Aunque es conocido fundamentalmente por sus aportes en el campo de la economía, Carlos Marx también fue un filósofo para quien las ideas no eran un mero divertimento teórico, sino una vía para transformar al mundo. 

En un nuevo Viernes de Filosofía, Miguel Ángel Pérez Pirela ofreció una clase sobre esta arista en la obra de Marx, a quien calificó como un filósofo del sufrimiento. 

“Luego de analizar la semana pasada a Hegel era natural desembocar en Marx, considerado como el más importante de los hegelianos de izquierda, una precisión que es necesario hacer porque, como lo dijimos el viernes anterior, de las ideas de Hegel nacieron corrientes de izquierda y también de derecha, incluso hasta llegar a los nazis”. 

Explicó que Marx desarrolla conceptos de Hegel como la dialéctica, la alienación y la tensión entre el amo y el esclavo. 

“Marx nace en Tréveris (Alemania), en 1818 y muere en Londres en 1883. Fue un hombre del siglo XIX, el siglo de la Revolución Industrial, el del auge del pensamiento positivista científico de Darwin. Entender a Marx es entender el siglo XIX”, dijo el filósofo y comunicador venezolano al ubicar cronológicamente al personaje analizado. 

“La filosofía marxista puede verse en muchas formas. La principal manera de enfocarla ha sido siempre su fuerte pensamiento económico, que ha determinado al marxismo y que, en muchos casos, ha sufrido desviaciones. Él fue un abogado devenido en filósofo y economista y a través de la historia ha sido muy vilipendiado. De su obra se habla mucho, pero se estudia poco. A menudo se confunde el pensamiento filosófico con el económico”, puntualizó. 

Elementos fundamentales de la filosofía marxista

“De Marx además puede decirse que postuló una filosofía del sufrimiento (del pathos), aunque muchos puedan estar en desacuerdo con esta interpretación que parece cercana a la escuela hermenéutica europea. Es una filosofía del sufrimiento porque Marx es hijo del sufrimiento de su época. Paul Ricoeur dijo que es uno de los integrantes de la Escuela de la Sospecha junto a Nietzsche y Freud”, subrayó. 

El expositor insistió en que no debe olvidarse en ningún momento el lugar histórico desde el que habló Marx: el de un mundo en plena Revolución Industrial, que fue un cambio repentino en el devenir del ser humano. “Nace el concepto de obrero, un ser extraído de su tierra, de la naturaleza, que era la esencia del trabajador, del campesino. Con la Revolución Industrial, una parte importante de la gente es llevada por los pelos a las grandes ciudades y deviene en obrero, un individuo que terminó alienado por ser una pieza más de un sistema de producción industrial”. 

En una primera aproximación, aparecen ya conceptos básicos del planteamiento filosófico del pensador alemán: entre ellos tienen mucho peso el del trabajo y la alienación, entendida como la separación, como la no pertenencia, la ruptura de la identidad entre el ser humano y aquello que produce. 

Insistió en que, para comprender mejor el sistema de ideas desarrollado por Marx, es necesario ubicarse en el tiempo histórico que vivió. “Imaginemos por ejemplo el cambio que implicó la masificación de la luz artificial, el impacto brutal que tuvo la llegada del bombillo a las ciudades. Aceleró todos los tiempos humanos (igual que está pasando con internet ahora). Cambiaron los horarios de sueño. Ya se podía producir de día y de noche. Se modificaron los tiempos del fenómeno de la explotación. Fue un cambio en el concepto mismo de trabajo. La industrialización convirtió al hombre en un ser explotado, aplastado, utilizado como medio y no fin. Allí se centra la crítica de Marx al capitalismo, quien señalaba que ‘son todos, hombres, mujeres y niños, meros instrumentos de trabajo, entre los cuales no hay más diferencia que la del coste’ y decía que ‘el desarrollo de la gran industria socava, bajo los pies de la burguesía, las bases sobre las que esta produce y se apropia de lo producido. Produce, ante todo, sus propios sepultureros’”. 

Reseñó Pérez Pirela que Marx empezó a escribir a muy temprana edad. A los 30 años ya había escrito varios libros, incluyendo La ideología alemana y El Manifiesto comunista, esta última una obra conjunta con Federico Engels, que data de 1848, y que cambió completamente el devenir de la historia sociopolítica. Otras de sus obras son El Capital, de 1867, Contribución a la crítica de la economía política, El 18 brumario de Luis Bonaparte y Tesis sobre Feuerbach. “Una literatura extensa, dura, crítica. Leerlo no es un paseo por un jardín. Es una filosofía dialéctica, en términos hegelianos”, advirtió. 

