Las autoridades sanitarias regionales de Castilla-La Mancha retrasarán la administración de la segunda dosis de la vacuna contra el COVID-19 en la residencia de ancianos de Lagartera, en Toledo, donde un brote afectó a 77 de sus 78 residentes.

La administración de la segunda dosis de la vacuna de Pfizer estaba prevista para el día 3 de febrero, 21 días después de que todos los residentes recibieran la primera, «ahora hay que esperar a que todos pasen la cuarentena» dijeron a Sputnik fuentes de la Consejería de Sanidad castellanomanchega.

En esta residencia de ancianos comenzaron a registrarse los primeros síntomas de un brote seis días después de la vacunación de sus usuarios, que tuvo lugar el 13 de enero.

De los 78 ancianos ingresados, 77 dieron positivo por COVID-19, siete fallecieron posteriormente y cuatro permanecen hospitalizados.

Cinco días después de las vacunaciones también presentaron síntomas varios de los 33 trabajadores, que actualmente se encuentran «casi en su totalidad» de baja por COVID-19, según informaron fuentes de la Organización No Gubernamental (ONG) Mensajeros por la Paz, que gestiona el centro.

El vicepresidente de la Asociación Española de Vacunología, Fernando Moraga, apuntó, por su parte, a preguntas de Sputnik que «cuando hayan pasado los 21 días de la primera dosis y lleven ya más de tres días sin síntomas, se pueden vacunar», explicó.

Sobre el hecho de que se infectaran después de vacunarse, Moraga añadió que «a los seis días, la protección es mínima; aunque también cabe la posibilidad de que estuvieran ya infectados cuando les vacunaron, porque el periodo de incubación puede ser de hasta 8 días», explicó.

Se da la circunstancia, además, de que la localidad donde se ubica el centro, de apenas 1.300 habitantes, tuvo la mayor incidencia de toda su región (Castilla-La Mancha) en la tercera semana de enero, con 6.973 casos por 100.000 habitantes y su alcalde pidió a sus vecinos que se autoconfinaran.

(Sputnik)