En una nueva clase de sus Viernes de filosofía, el especialista venezolano Miguel Ángel Pérez Pirela disertó sobre el complejo pensador alemán Immanuel Kant, sobre quien expresó que cambió sustancialmente la historia de la filosofía del conocimiento -la epistemología- al amalgamar de manera única las ideas empiristas y racionalistas que hasta entonces predominaban en este campo del pensamiento. 

“Kant se centra en la teoría del conocimiento, es el padre de la epistemología moderna. Su intuición fundamental, aunque a él no le gustaría la palabra intuición, es que deja de preguntarse por el objeto del conocimiento para centrarse en el sujeto que conoce, al momento de responder a la pregunta ¿qué debo conocer?”, explicó el moderador de este espacio, edición especial de los viernes del programa Desde Donde Sea. 

Pérez Pirela comenzó dando algunos datos biográficos de Kant, quien nació y permaneció la totalidad de su lapso vital, entre 1724 y 1804, en Königsberg, Prusia. “Era neurótico, perfeccionista, detallista. Dicen que una vez se dañó el reloj de la iglesia y para ponerlo a la hora exacta, esperaron a que Kant saliera a dar su paseo diario alrededor de la plaza porque eso indicaba que eran las 3 en punto de la tarde. Kant cambió la historia del pensamiento filosófico al aplicar nuevas teorías, un corpus filosoficus, para aponer patas arriba la filosofía del conocimiento, la epistemología, y los conceptos mismos de ciencia y de moral. Su gran obra Crítica de la razón pura, la escribió tardíamente, a los 57 años. Luego, en los nueve años subsiguientes hubo una edición revisada y completó el resto de su obra”. 

El aporte kantiano a la filosofía se basó en la respuesta a cuatro preguntas fundamentales: ¿Qué puedo saber? (epistemología); ¿qué debo hacer? (ética); ¿qué me cabe esperar? (antropología y religión); y ¿qué es el hombre? (antropología). 

“Hasta ese momento en la historia de la filosofía del conocimiento, conocíamos algo que abstraíamos del objeto, nadie se preguntaba por el sujeto de conocimiento, sino por el objeto. Kant cambia esa noción, al sostener que conocemos un objeto y, al conocerlo, ese objeto es determinado por la estructura de conocimiento que tenemos los sujetos que lo conocemos”. 

Para guiar a la audiencia hacia el foco del planteamiento de Kant, preguntó: “¿Ustedes creen que lo que están viendo es la realidad, es decir, que al momento de conocer las cosas que están viendo, son realmente las cosas que están viendo? ¿Esta taza que siento con mis manos, la puedo realmente conocer? ¿Este bolígrafo que estoy tomando, si lo toma otra persona, sentiría la misma textura, el mismo peso que yo estoy sintiendo?”. 

Puntualizó que hasta Kant, la epistemología se dividía en dos vertientes: 

El empirismo. Planteaba que solo se puede conocer a partir de los sentidos, de la experiencia, que es la única fuente real. El autor fundamental de esta corriente es David Hume, quien parte de lo que Kant llama la intuición sensible, que permite conocer al objeto empírico. Es una idea opuesta a los conceptos puros (que tienen que ver con, la otra corriente: el racionalismo). Esta forma de acceso al conocimiento ocurre a posteriori, porque nadie conoce un objeto antes de percibirlo con sus sentidos. El problema de esta visión, según Kant, es que termina en un escepticismo radical, niega que cualquier conocimiento universal y necesario pueda existir, niega la ciencia. 

El racionalismo. Sostiene que la realidad se conoce deductivamente. Conocemos por la razón. No conocemos por la experiencia, porque los sentidos nos engañan. Los exponentes principales son René Descartes y Christian Wolff, aunque puede decirse que tiene su fundamento en Platón. Según Kant, su limitación es que desemboca en una metafísica dogmática. 

“Kant plantea que ni lo uno ni lo otro. Por eso se habla de una revolución epistemológica y también moral, porque valga decir que Kant es más conocido por sus ideas morales sublimes que por su teoría epistemológica en cuanto tal. Respecto a esta última, argumenta que la forma viene de otro lado, que no es el objeto. Viene de las categorías que el sujeto le da a la materia, que le aporta a la realidad”, describió. 

“Para Kant, ni las categorías solas son conocimiento ni tampoco el objeto por sí mismo. Hizo un coctel entre entendimiento y la sensibilidad. Afirmó que ‘los pensamientos sin contenido son vacíos y las intuiciones sin concepto son ciegas’ y dijo que “el entendimiento no puede intuir nada, ni los sentidos pueden pensar nada, solo de la unión entre conocimiento empírico y el entendimiento es que puede salir el conocimiento’. Así responde Kant a la pregunta de qué puedo conocer”. 

