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Los argumentos para justificar las agresiones contra determinados países cuentan, entre otros factores, con la ingenuidad, la ignorancia y hasta la estupidez de buena parte del público. Por ejemplo, el ministro francés de Asuntos Extranjeros, Jean-Yves Le Drian, asegura que los bombardeos ejecutados por Estados Unidos, Francia y Reino Unido en Siria destruyeron una buena parte del arsenal químico de esa nación.

 

Pero, luego de reflexionar un poco, ¿quién puede creer que una forma limpia de neutralizar arsenales químicos sea volarlos con misiles?

 

El más elemental sentido común indica que si se hace estallar una instalación que alberga materiales tóxicos, estos se liberarán a la atmósfera, a los suelos y a las aguas circundantes. De esa manera, la fuerza militar que supuestamente intenta evitar el uso de armas químicas contra civiles estará, muy por el contrario, convirtiéndose en el dedo que oprime el botón para detonarlas.

 

Si se les da crédito a las supuestas informaciones de inteligencia que motivaron el ataque a Siria, la destrucción de un arsenal químico de las características que supuestamente tenía el de este país, por muy «quirúrgica» que hubiese sido la operación, habría causado una gigantesca contaminación en Damasco y otras localidades y hoy los muertos se estarían contando por miles.

 

Además, una liberación no controlada de esa escala afectaría no solo a Siria, sino también a todos sus vecinos, incluyendo el mejor aliado de EE.UU. en todo el orbe, el Estado de Israel. De ser cierta la existencia de tal arsenal, los primeros que se hubiesen opuesto a un ataque tan brutal en la casa de al lado habrían sido las autoridades hebreas, pues una simple corriente de aire pondría en grave riesgo a su propia población.

 

¿Cómo se destruyen, en verdad, las armas químicas?

Para entender lo disparatado que sería bombardear instalaciones de guerra química en una zona como el Medio Oriente, con el supuesto objetivo de neutralizarlas, basta con revisar cómo fue el trabajo de campo realizado en 2014 para desmantelar la industria de armas de esta naturaleza que, efectivamente, tenía Siria y que accedió a eliminar, bajo la supervisión de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).

 

En enero de 2014 se realizó una gigantesca operación multinacional, en la que intervinieron nueve países, para llevarse de Siria el material existente para ese entonces, así como los equipos utilizados para elaborarlos. Se dijo oficialmente que eran 1 mil 300 toneladas de gas sarín, gas mostaza y gas nervioso VX.

 

La operación realizada fue todo lo contrario de un bombardeo. Fue una gran campaña que debió eludir meticulosamente las múltiples amenazas de un país envuelto en un conflicto civil con grandes intromisiones externas. El solo traslado dentro del territorio sirio hasta el puerto de salida fue una misión de gran peligrosidad cuyo propósito fundamental fue evitar cualquier tipo de explosión o trauma que pudiera liberar los productos tóxicos.

 

Alemania, Rusia, China, Italia, Noruega, Finlandia, Dinamarca, Estados Unidos y, por supuesto, Siria, participaron en la operación coordinada por la ONU, en la que se utilizaron camiones blindados y buques de alta tecnología debidamente escoltados por convoyes militares para transportar los peligrosos productos hasta plantas de descontaminación en varios de los países mencionados. Algunos materiales fueron tratados dentro de los barcos especializados en esa tarea, y luego descargados en alta mar, en aguas internacionales. Supuestamente ya en ese momento habían dejado de ser letales.

 

En reportajes publicados en esa ocasión, se advertía que las medidas de seguridad en todo ese periplo fueron sumamente estrictas. Incluso, los periodistas invitados a presenciar la operación, tuvieron que bajar del barco danés en el que viajaron cuando estuvo listo el primer despacho. Se señaló que aunque estén embaladas con todas las normas de prevención estas armas son de alto riesgo.

 

Basta comparar lo delicada y peligrosa que fue esta operación para entender lo absolutamente ingenuo que es creer que Estados Unidos, Reino Unido y Francia destruyeron limpiamente un arsenal químico a fuerza de misiles.

 

(LaIguana.TV)