Pese a la avalancha de críticas que ha recibido tras su viaje a Moscú, el Alto Representante de la Unión Europea, Josep Borrell no piensa renunciar.

Borrell compareció ante los eurodiputados para rendir cuentas de su reciente viaje a Moscú, la encerrona en la rueda de prensa conjunta y la expulsión de diplomáticos que numerosos eurodiputados han considerado como una humillación para la UE, reseñó ABC este miércoles.

Borrell dijo que la misión de su viaje era comunicar la preocupación de la UE sobre la represión del opositor Álexei Navalni y dejar clara la defensa de la democracia por parte de la UE. Según dijo, criticó al gobierno de Vladimir Putín, que -a su juicio- ha asumido «una fuerte deriva autoritaria» y «no deja ningún espacio para una apertura democrática para el Estado de Derecho».

Ante los ataques de los eurodiputados, trató de defenderse llevando el argumento hacia el gobierno ruso, puesto que, «escuchando a algunos de ustedes, parece que fui yo quien los expulsó de Rusia a los diplomáticos europeos, cuando fue Lavrov», el ministro de Exteriores ruso.

Borrell insistió en que, a pesar de todo, entiende que «hay temas en los que es necesario, inevitable, cooperar con Rusia. Pero para cooperar hacen falta dos y el poder ruso ha decidido hacerlo de otra forma; deberemos buscar otros caminos. Ahora sabemos mejor lo que podemos esperar de Rusia. Lo que hay que hacer es analizar en todas las instancias europeas con inteligencia y serenidad, cuáles pueden ser nuestros futuros pasos para definir nuestra relación con Rusia».

El eurodiputado estonio Riho Terras pidió a la Comisión Europea que despida al Alto Representante “si el señor Borrell no dimite por su propio pie” mediante una petición que sobrepasa las 50 firmas de apoyo. “La visita en sí misma fue un desastre total”, dijo en una entrevista con Euronews.  

(Agencias)