El filósofo, comunicador y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela destinó la edición 268 de su programa Desde Donde Sea a presentar un panorama de la compleja situación sociopolítica que se vive en España y las alarmas relativas al debilitamiento de su ya frágil democracia.
Entre los temas abordados por el experto estuvieron la renuncia de Pablo Iglesias al gobierno para presentarse como candidato a la Comunidad de Madrid, el auge de expresiones nazis y neofranquistas, el fondo de las protestas desatadas por el encarcelamiento del cantautor Pablo Hasél y las «heridas de la pandemia»
Iglesias deja el gobierno para ser candidato y la derecha cierra filas
Pablo Iglesias, dirigente histórico de la organización izquierdista Unidas Podemos, dejó su cargo como segundo vicepresidente del gobierno de Pedro Sánchez, con la intención de presentar su candidatura a las elecciones de la Comunidad de Madrid, que tendrán lugar el venidero 4 de mayo.
Pérez Pirela relató que la decisión habría sido adoptada el pasado 11 de marzo y este 15 de marzo Iglesias difundió un video dirigido a la militancia y simpatizante de Podemos en el que aseguró que en esos comicios «se juega mucho más que la presidencia de la comunidad».
Las elecciones fueron adelantadas por la actual presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, dirigente del derechista Partido Popular (PP), a partir de una «ruptura unilateral» del pacto electoral. Tras el anuncio de Iglesias, hizo un llamado a la unidad de la derecha y decidió cambiar su eslógan de campaña a «comunismo o libertad».
En opinión del también director de LaIguana.TV, no puede entenderse cómo en un país de la Unión Europea, que se precia de venderse como epítome de la civilización, se estructura campaña política como que si estuviésemos en los años 20 del siglo pasado o en la plena época del marcarthysmo, en plena Guerra Fría.
Además, cuestionó el presunto talante comunista de Iglesias y de su organización política, que, en su juicio, están bastante lejos del comunismo, por lo que esta táctica de Díaz Ayuso no es otra cosa que propaganda.
La dirigente derechista cargó contra Iglesias, aseverando que sus políticas representan «pobreza», «caos» y «colas de hambre» y exhortó a la unión de quienes se encuentran en el centro y la derecha del espectro ideológico para hacer fracasar su candidatura.
En el juicio del analista venezolano, la postulación de Iglesias sacude la política española, ocasionando cambios en el gobierno y en los liderazgos de Unidas Podemos, si bien también podría aprovecharse la ocasión para que Podemos revitalice sus opciones para gobernar la capital española.
De otra parte, Díaz Ayuso aseguró, pretendiendo hacer una broma, que los españoles le «debían una», puesto que habían logrado «sacar a Pablo Iglesias del gobierno».
La política, de acuerdo con la investigación adelantada por el equipo de Desde Donde Sea para esta edición, estaría pretendiendo los comicios para erigirse como una de las principales líderes del PP, a partir de una coalición con otras organizaciones políticas de la extrema derecha que pueda tener impacto nacional.
El franquismo y el nazismo gozan de buena salud en España
Miguel Ángel Pérez Pirela considera que en España, país siempre muy presto a señalar con el dedo supuestos fallos en las democracias latinoamericanas, experimenta hoy un incremento preocupante de expresiones nazis y franquistas.
Desde su punto de vista, este preocupante asunto hunde sus raíces en la manera como esa nación transitó de la dictadura de Francisco Franco –cuyo culto no se ha extinguido– a la actual democracia, de la mano de un rey hoy evadido de la justicia.
Estas expresiones de tinte nazi y franquista se evidencian en las cada vez más recurrentes manifestaciones en las que abiertamente se reivindican esas banderas, que, además son plenamente autorizadas por el gobierno.
Así, se preguntó por qué resurgen esos ecos del pasado y si podrían considerarse como parte del ejercicio de la libertad de expresión dentro de una democracia o, por lo contrario, existen motivos para encender las alarmas.
A su parecer, esta idea del franquismo y el nazismo como formas políticas válidas dentro de una democracia, contrasta fuertemente con el trato que se le dio a quienes protestaron por el encarcelamiento de Pablo Hasél, quienes fueron duramente reprimidos por la Policía.
Para sustentar su posición, citó extensamente al politólogo español Guillermo Fernández Vásquez, quien asegura que aunque es cierto que «estos grupos neofascistas han existido desde el inicio de la democracia», no lo es menos que en los últimos años han cobrado protagonismo, debido a «un ambiente político que los favorece».