Una filosofía pragmática

A juicio del presentador, la filosofía de Marx tiene el germen de la antifilosofía. “Hay una crítica a la filosofía en Tesis sobre Feuerbach, cuando dice que ‘los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo’. Es una crítica de la praxis. Por eso podemos decir que la suya es una filosofía pragmática, que tiene que acabar en algo, en la transformación del mundo”. 

“Esto significa que para Marx la filosofía no era un mero divertimento teórico, sino que debía propender a la transformación de su situación –enfatizó-. En El manifiesto comunista plantea una revolución que está naciendo, es imparable y está llegando a todas partes. Tiene un sentido de la historia muy interesante, dice que toda la historia de la sociedad humana es una historia de lucha de clases. El poderoso siempre ha intentado mantener su control sobre el pobre, haciendo este último una persona totalmente desdichada”. 

La filosofía marxista quiere, pues, llegar a la praxis revolucionaria. Para ello parte de la tesis de que todo lo que existe en el universo es puramente material. No hay lugar para elementos metafísicos Es una filosofía materialista, en concordancia con la época de Darwin, cuando se descarta la existencia de un dios creador.  

“Las relaciones humanas son también materiales y se realizan en una sociedad de presupuestos materiales. Se basan en la estructura amo-esclavo. No son igualitarias. La igualdad debe buscarse. Existen dos clases: La burguesía poseedora de los medios de producción y el proletariado que vende su fuerza de trabajo para sobrevivir. La infraestructura económica viene dada por el conjunto de relaciones sociales. La superestructura, en tanto, es la legitimación de estas estructuras fundadas en la desigualdad”, dijo Pérez Pirela, desgranando varias de las nociones medulares del pensamiento marxista. 

“La legitimación de la explotación, que se le considere natural, es el centro de las críticas de Marx. Su finalidad, su elemento teleológico es crear otra legitimación, basada en una sociedad de hombres libres e iguales. La explotación acabara cuando se instaure una sociedad comunista en la que ninguna clase domine a la otra”, recalcó. 

Otro concepto nodal es el de ideología. “En Marx es un concepto negativo, es una especie de excusa que utiliza la clase dominante para eternizar su poder sobre el proletariado y así eternizar sus propios privilegios –explicó-. La ideología política dominante entonces sostenía que el hombre ya habría alcanzado las máximas cotas de libertad. Marx lo consideraba falso. La ideología religiosa, en tanto, legitimaba la explotación al plantear que los designios de Dios son la causa de los hechos del mundo. De allí uno de sus asertos más famosos, el de la religión como opio del pueblo, algo que lo adormece, que no permite que vea su realidad de explotación”. 

Trabajo y familia

“Condición primordial de la historia, entendida como lucha de clases, es la existencia real, material, de los seres humanos. Para vivir hay que satisfacer ciertas necesidades básicas que unen a hombres y animales. La diferencia es que el animal es pasivo y el ser humano es activo porque produce sus medios de subsistencia a partir de la razón y la imaginación. Transforma la naturaleza. Actúa, acciona sobre la naturaleza de forma positiva. El trabajo diferencia a los hombres de los animales. Es el elemento cultural de transformación de lo natural”, prosiguió Pérez Pirela en su tarea de sacar en limpio las nociones básicas de la filosofía de Marx. 

“Otra necesidad del hombre, además de las básicas, es establecer lazos con otros seres humanos. Satisfacer la necesidad del instinto sexual y, entre otras cosas, procrear. Al hacerlo, la necesidad sexual se vuelve un nuevo vínculo: la familia, un concepto fundacional de la filosofía marxista. Es la primera célula social pero señala que con ella se multiplican las necesidades”, agregó. 

La conciencia social es otro concepto principal. “Nace para satisfacer las necesidades que derivan de la estructura familiar. Ayuda al desarrollo de la historia y del progreso. De los lazos sociales surge la división del trabajo. De la relación con los otros surge la conciencia social”, apunto.  

Especificó que con la división del trabajo, bajo la óptica de Marx, aparecen:  

 –La distribución desigual de la actividad laboral como de los productos que devienen de ella.

-La propiedad privada.

-La formación de las clases sociales y la conciencia de clase que se refiere a los objetivos e intereses de cada una.

Según Marx, en la sociedad capitalista la burguesía tiene la propiedad privada de los medios de producción y al hacerlo compra la fuerza de trabajo al proletariado, que la vende a cambio del salario. Surge allí la idea de la alienación. “Es el fenómeno por el cual el ser humano se siente ajeno al producto de su trabajo. Aunque refleja una realidad cruel, me parece un concepto hermoso y casi poético en el que se funda la angustia del sufrimiento de Marx. Es el obrero que produce alimentos y no tiene los medios para alimentarse; es el obrero de la construcción que no tiene vivienda. Se hace ajeno al producto de su trabajo porque una vez que lo produce, deja de pertenecerle. Ya no reconoce eso que produce como suyo. No hace lo que le es propio. Trabaja para que el burgués acumule capital”. 

