La dialéctica, concepto fundamental dentro del pensamiento del filósofo alemán Georg Hegel (1770-1831), fue el tema elegido por Miguel Ángel Pérez Pirela para desarrollar en la más reciente edición del viernes filosófico en Desde Donde Sea. 
 
Pese a que han transcurrido casi dos siglos desde la muerte de Hegel, Pérez Pirela precisó  que sus ideas han impregnado de manera indiscutible casi todo el pensamiento Occidental posterior, en tanto sirvieron como puente entre la Filosofía Moderna y la Filosofía Contemporánea. 
 
Immanuel Kant y Georg Hegel como bisagras del pensamiento contemporáneo
 
En el criterio del filósofo venezolano, entre la vida de Immanuel Kant (1724-1804) y la de Hegel se sentaron las bases de la Filosofía Contemporánea en Occidente, alimentadas en buena medida por el Iluminismo francés, que puso en centro del debate al ser humano dotado de razón. 
 
Así, relató, la Ciencia y la Técnica surgieron como protagonistas del devenir histórico, a contrapelo del pensamiento que dominó en el Medioevo, donde el protagonismo de las discusiones filosóficas lo tenía Dios. 
 
Georg Hegel no fue indiferente a este cambio de foco, pues cuando ocurre la Revolución Francesa (1799), tiene 19 años. El evento marcará profundamente al pensador, particularmente en lo tocante los ideales de igualdad, libertad y fraternidad.
 
De su parte, Kant, en su discusión epistemológica en torno al empirismo y al racionalismo, critica muy especialmente la relación inductiva del primero con el objeto de conocimiento y plantea, en su lugar, que si bien no puede prescindirse de la experiencia en el acto de conocer, el objeto puede ser conocido porque el sujeto que conoce le aporta algo de sí. 
 
Hegel pondrá esta noción «patas arriba», al ofrecer como respuesta al debate entre el empirismo y el racionalismo que «lo racional es real y lo real es racional». La consecuencia directa de esta idea es que todo es cognoscible, además forma parte de un sistema.
 
Podría asegurarse, por tanto, que cada pieza solo cobra sentido cuando se le ve como parte de un todo y la verdad solamente puede ser la totalidad. En eso, explicó el también director de LaIguana.TV, consiste la llamada «filosofía del absoluto» de Hegel.
 
Así, precisó que el pensamiento de Hegel «es muy particular», puesto que, tras su muerte, de él abrevaron tanto el pensamiento de todas las izquierdas –Marx a la cabeza, pero no solo–, como las derechas –extremas o no– e inclusive, el nazismo. A su parecer, esto ocurrió porque en su obra hay elementos que se prestan a «hermenéuticas variopintas». 
 
Las bases del sistema filosófico hegeliano: el papel de la dialéctica
 
Para ilustrar la manera como funciona todo el sistema filosófico hegeliano, Pérez Pirela invitó a la audiencia a imaginar un triángulo. En el vértice superior estaría la naturaleza, y en la base, de un lado se ubicaría la mente humana y del otro, el espíritu absoluto. En general, agregó que la propuesta de Hegel funciona a partir de tríadas. 
 
Son estos componentes –naturaleza, mente humana y espíritu absoluto– los que caracterizan el sistema filosófico hegeliano, que se completa al añadir en el centro del triángulo la dialéctica, cuyo rol es fungir de engranaje entre los tres componentes, al dotarlos de movimiento. 
 
Desde su punto de vista, el concepto de dialéctica puede catalogarse, como «una de las propuestas más interesantes del pensamiento hegeliano», pues de él derivan, entre muchos otros, el concepto de alienación que luego resignificara Marx. 
 
Seguidamente, explicó que el concepto de dialéctica hegeliana es movimiento, devenir, y se sustenta en tres «tiempos»: el primero es la tesis, el segundo, la antítesis y, por último, la síntesis. En la tesis se afirma, en la antítesis se niega lo afirmado y en la síntesis se resuelve la contradicción planteada entre la tesis y la antítesis. 
 
Aclaró que el momento antitético no anula la tesis ni la desecha, puesto en la negación está comprendida la afirmación y, además, puntualizó que también es verdad el recíproco: en la tesis, la negación –antítesis– está presente y esto sucede porque las cosas se definen a partir de lo que no son. 
 
