La implacable deforestación de selvas y bosques, en particular de la Amazonía, es una de las causas estructurales de brotes de enfermedades como la Covid-19 y otras que vendrán, pues la destrucción de ecosistemas ha causado profundos desequilibrios y la propagación de las zoonosis, que son enfermedades humanas provenientes de los animales. 

El programa Desde Donde Sea del martes 9 de marzo se separó un tanto de las noticias del día para profundizar en la investigación acerca de las causas reales de fenómenos como el coronavirus, más allá de las explicaciones políticas que se han dado, entre ellas las que el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó al mundo al acuñar el término “virus chino”. 

“Vamos a revisar el tema desde el punto de vista del oikos y el logos, que es la ecología, el estudio de la casa, para precisar cuáles son los desvíos que derivan en virus como el coronavirus. Específicamente, veremos cómo la deforestación tiene un impacto en el andamiaje de esta pandemia”, dijo Miguel Ángel Pérez Pirela, el presentador del programa. 

Una selva en venta por Facebook

Difícilmente una revisión del problema de la deforestación puede comenzar por otra nación que no sea Brasil, el gigante suramericano que tiene dentro de sí la mayor parte de la Amazonía. En ese país, en 2019, se desforestó un área de 36 mil kilómetros cuadrados, cifra que lo ubica como líder en esa indeseable estadística con 40% de toda la superficie deforestada del planeta, seguido por República Democrática del Congo, Indonesia y Perú. 

“Los datos duros son impresionantes: la Tierra ha perdido el 15% de su superficie vegetal en los últimos 50 años. El sudeste asiático, donde se localiza el origen del SARS-CoV-2, pierde cada año el 1,2% de su masa forestal. Con ello se disminuye la biodiversidad, se estresan los supervivientes, se debilitan sus defensas y entran en contacto con el ser humano. Eso sucede cuando se elimina la selva en beneficio de la ganadería y la agricultura intensiva que usa muchos fertilizantes y pesticidas”, expuso Pérez Pirela para comenzar a establecer la relación entre los graves desequilibrios ecológicos mundiales y las enfermedades que azotan a la humanidad. 

“La gente habla del virus chino, de los murciélagos en el mercadito de Wohan, pero las causas eficientes son, entre otras, los daños a los ecosistemas, la deforestación, la expulsión de los animales de sus hábitats, la invasión del ser humano a sus espacios naturales”, planteó. 

“¿No estará en la alimentación industrial el origen de la Covid-19 o de virus raros que han de venir en el futuro? –se preguntó-. Por ejemplo, se sabe que el síndrome de las vacas locas se originó por triturar huesos de ganado y dárselos como alimento a las mismas reses, cortando el equilibrio de la cadena de alimentación de la naturaleza, lo que evidentemente trae consecuencias”. 

Reseñó una investigación de la BBC de Londres, en la que se muestra cómo se están vendiendo parcelas deforestadas de selva amazónica brasileña a través de los anuncios clasificados de Facebook. Leyó algunos extractos de dicho trabajo periodístico: 

“Algunas de las parcelas en oferta a través del servicio de anuncios clasificados de Facebook son tan grandes como 1.000 campos de fútbol. (…) Tras conocerse esta información, el Supremo Tribunal Federal de Brasil ha ordenado una investigación sobre la venta de zonas protegidas que  incluyen bosques nacionales y tierras reservadas para los pueblos indígenas. Facebook dijo que estaba ‘listo para trabajar con las autoridades locales’, pero indicó que no tomaría ninguna acción independiente para detener el comercio”. 

“El líder de una de las comunidades indígenas afectadas instó a la empresa de tecnología a hacer más. Y, de acuerdo a lo que afirman activistas, el gobierno del país no está dispuesto a detener las ventas. (…) Según Ivaneide Bandeira, directora de la ONG medioambiental Kanindé, ‘los invasores de tierras se sienten muy empoderados hasta el punto de que no se avergüenzan de entrar en Facebook para hacer negocios ilegales de tierras. (…) Cualquiera puede encontrar las parcelas invadidas ilegalmente escribiendo palabras como bosque, selva nativa y madera en la herramienta de búsqueda de Facebook Marketplace, y eligiendo uno de los estados amazónicos como ubicación”, indica el reportaje de BBC

“Se trata de la Amazonía a la carta. Se está vendiendo la Amazonía a retazos y por Facebook”, recalcó Pérez Pirela. 