Por la densidad y extensión del tema, en este primer programa, se remitió al Kant epistemológico, es decir, responder al ¿qué puedo conocer? En próximas emisiones se hablará del Kant ético. 

“Kant es hijo de la Ilustración. Para entenderlo hay que entender ese fenómeno histórico. Por eso sostiene que la humanidad llegó a la mayoría de edad con la Ilustración. En pleno siglo XVIII, sostenía que ya no se justifican sistemas políticos autoritarios ni paternalistas. Debe ser la humanidad misma quien decida su destino. La libertad debe ser el fundamento de todo pensamiento político –observó-. En su obra más importante, Crítica de la razón práctica, cuando se pregunta qué puedo conocer, de alguna forma está criticando toda la filosofía anterior a sí mismo. Se opone incluso al gran Aristóteles, por eso su revolución se considera copernicana”. 

Acotó que antes de Kant existía el sujeto que conoce, quien debía adaptarse a la verdad del objeto. Es decir, la epistemología daba todo el poder al objeto del conocimiento y el sujeto solo abstraía del objeto su forma. 

“Aristóteles decía que todo objeto tiene materia (de lo que está hecho) y forma (las características que lo identifican como tal). Ambas son inherentes al objeto del conocimiento. El hombre conoce la forma que está en la materia del objeto a través de la abstracción. Kant niega esto. Dice que quien conoce, en el momento de conocer, le está dando algo al objeto conocido. Acaba con el dogma del objeto como capital del conocimiento. Todo aquel que conoce, le ofrenda, le otorga algo al objeto conocido. Aristóteles llama al objeto ente y sustancia porque se sostiene por sí mismo, y es una verdad indiscutible. Kant lo vuelve una realidad discutible. Antes de Kant el conocimiento consistía en una adaptación pasiva del sujeto al objeto. Kant contradice ese lugar privilegiado del objeto y plantea que para estudiar el conocimiento debo estudiar no solo al objeto, sino también al sujeto”, agregó. 

Ante algunas preguntas de la audiencia, aclaró que Kant no se refería a lo ontológico, nunca planteó que se haga existir al objeto al percibirlo. Su teoría se refiere al conocimiento del objeto. “Existe para mí a partir del momento de alumbrarlo con mi entendimiento. Si creáramos las cosas al verlas, seríamos dioses, seres que crean ex nihilo, de la nada”, puntualizó. 

Un filósofo hermético 

Pérez Pirela advirtió que Kant es uno de los filósofos más complejos de toda la historia del pensamiento humano, un pensador hermético que creo un sistema propio en el que muchas de las definiciones son intrínsecas de dicho sistema. Las palabras y conceptos no tienen el mismo significado que se les atribuye comúnmente, sino uno muy particular, que el filósofo les asignó. 

En ese sentido, a su juicio, es el filósofo por excelencia, pues es propio de la filosofía no dejar muñeco con cabeza, preguntarse de forma necia sobre lo que parece obvio, relativizar el poder del conocimiento que los otros quieren imponernos. “Los niños en eso son espectaculares. Una rama de un árbol puede ser un fusil, una espada, un hacha o una escoba que vuela. El mayor de los peligros posibles es cuando todos estamos de acuerdo en algo. Kant coloca entre comillas, relativiza, pone en cuestión el hecho de que el objeto que conocemos sea una especie de informante absoluto que a través de un proceso de abstracción revela su esencia”. 

Enfatizó que la contribución fundamental de Kant es fundar el método trascendental, que se pregunta qué necesito yo para conocer, cuáles son las condiciones de posibilidad para que el individuo pueda conocer. Así supera al racionalismo y al empirismo.  

Detalló que la palabra “trascendental” en la nomenclatura kantiana es una de las que adopta significado específico. No es un sinónimo de importante o fundamental, como ocurre en el lenguaje común, sino que se refiere al estudio de las condiciones que hacen posible que el sujeto conozca. Trascendental, para Kant, quiere decir que se ocupa no tanto de los objetos, cuanto de nuestro modo de conocerlos. 

Destacó la influencia que tuvo Hume en el pensador alemán. “Kant dijo que Hume lo despertó del largo sueño dogmático que lo hizo dormir Descartes. Ahora bien, según Kant, todo conocimiento tiene en su origen en la experiencia, es decir, que da un voto al empirismo, pero va más allá de los límites del empirismo y funda una vía epistemológica tercera, alternativa, que podríamos llamar el apriorismo”. 

A priori es otro de los términos que Kant resignifica. En su obra se refiere a esas condiciones previas que existen en el sujeto y que influyen en su conocimiento del objeto. 