Concretó que Marx distinguía tres formas de alienación: 

La del obrero respecto al fruto de su trabajo. La burguesía no solo forja solo su propia destrucción sino también a su propio sepulturero, que es el proletariado, si hace la revolución. 

-La del obrero respecto al acto de producción. En la actividad productiva, el obrero se siente extraño a lo que hace y por eso trabaja forzosamente. No es tratado como un ser humano. 

-La del hombre respecto del género humano. El trabajo alienado hace al hombre extraño a la naturaleza porque la destruye para producir. Y respecto a los demás hombres porque entra en una competencia desleal con el resto de los seres humanos. 

“Surge de todo esto la necesidad de la unión de los proletarios de todos los países. Alienta a la clase explotada a unirse, a hacer valer su condición mayoritaria y así atreverse a tomar el control. No plantea reformas ni rebeliones, sino una revolución”, subrayó. 

Sobre la propiedad privada

Pérez Pirela destacó la importancia que tiene en el ideario marxista su postura sobre la propiedad privada. Al respecto, citó una de sus frases: “Os aterráis de que queramos abolir la propiedad privada, como si ya en el seno de vuestra sociedad actual, la propiedad privada no estuviese abolida para nueve décimas partes de la población”.  

De esa línea de pensamiento surge la convicción de que toda propiedad privada es producto de un acto de robo, planteamiento que ha movilizado muchas luchas sociales y ha derivado en revoluciones y cambios políticos. “Para Marx estaba muy claro que la burguesía no puede arriesgarse a perder la propiedad privada porque sin ella perdería el control sobre el proletariado”. 

Volvió sobre otra concepción sustantiva y muy crítica de Marx, como es la de historia. Para ello, citó otra de sus frases célebres. “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa”. 

En el tramo final de su disertación quiso también destacar la postura de Marx respecto a Dios, que tiene mucha relación con la que había asumido Feuerbach, para quien Dios es una proyección de lo que cada quien tiene en sí. “Crees en el amor como propiedad divina porque amas. Crees que Dios es sabio y bondadoso porque no conoces algo superior en ti mismo que la bondad y la inteligencia, y crees que Dios existe, que es un ser, porque tú mismo existes y eres un ser”. 

Interacción

Varios de los participantes en este Viernes de Filosofía resaltaron la importancia de estudiar a fondo a Marx, particularmente en un país como Venezuela, donde ha estado en desarrollo un proceso revolucionario. 

El usuario Darwin 2021 Zulia propuso que “todo candidato chavista debería pasar un examen teórico marxista como mínimo”. Pérez Pirela aplaudió la idea, señalando que “la formación es fundamental para la actividad política porque un político no formado es una bomba de tiempo”.  

La audiencia también coincidió en que debería haber un mayor énfasis en el estudio de la filosofía en los programas de Educación Media. “Yo creo que debería ser una asignatura obligatoria en todo el bachillerato porque es una estructura de pensamiento. Y, claro, tendría que impartirse con acento en la filosofía descolonial”, afirmó el moderador. 

Reflexionando acerca de los desarrollos que ha tenido el pensamiento de Marx a lo largo de más de siglo y medio, Pérez Pirela aseveró que “Marx no es el marxismo ni los partidos comunistas ni los estados o gobiernos que se han declarado marxistas” y añadió que “hay un marxismo negro y corrientes feministas y hasta ecologistas, un amplio espectro de determinaciones teóricas y prácticas”. 

En un interesante intercambio acerca de los esfuerzos que implica la preparación de estas clases virtuales de filosofía, explicó que es una labor que obliga a ir a las fuentes originales y también revisar el trabajo de personas que están dedicadas a la divulgación de temas filosóficos a través de plataformas digitales. “Es necesario aprender a desaprender para no resultar demasiado hermético, pues la idea es compartir y democratizar estos conocimientos”. 

En el transcurso de la disertación, Pérez Pirela hizo un paréntesis para comentar acerca de un meme, muy a propósito del tema de Marx, en el que un sujeto le pregunta al otro por qué usa un iPhone siendo militante de izquierda. El interrogado riposta con otra pregunta: ¿por qué disfrutas de vacaciones, pensiones y seguro social, si eres de derecha. “Da en el clavo porque todas esas reivindicaciones fueron producto de las luchas de la izquierda”. 

(LaIguana.TV)