Las protestas contra esta destrucción sistemática no tienen casi ninguna repercusión en los grandes medios de comunicación, salvo pequeñas notas como la que indica que once organizaciones ecologistas y líderes indígenas llevaron esta semana al grupo de supermercados Casino a los tribunales de Francia. Señalan la responsabilidad del grupo en la deforestación de la Amazonía con la venta de carne procedente de la ganadería extensiva en Brasil y Colombia. 

Explicó el moderador que Casino es una de las grandes marcas de distribución masiva de alimentos y otros productos de consumo masivo en Europa y algunos países latinoamericanos. 

Hizo un paréntesis en la presentación de los datos para comentar un meme en el que se observa una selva deforestada, con la leyenda “Canadá cuando va a tu país”; y una foto de unas montañas impecables, parecidas a las de la serie animada Heidi, con la frase: “Tú, cuando vas a Canadá”. A su juicio, allí se resume de forma magistral el doble rasero del llamado mundo desarrollado. “Los países del norte son ricos por las cuentas bancarias, pero son pobres en recursos. ¿Qué tiene Japón? ¿Qué puede exportar Francia? El sabor, lo sabroso, la naturaleza, la Pachamama está en el sur del mundo, allí está todo el recurso natural que se necesita para seguir viviendo en el planeta tierra”, aseveró. 

Retornando al tema de la venta por pedazos de la Amazonía brasileña, citó de nuevo el reportaje de BBC, para señalar que “la estrategia común es deforestar la tierra y luego suplicar a los políticos que deroguen su estado de protección, sobre la base de que ya no cumple su propósito original. Los acaparadores de tierras pueden entonces comprar oficialmente las parcelas al gobierno, legalizando así sus reclamos”.  

El resultado es que la deforestación en la Amazonía brasileña está en su punto más alto en diez años. Esto tiene que ver con la complicidad gubernamental, más que evidente en un gobierno como el de Bolsonaro. 

La selva amazónica alberga una de cada diez especies conocidas en el planeta, el gobierno de Bolsonaro recortó en 40% el presupuesto de inspecciones de la Ibama, la agencia federal que se encarga de regular la deforestación. 

El caso de Colombia

Pérez Pirela lamentó que estas denuncias no se limiten a Brasil.  

“Se está dando una deforestación alarmante también en Colombia. Según Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y Desarrollo Sostenible  (FCDS), más de 75.000 hectáreas de bosque fueron deforestadas en 2019. Esto dio origen a una explosión vial en la región, abriendo nuevos frentes de colonización y apropiación de tierras. Más de 280 kilómetros fueron abiertos en áreas que hoy tienen grandes fincas consolidadas con corral, casa, ganado y familias administrando”, reveló. 

“Colombia es un país de terratenientes. Seguramente muchas de estas tierras están en manos de la oligarquía bogotana y de las oligarquías regionales que han florecido a partir de Pablo Escobar y de su hijo político, Álvaro Uribe Vélez”, acotó. 

Los materiales recopilados por el Equipo de Investigación de Desde Donde Sea indican que el gobierno colombiano sigue sin resolver el problema estructural de la tierra, que es el meollo del drama de la deforestación. Pérez Pirela va aún más allá, al señalar que es la causa de la guerra civil continuada que ha vivido el país vecino durante más de medio siglo. “La tierra es, en general, la causa fundamental de los problemas sociales de Latinoamérica. No en balde la Ley de Tierras, promulgada por el gobierno de Hugo Chávez en 2001, estuvo, junto con la Ley de Hidrocarburos, en la génesis de los golpes de Estado que se dieron contra él y que se siguen dando contra Nicolás Maduro”, alegó. 

Recientemente, el presidente colombiano, Iván Duque, presentó la política nacional para el control de la deforestación y la gestión sostenible de los bosques, que se espera sea una ruta para los próximos diez años. Los analistas neogranadinos advierten que para sacarla adelante, el gobierno tendrá que sentarse a negociar con organizaciones campesinas, indígenas y otros sectores sociales con los que no ha tenido buenas relaciones.  

