El pueblo ecuatoriano tuvo que pagar las consecuencias de la funesta decisión del expresidente ecuatoriano Rafael Correa, quien decidió apoyar la candidatura de Lenín Moreno a la presidencia y tras su triunfo, se marchó a vivir a Bélgica.  

Para el filósofo y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela, la apuesta de Correa por Moreno, que antes de servir como su vicepresidente era «un empresario de medio pelo, sin prácticamente ínfulas políticas ni ningún tipo de relevancia», resultó en un fallo absoluto, porque el actual mandatario ecuatoriano carece de cualquier valor moral e intelectual y su paso por el poder mostró la estofa de la que estaba hecho.   

«Dale poder a alguien y verás quién es (…). Desgraciadamente, es así», destacó, pues a su parecer, «el poder está lleno de aduladores».  

De otro lado, en su opinión, no menos cierto es que «que existe una especie de pase de factura de EEUU hacia Correa por la expulsión en 2014 de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID) del territorio ecuatoriano, tras 60 años de supuesta cooperación económica».  

Previamente, el expresidente ecuatoriano había cerrado las bases militares estadounidenses presentes en su territorio, una decisión soberana que le granjearía la enemistad de Washington, como se lo advirtiera el entonces presidente venezolano, Hugo Chávez.  

Así, recordó Pérez Pirela, Chávez le dijo a su homólogo y amigo que jamás le perdonarían «haber expulsado a los gringos», ni durante su presidencia ni después de ello.  

 (LaIguana.TV)