De este modo, continuó citando, «el auge de una extrema derecha parlamentaria como Vox, con una fuerza considerable de escaños, pero sobre todo con una fuerza cultural importante, donde la derecha está siendo cada vez más hegemonizada por la extrema derecha, hace que estos grupos neofascistas se sientan respaldados y envalentonados para tener mayor visibilidad, para atreverse a hacer cosas que antes no se atrevían a hacer. Y, así, donde hace un año o hace tres, podían organizar pequeños actos, conferencias, actos minoritarios, especialmente en lugares cerrados, ahora se atreven un 8 de marzo a arruinar un mural feminista, desplegar pancartas o boicotear diferentes actos visibles o públicos, algo que hace años no hubiera sido posible».
Por ello, agregó, no cabe la menor duda que en estos últimos años, la extrema derecha, maquillada en muchos casos con partidos y caras jóvenes, se han permitido avanzar en sus propósitos y hoy se ve con estupor cómo están tomando espacios que antes había perdido.
Refirió, además, que Vox mantiene en España a Leopoldo López y que fue invitada a Venezuela por Juan Guaidó y el grupo extremista que le secunda. Empero, la situación es todavía más grave, toda vez que hay una extrema derecha venezolana golpista que está viviendo protegida en España por Vox, el PP y hasta por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), es decir el ‘establishment’ de España, que es responsable del resurgimiento del fascismo en ese país.
Seguidamente, el analista apeló a las reflexiones del historiador italiano Steven Forti, quien sin dejar de coincidir con Fernández Vásquez, apunta que «la nueva extrema derecha mundial» encarnada en personajes como Donald Trump, Jair Bolsonaro, Matteo Salvini, la familia Le Pen, Viktor Orbán o Vox no pueden catalogarse como «fascistas o neofascistas», «su protagonismo político y mediático sí que ha alentado el resurgimiento de grupos radicales que hasta hace poco se creían reducidos».
Así, añade Forti, «si en el clima general la extrema derecha tiene más peso electoral, mediático y protagonismo público, evidentemente que esos sectores más radicales, directamente neonazis, se sienten más apoyados y envalentonados para hacer declaraciones públicas como las que hemos visto recientemente en Madrid».
En este punto, el comunicador advirtió que Vox no solamente es la tercera fuerza política de España y un partido franquista, fascista, sino que, «poco a poco» ha ganado espacios en lugares clave como el parlamento catalán y, además, es el único partido que sube en las encuestas.
En su parecer, esto tiene su fundamento en la protección que le otorga el Estado español a corrientes de extrema derecha neofascistas.
Regresando a las consideraciones de Fernández Vásquez, precisó que este politólogo estima que «la locomotora política y cultural de la galaxia de la extrema derecha es Vox, y como esa locomotora va cada vez más rápido, sus furgones de cola, sus sectores más radicalizados también avanzan. Aunque vox todavía no lidera políticamente a la derecha en su conjunto, sí es verdad que culturalmente la batalla de las ideas la va ganando, es decir, quien marca el terreno, el rumbo dentro del conjunto de las derechas españolas es la extrema derecha, es vox. Es vox quien orienta a las derechas sobre qué posiciones tomar respecto a la historia de España, respecto del feminismo, migración, economía y sobre cuestiones simbólicas, como el uso de la bandera».
Vox, acotó Pérez Pirela, nació en diciembre de 2014 y si bien sus dirigentes y gran parte de su militancia forman parte de la clase económica y política privilegiada, su discurso se dirige a los grupos más desatendidos, por lo que cada vez más obreros y trabajadores les apoyan, a los que invitan a rebelarse contra «la dictadura progre», término con el que el partido liderado por Santiago Abascal se refiere por igual al «actual gobierno, movimientos sociales que defienden el feminismo o a las minorías étnicas, e incluso a poderes mediáticos y corporativos».
En su criterio, es muy similar al discurso que sostuviera Donald Trump para acceder a la presidencia de los Estados Unidos: un multimillonario que estructura un relato para los más pobres, los blancos explotados por el mismo ‘establishment’ estadounidense, lo mismo que hace Le Pen en Francia y otros líderes de esta neoderecha mundial.
Por ello, Fernández Vásquez advierte: «creo que la extrema derecha está siendo exitosa a la hora de considerar como el enemigo a lo que ellos llaman ‘la dictadura progre’ y que nosotros podríamos denominar neoliberalismo progresista, y a pesar de que se podría dudar de que la izquierda es hegemónica en España, la extrema derecha lo dice y esa idea está cada vez extendiéndose más».
El filósofo recordó que durante muchos años analistas y académicos han alertado que las crisis económicas y políticas graves, son el caldo de cultivo para el surgimiento de movimientos de extrema derecha, como ya ocurrió con Mussolini en Italia y con Hitler en Alemania.
