El vicepresidente segundo del Gobierno de España, Pablo Iglesias, planteó en el Congreso de los Diputados la necesidad de debatir sobre el papel de los medios de comunicación y la falta de mecanismos para tutelarlos. Su intervención causó revuelo y hay quienes denuncian un intento de censurar y controlar a la prensa.

«Los poderes mediáticos, en buena medida, definen las agendas, los temas de los que se habla y los temas de los que no se habla. Deciden qué voces y qué opiniones puede escuchar la ciudadanía y cuáles no», «los poderes mediáticos han tenido, y siguen teniendo, una capacidad enorme para ejercer presiones sobre los actores políticos», «¿sabe cuál es la diferencia del poder mediático respecto al poder Ejecutivo, al Legislativo y al Judicial? que no hay ningún elemento de control democrático» y «está concentrado en pocas manos, fundamentalmente en manos de bancos, grandes empresas y fondos buitre».

Estas fueron algunas de las palabras con las que el vicepresidente Pablo Iglesias planteó el debate en el Parlamento español sobre el papel de los grandes medios de comunicación, un tema harto debatido en otros países, especialmente en América Latina, pero que, en España, según asegura Iglesias, sigue siendo un tema «tabú».

Algunos periodistas y medios de comunicación en el país interpretaron estas palabras como un intento de censurar y controlar a la prensa. La periodista Ana Rosa Quintana, conductora de uno de los programas matutinos con mayor audiencia, le respondió así:

«Iglesias exige en el Congreso la mordaza para los medios de comunicación críticos porque dice que tienen más poder que él. Asegura que los ciudadanos no tienen ningún control democrático sobre la prensa y que a los políticos los elige el pueblo cada cuatro años. Señor Iglesias, a mí me eligen cada día, cada hora, cada minuto porque no hay nada más democrático que el mando a distancia, y a usted lo ha elegido vicepresidente Pedro Sánchez».

Lo cierto, es que con la intervención de Iglesias el debate sobre el papel de los medios de comunicación quedó servido en la mesa.

(Sputnik)