Es decir, la dialéctica avanza la idea de que la realidad es siempre dinámica, siempre está en movimiento, una herencia del pensamiento de Heráclito, quien aseguraba que lo único permanente es el cambio. 
 
De modo tal que al entender la dialéctica, se puede asegurar que toda afirmación contiene una negación que la enriquece y también puede decirse que la negación no significa una mera oposición, lo que da cuenta de un principio de contradicción que conduce a una síntesis. 
 
Por ello, insistió el experto criollo, para Hegel no se pasa de la tesis a la síntesis, prescindiendo del momento antitético. 
 
Para ilustrar esta conclusión, planteó el problema en términos ontológicos: si quiere definirse al ser, tendría que pensarse en el no-ser. El ser, para Hegel, es objetivo (tesis) y se opone al ser subjetivo (antítesis, no-ser). Con base en esta contradicción, explicó, se arriba a una síntesis, el devenir, en el que se puede ser tanto el ser como la nada, es decir, el no-ser. 
 
Apuntó, asimismo, que esta noción es muy útil para entendernos como seres humanos, siempre atravesados por la contradicción. De allí que fuera determinante para el Existencialismo, tanto el del danés Søren Kierkegaard en el siglo XIX, como el de los franceses Jean-Paul Sartre o Albert Camus en el siglo XX, por citar algunos ejemplos. 
 
Para redondear, señaló que al ser la síntesis un momento que implica transformación incesante, el pensamiento dialéctico avanza a partir de las contradicciones, pues son las que le otorgan dinamismo. 
 
El espíritu absoluto y la dialéctica del amo y el esclavo
 
Con base en la dialéctica, Georg Hegel desarrolló un pensamiento ético según el cual la tesis es el individuo, es decir, el espíritu subjetivo (yo), al tiempo que la sociedad funciona como la antítesis, en tanto sus instituciones, al tratar de aplastar y dominar al individuo, lo niegan. 
 
La respuesta –síntesis– que ofrece para esta contradicción, es el llamado «espíritu absoluto», cuya expresión viene dada por la Filosofía, la Religión, y el Arte, pero acaso la consecuencia más trascendente de esta ética es la dialéctica del amo y el esclavo, un concepto que determinará prácticamente todo el pensamiento crítico posterior.
 
Sintéticamente, puede expresarse en estos términos: «todos intentan dominar. El dominio se logra cuando se obtiene el reconocimiento por parte del otro, el dominado». 
 
Pérez Pirela explicó que esto significa que el dominado solo existe porque existe un dominador y viceversa. Empero, destacó que el dominador acaba siendo esclavo del dominado, porque purga por su reconocimiento. De ahí que Hegel concluyera que «la lucha de los seres es, por ello, una lucha por el reconocimiento». 
 
De esta idea han derivado potentes sistemas de pensamiento como el marxismo o el psicoanálisis, así como las teorías feministas, la teoría ‘queer’ y distintas formas de lucha asociadas al reconocimiento de los oprimidos en el mundo y al cambio de situaciones que pueden considerarse como injusticias sustentadas en la dominación. 
 
No en balde, a partir de la dialéctica del amo y el esclavo puede concluirse que el que se somete en la relación de dominación no desaparece, sino que se convierte en esclavo y toma otra identidad. 
 
En este contexto, el esclavo es aquel que al momento de someterse, pierde su identidad. En contraste, el amo posee una identidad que solamente es posible si el esclavo se la otorga. 
 
Visto lo visto, Pérez Pirela comentó que, por ejemplo, de la dialéctica del amo y el esclavo surgen elementos como los que abordara Sigmund Freud en el desarrollo del Psicoanálisis: el deseo, la conciencia, el miedo o la creación del mundo, o como la alienación, categoría tomada y resignificada por Marx, en tanto son la resulta del trabajo opresivo. 
 
Para concluir, reiteró que Hegel estableció el último gran sistema filosófico, con el cual se funda la llamada Filosofía Contemporánea. Por eso, las ideas hegelianas son transversales a prácticamente toda elaboración filosófica posterior, más allá de la alineación política o ética de sus proponentes.
 

(LaIguana.TV)