Otros dos conceptos fundamentales en este autor son: 

 –Noúmeno. Es la realidad en sí del objeto, incognoscible para nosotros. 

-Fenómeno. Es el objeto que se nos presenta a los sentidos. No es la sustancia fundada en sí misma, sino lo que se muestra y existe porque lo veo. Siempre se conoce en un espacio y en tiempo, es espacio-temporal. Deja de ser el protagonista del conocimiento y pasa a serlo el individuo que percibe el fenómeno y lo coloca en categorías. Esas categorías lo hacen existir como objeto. Dichas categorías parten del sujeto, del entendimiento que clasifica en categorías a los objetos. 

-Condiciones de posibilidad. Se encuentran a priori en el sujeto y no en el objeto. Se conoce mediante una estructura previa del sujeto, que no tiene que ver con el objeto. 

-Juicios analíticos. Son aquellos en los que el predicado está contenido en el sujeto. Ejemplo: un triángulo tiene tres lados. No es necesario ir a la experiencia para saberlo. Son universales y necesarios. No aportan conocimiento. 

-Juicios sintéticos. El predicado sí aporta algo nuevo al sujeto. Ejemplo: los gatos son simpáticos, es un juicio que aporta algo más sobre los gatos, a partir de la experiencia. Son a posteriori, empíricos, no universales ni necesarios. Sí dan conocimiento, pero son particulares y contingentes. 

“En la Crítica de la razón pura (para Kant crítica significa una especie de examen) propone el conocimiento científico contra el empirismo y coloca los límites a la razón, contra el racionalismo. Es una fusión entre la experiencia y la razón. Una primera conclusión es que la filosofía transcendental se ocupa del modo cómo el sujeto conocer el objeto”, precisó. 

“La necesidad de integrar el empirismo y el racionalismo fue clara para Kant. Entendía que con ninguno de los dos, por separado, se puede hacer ciencia. Quiere fusionarlos para que uno aporte conocimientos pero que estos sean universales y necesarios y a priori. Mezcla razón y experiencia, racionalismo y empirismo. Un ejemplo es la idea de que “todo lo que ocurre tiene una causa”. Es un juicio sintético porque el predicado tiene una causa no está incluida en todo lo que ocurre, aporta algo nuevo a nuestros conocimientos. Es sintético porque posee necesidad y universalidad que no provienen del objeto, sino del sujeto y sus estructuras a priori. Razón y sujeto tienen una estructura a priori que aplica a los datos que le vienen de los sentidos. Todo objeto conocido lo es por un sujeto que lo determina al momento de conocerlo”. 

Citó una frase de Kant en la que esta idea de complementariedad queda expuesta: “El entendimiento no puede intuir nada, ni los sentidos pueden pensar nada”. 

Sujeto protagonista 

Al recapitular lo esencial de la clase sobre el Kant epistemológico, Pérez Pirela subrayó la forma como este autor refutó uno de los principios aristotélicos, lo que da una idea de la profundidad del cambio que generó. “Para Aristóteles, materia y forma hacen parte de la realidad del objeto. Para Kant, la forma no es más un modo de ser el noúmeno, incognoscible, sino modos de conocer del sujeto para acceder al conocimiento del objeto. Lo que el sujeto conoce de las cosas es lo que el mismo sujeto ha puesto en ellas. Coloca al sujeto como protagonista del acto del conocimiento y con ello trastoca la historia de la epistemología. Todo nuestro conocimiento está determinado por nuestras estructuras de conocimiento. Todo sujeto conoce a partir de su forma de conocer que determina al objeto conocido. Conocemos la realidad según nuestro modo de conocer y no según la realidad en sí. Las categorías son nuestras y no del objeto que conocemos. El sujeto ordena las caóticas intuiciones sensibles según sus categorías. La forma es entonces la contribución del sujeto al objeto de conocimiento. El sujeto le da forma al objeto conocido. Lo forma y lo transforma. El sujeto impone a la realidad sus estructuras de conocimiento a priori”, resumió. 

Comentó que, en términos de, por ejemplo, la actividad de los medios de comunicación modernos, este enfoque echa por tierra ideas muy arraigadas, como la de la objetividad. “Eso no existe porque todo objeto conocido, lo es por un sujeto. Cuando oigan esos noticieros que presumen de ser objetivos, sepan que la objetividad no existe”.  

El punto de vista kantiano también puede aparecer en la realidad cotidiana de las personas. “La vida es un malentendido. Cuando alguien reprocha diciendo: ‘no eres el mismo o la misma que conocí’, Kant preguntaría ‘¿y qué diablos conociste cuando conociste?’, porque el objeto de conocimiento no tiene culpa de las categorías que el sujeto le coloca”. 

(LaIguana.TV)