, quien además es uno de los directivos de Prisa, publicó un artículo en el que critica duramente al exparlamentario venezolano y asegura que sin Trump, se quedará literalmente «colgado de la brocha», pues su respaldo internacional será cada vez más precario. 
 
En el texto aparecido en El País el pasado 11 de enero, se indica que la Unión Europea ya ha empezado a marcar distancia. No se refiere a él como presidente encargado sino como líder opositor, en buena medida porque sus acciones siempre dependen del presidente estadounidense saliente. 
 
A este respecto, Aznarez señala en su texto que «el trastornado jefe de la Casa Blanca y una temeraria agrupación antichavista vendieron al mundo un caramelo envenenado: un presidente de Venezuela sacado de la manga, aceptado internacionalmente porque lo respaldaba el imperio y porque el despótico rumbo del régimen bolivariano era indefendible, una pieza a batir. 
 
Así, continúa el analista español, El hombre que amagaba con invadir Venezuela en nombre de la libertad y la democracia se marcha emporcándola, arrastrado de los pelos; Guaidó se queda colgado de la brocha». 
 
En este punto, Pérez Pirela especuló que si se está tratando de enjuiciar políticamente a Trump, es muy probable –incluso, inminente–, que en Venezuela se haga lo propio contra Juan Guaidó, tanto por el saqueo de los activos nacionales y los robos que él y su grupo han cometido, como por el sufrimiento que le han causado al pueblo venezolano. 
 
Aznarez asegura, además, que la oposición representada por Guaidó, perdió tiempo al plegarse «durante la legislatura a las fracasadas maniobras» de Donald Trump, Elliot Abrams, John Bolton, Marco Rubio y Mauricio Claver-Carone.
 
Y añade que la sugerencia de una intervención estadounidense en Venezuela, «tuvo el efecto de compactar a los chavistas y detener en seco los tanteos negociadores entre el régimen y un abanico opositor. Apostando por el empujón castrense, los extremistas nada hicieron para sumar fuerzas con Capriles y otras individualidades y apuntalar el ariete más temido y eficaz contra el Gobierno: la unidad antigubernamental». 
 
El experto venezolano estima que Guaidó –y Leopoldo López también– cometió el mismo error de Trump: actuar con prepotencia, creyendo que estaba actuando solo, que no tenía a nadie al frente, que el chavismo era inexistente y que eran los únicos que serían capaces de ejecutar acciones eficaces. 
 
Aznarez, quien adversa abiertamente al Gobierno Bolivariano, reconoció en su artículo que «al derrumbarse el mando republicano se derrumban monopolios, planes y tejemanejes opositores financiados por el Tesoro americano y las fortunas de exfuncionarios venezolanos en busca y captura por el chavismo, más por traidores a la causa que por ladrones, un oficio antiguo en la petrolera nacional», haciendo con ello referencia al exministro y expresidente de Petróleos de Venezuela, Rafael Ramírez, quien vive lujosamente en Italia, gracias al dinero que le esquilmó a la nación. 
 
Este analista asevera, asimismo, que Donald Trump «ha sido derrotado por la cronicidad de sus calenturas; la oposición, por los personalismos y menosprecio del poder chavista» y admite que «no sin razones, Maduro declaró que el mérito de haber pulverizado a la oposición correspondía a Trump y Guaidó, fabricado con engaños, redes sociales y mucho dinero».
 
Por último, Aznarez afirmó que aunque Juan Guaidó había llamado insistentemente al presidente electo de los Estados Unidos, ni él ni su equipo le habían respondido las llamadas.
 
Pérez Pirela vaticina que se viene días difíciles para Juan Guaidó, que pensó que podía apropiarse indefinidamente de los activos venezolanos sin que le pasara nada y puso a depender su supervivencia en las arenas políticas en la reelección de Trump. 
 
El triángulo Estados Unidos-Irán-Venezuela: ¿existen posibilidades de un conflicto a gran escala?
 
En la última sección del programa, el analista criollo se centró en mostrar las consecuencias geopolíticas de la caída en desgracia de Trump, que podrían generar una escalada de tensiones y agresiones todavía mayores contra dos países de los cuales el mandatario ha hecho punto de honor: Venezuela e Irán. 
 
Para introducir la discusión, aludió a la confesión que ayer hiciera el secretario de Estado, Mike Pompeo, relativa a la incautación en agosto de 2020 más de 40 millones de dólares en envíos de gasolina de Irán a Venezuela y que justificó diciendo que el dinero robado a Venezuela había sido desviado al Fondo de Víctimas del Terrorismo en los Estados Unidos.
 