La misma prensa colombiana admite que la campaña Artemisa, contra la deforestación, sigue sin dar golpes contundentes contra los grandes financiadores y ejecutores de esos crímenes.

“El problema es que el gobierno colombiano no ejerce poder, no tiene auctoritas en amplios sectores del territorio. Todos los habitantes se sienten colombianos, pero es un país donde hay tres estados: el burgués, el paramilitar y el guerrillero”, dijo, reafirmando un tema que ha tratado en anteriores programas dedicados a Colombia y en varios de sus libros y artículos publicados durante los últimos años. 

Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), los departamentos más afectados por la deforestación en Colombia son Meta, Guaviare y Caquetá, que tuvieron un incremento de 82,8% al pasar de 35 mil hectáreas taladas en el primer trimestre de 2019 a 64 mil en los tres primeros meses de 2020 “por obra y gracia el desgobierno de Duque en Colombia”, apostilló el presentador. 

Añadió que la respuesta de Duque ante los daños al medio ambiente ha sido la típica de un gobierno neoliberal. En lugar de dialogar con las comunidades, ha enviado refuerzos militares. Se han desplegado diez batallones de alta montaña y cinco de selva en zonas donde la deforestación está disparada, pero no se han atendido los problemas de comunicación evidente con las comunidades que están en el terreno. Se ha capturado a 68 personas, entre ellas 20 menores de edad, pero entre ellos no hay determinadores, es decir, los financiadores, la causa del problema. “Las comunidades no confían porque han sido testigos de la captura de campesinos en zonas de poca presencia del Estado e invadidas por disidencias de las FARC”, indica una nota periodística. 

Otro país afectado por la deforestación es Argentina. El ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, Juan Cabandié, dijo que en 2020 en ese país se perdieron 400 mil hectáreas de bosques nativos, 300 mil por incendios forestales y 100 mil por deforestación. “Si seguimos con esta tasa de deforestación, en 70 años nos quedaremos sin bosques nativos en Argentina”, avizoró el funcionario. 

Pérez Pirela leyó un mensaje del usuario Omar Rojas, quien lo invitó a abordar la situación del Arco Minero en Venezuela, donde, según se observa en las imágenes satelitales de Google, también existe una deforestación intensa.  

“No cabe la menor duda de que el Arco Minero está en el ojo del huracán, pero es difícil encontrar datos duros al margen de la propaganda contra Venezuela. Los datos que podemos encontrar son casi todos amañados y los datos oficiales también son difíciles de encontrar”, explicó. 

Relación deforestación-Covid-19

Explicó que al proceso de eliminación de selvas y bosques, que pasan a ser usados como espacios para la agricultura y la ganadería, se le conoce como sabanización. Ocurre en muchos de los lugares donde se produce la destrucción de la Amazonía y amenaza la supervivencia de numerosas especies de animales, lo que reduce la biodiversidad. 

“Si usted agarra siete kilómetros del trópico, encuentra más biodiversidad que en toda la superficie de Alemania. Pero la destrucción de los bosques y selvas está causando la disminución de esa riqueza y convirtiéndose en concausa de las enfermedades que hemos conocido en los últimos y años y las que, lamentablemente, conoceremos de ahora en adelante”, enfatizó. 

De nuevo, los datos vienen en respaldo de las afirmaciones. La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que 70% de los brotes epidémicos registrados en el mundo, incluyendo el coronavirus, el ébola y hasta el sida, tienen su origen en la pérdida de biodiversidad, causada en gran medida por la deforestación y la destrucción de hábitats naturales como selvas y bosques, que supone a su vez la extinción de especies y el desequilibrio entre ellas. 

“Esto coloca la discusión en otro plano, diferente a la trampa de Trump y su virus chino. Perdimos un año discutiendo sobre los murciélagos y los peces espada en el mercadito de Wohan. La industria alimentaria internacional está rompiendo todos los equilibrios de los ecosistemas. El origen de la Covid-19 y de los virus que vendrán radica en esas rupturas de equilibrios. No olvidemos que cuando hablamos de un sistema, la existencia de cada elemento depende de la coexistencia de los otros elementos”. 