Previamente, el Departamento de Justicia informó que se habían confiscado 1,1 millones de barriles de petróleo procedentes de Irán con destino a Venezuela, con la colaboración de socios extranjero y tras la incautación de la carga de cuatro tanqueros en agosto, Washington emprendió una escalada de sanciones en contra de esas dos naciones, provocando una escalada de demostraciones militares por parte de Irán. 
 
Más precisamente, puntualizó, la Armada iraní empezó ejercicios militares para renovar su técnica. Las maniobras Ectedar99 pondrá a prueba las capacidades de respuesta de las fuerzas de combate marítimo de la nación persa e incluyeron disparos de misiles en el Océano Índico, así como un notable alarde de los buques de guerra de fabricación iraní empleados para esos fines.
 
De otro lado, recordó que las tensiones entre Estados Unidos e Irán están agitadas desde 2018, cuando Washington se retiró unilateralmente del Acuerdo Nuclear con Teherán e impuso sanciones sobre el país persa que afectaron sus exportaciones petroleras. Adicionalmente, en un ejercicio de chantaje sin precedentes, la administración Trump obligó a la Unión Europea a suspender su comercio con Irán, que se había reanudado tras el acuerdo alcanzado entre la administración Obama y el gobierno iraní, so pena de ser sancionados ellos también.
 
Pero pese los 40 años de sanciones sostenidas, Irán ha conseguido grandes logros en diversos ámbitos, incluido el militar. La capacidad de sus Fuerzas Armadas es evidente claro y tiene industrias nacionales que la hacen independiente de la política que adelante los países del Norte del mundo para con ellos. 
 
En los estertores del gobierno trumpista, el Departamento del Tesoro lanzó una nueva batería de sanciones contra tres personas y 16 entidades, aduciendo que las entidades sancionadas están dirigidas por funcionarios, dicen ellos, que dependen directamente del líder supremo y el el secretario del Tesoro, Steven Mnunchin, se excusó diciendo que esto permite que la élite corrupta de Irán se enriquezca, un argumento que ya han esgrimido él y otros altos funcionarios estadounidenses para intentar justificar su cerco contra Venezuela. 
 
Ante este panorama, Miguel Ángel Pérez Pirela estimó conveniente preguntarse si Trump podría iniciar una guerra con Irán antes de abandonar la Casa Blanca y para responder, trajo a colación las declaraciones de Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes y archienemiga de Trump, quien manifestó su preocupación y su voluntad política para impedir que el mandatario iniciara acciones militares o pudiera acceder a los códigos de seguridad que permiten iniciar un ataque nuclear.
 
Adicionalmente, sus declaraciones también se refieren a la posibilidad de que en un intento desesperado por alargar artificialmente su mandato, el presidente saliente decidiera atacar militarmente a Irán.
 
El filósofo venezolano ve en esto una excusa similar a la que empleara Guaidó para autonombrarse «dictador eterno de Venezuela», porque ya no es ni siquiera diputado y no puede, aún por vías fraudulentas e interpretaciones interesadas del texto constitucional, sostener que es el «presidente encargado» del país. 
 
En su opinión, también es evidente que Irán sopesa este escenario, pues el pasado viernes, altos comandantes de la Guardia Revolucionaria Islámica develaron una enorme base de misiles subterránea a lo largo de la costa del Golfo Pérsico y horas antes, Estados Unidos desplegó bombarderos con capacidad nuclear en el Golfo y declinó retirar su único portaaviones en la zona, alegando que Teherán podría clamar venganza por el asesinato del general Soleimani, ocurrido en enero de 2020.
 
Así las cosas, estima que lo único que ha impedido que Trump haya atacado militarmente a Irán y que disuadirá en el futuro a otros presidentes estadounidenses de hacerlo, es el poder nuclear que posee la nación persa. 
 
Así las cosas, recordó que fue el gobierno de Barack Obama, en el que Joe Biden ejerció como vicepresidente, el que avanzó en negociaciones con Irán y a partir de los nombramientos hechos por Biden, se puede especular que pretendería regresar a la política de la era Obama, abriendo canales de diálogo y discusión de las sanciones, en oposición a la política republicana, basada en un corte abrupto de todo canal de comunicación entre estos Estados. 

 

(LaIguana.TV)