Varios expertos confirman la tesis de la OMS. A un año de los primeros contagios de Covid-19, el exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Sarukhán Kermez, dijo que “todas las principales pandemias del mundo han surgido de los sistemas ecológicos, empezando con la peste bubónica”.  

Antonio Lazcano Araujo, miembro de El Colegio Nacional de México, recalcó que “en los últimos 40 años, las estadísticas demuestran que un 60% de todas las pandemias que se han desarrollado son zoonosis, es decir, son el resultado de patógenos que viven en una relación muy armoniosa con los animales hacia nosotros”.  

Añadió este científico que “el tráfico de especies exóticas es una forma extraordinariamente para que los núcleos urbanos entren en contacto con los parásitos”.  

Julia Carabias Lillo, bióloga y maestra en Ciencias por la UNAM, criticó que cuando se analizan las causas de estas enfermedades, solo se abarquen los aspectos económicos y sanitarios, y no los ambientales y los hábitos de consumo, ni se tenga en cuenta que los humanos somos una especie invasiva.  

Fernando Valladares, profesor del Museo Nacional de Ciencias Naturales, perteneciente al Centro Superior de Investigaciones Científicas de España dice que “un trabajador de una actividad forestal en el Amazonas que haya estado en contacto con una especie animal infectada con un virus puede estar en Europa en cuestión de horas, eso es la globalización”. 

Como un detalle más de la actitud irresponsable hacia la naturaleza, destacó que Francia está talando robles centenarios para restaurar la catedral de Notre Dame. “Todo el mundo lloró por esa iglesia, a pesar de que era solo una copia de la original, destruida mucho antes. Mientras tanto, se estaba quemando media Amazonía y nadie la lloró. Ahora, antes de que termine marzo, talarán un millar de robles centenarios para rehacer La torre en forma aguja de 96 metros, tal como lo prometió Emmanuel Macron. ¿Qué diría san Francisco de Asís de todo esto? –preguntó Pérez Pirela-. Esto hace recordar a Einstein, cuando dijo que ‘hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana, y sobre la primera tengo mis dudas’”. 

Añadió que el destacado filósofo Enrique Dussel, en las clases de ética que está impartiendo actualmente, ha estimado que, al paso que van sus tendencias autodestructivas, al ser humano no le quedan más de cien o doscientos años en este planeta. 

Alerta sanitaria planetaria

Luego del recorrido por una de las causas profundas de la actual pandemia, Pérez Pirela informó que la OMS acaba de decretar a América Latina como región de alerta sanitaria planetaria por la Covid-19.  

Esa condición tiene que ver con las nuevas cepas que muestran una mayor velocidad de contagio y pueden acabar con las personas en apenas 48 horas.  

“Vamos a extrañar la Covid-19 tal como la conocimos. Por eso se están decretando nuevos confinamientos en diferentes países”, advirtió.  

Las tres variantes potencialmente más peligrosas que la original son: 

Cepa del Reino Unido o B117, que se diseminó con grandes mutaciones en el otoño de 2020. Se caracteriza por su rápida y fácil propagación. En España se asegura que será mayoritaria en marzo. 

Cepa Sudafricana o B1351. Detectada en octubre, comparte algunas mutaciones con la anterior. 

Cepa Brasileña o P1, que se identificó por primera vez en viajeros provenientes de Brasil en Japón. Contiene un juego de mutaciones adicionales que podían afectar su capacidad para ser reconocida por los anticuerpos. España prohibió los vuelos de Brasil. 

Indicó que dada la cercanía con Brasil y luego de la detección de los primeros casos de pacientes con esta cepa, en Venezuela el gobierno decretó un nuevo paquete de medidas restrictivas sobre las aglomeraciones. 

“Para quienes piensan que la pandemia terminó, les tengo malas noticias: esto apenas está comenzando. Dejemos la estupidez supina de las matrices de opinión y entendamos que las causas de la Covid-19 son estructurales, y entre ellas está la deforestación de los bosques y selvas”, recapituló. 

(LaIguana.TV)