Este detalle no escapa a Forti, quien subraya que en la actualidad existen condiciones que favorecen el resurgimiento de grupos de extrema derecha, entre las que se cuentan «las desigualdades sociales y una crisis económica y social que se junta con una crisis de la democracia liberal, con el declive constante del modelo neoliberal y con una crisis de valores generalizada».
«Merece que se enciendan las alarmas, básicamente por un motivo: no porque un partido como Vox vaya a suprimir la democracia en España, pero sí porque creo que su concepción de democracia, como la del gobierno polaco o húngaro, es sumamente estrecha. No creo que Vox vaya a instaurar el franquismo, pero creo que llevaría la democracia a unos términos mucho menos abiertos, por ejemplo, ilegalizaría o intentaría ilegalizar partidos, impondría una democracia militante, en la cual, para poder participar en el juego democrático tendrías que renunciar a ciertos principios», añade.
Así, Pérez Pirela considera que el proyecto ulterior de estos grupos de ultraderecha, es aislar a los partidos de izquierda moderada, aunque tengan que tildarlos de «comunistas», a partir de «una metodología macarthysta».
Y mientras algunos como Unidas Podemos declararon una alerta antifascista, Fernández Vásquez advierte que la manera de sortear estos avances privilegiar las acciones políticas frente a las condenas legales.
¿Qué han mostrado las manifestaciones contra el encarcelamiento de Pablo Hasél?
Seguidamente, Pérez Pirela aludió a las manifestaciones que han recorrido España en rechazo al encarcelamiento del rapero Pablo Hasél, quien fue condenado a nueve meses de prisión y le imputan «enaltecimiento al terrorismo» e «injurias a la corona», alegatos que pusieron en cuestión la libertad de expresión en el país.
No obstante, lo que inició con protestas como un atentado contra la libertad de expresión, rápidamente se transformó en un vehículo para visibilizar un conjunto de frustraciones acumuladas dentro de una generación sumida en la desesperanza por los efectos de la crisis económica y social de su país, que la pandemia ha no ha hecho más que exacerbar.
De acuerdo con un trabajo periodístico publicado por BBC, las protestas no tienen un convocante claro ni un objetivo identificable, sino que son «algo transversal», por eso, mientras que algunos están organizados en plataformas políticas, otros están mucho menos politizados y aprovechan la ocasión «para expresar su rabia».
Los datos parecen dar la razón a estas personas, pues España tiene la tasa de paro juvenil más alta de toda la UE y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OEDE), al punto que 40,7% de los jóvenes no tiene trabajo. Puesta en contexto, es el doble de la de Colombia y cinco veces más que México, según datos de la OCDE.
Además, según un informe del Observatorio de Emancipación Juvenil fechado en 2020, uno de cada cinco jóvenes que trabajan se encuentran en riesgo de pobreza y exclusión social, solo dos de cada diez menores de 30 años ha podido emanciparse y en Cataluña, los elevados precios de la vivienda, hacen que el pago teórico del alquiler, suponga el 119% del salario.
A las dificultades económicas se añade el recorte de derechos, con el encarcelamiento de Hasel, señaló un manifestante a BBC.
El caso de Hasél está lejos de ser único, pero sí es el de más alto perfil. Otros blogueros e intérpretes ya han sido encarcelados por «promover el terrorismo», una de las excusas favoritas del Estado para aplastar toda disidencia.
España sangra por la COVID-19
Al oscuro panorama económico, político y social de España, se suma la crisis derivada por la pandemia. Según datos del Ministerio de Sanidad de ese país referidos por Pérez Pirela, durante la primera ola, uno de cada cinco casos de COVID-19 se dio entre trabajadores de hospitales y centros de atención médica.
Además, el cansancio y deterioro de este colectivo es más evidente que nunca, luego de un año de pandemia y una década de recortes neoliberales.
A este respecto, Daniel Oliver, representante del sindicato de enfermería (SATSE) dijo a la agencia Sputnik: «hace un año vino esta pandemia que lo que hizo fue explotar un sistema que se sostenía con pinzas e iba tirando día a día por la profesionalidad de sus trabajadores».
Entre los fallos estructurales del sistema sanitario español derivados de las políticas de austeridad sostenidas por más de una década, se destaca la dificultad para conseguir personal calificado, al punto tal que hubo de recurrirse a estudiantes o jubilados para enfrentar la crisis, que está lejos de terminar, en buena medida por los retrasos en la fabricación y distribución de las vacunas, mucho mayores a los que se previeron inicialmente.
Desde el punto de vista económico, relató Pérez Pirela, las cifras «son dramáticas en distintos sectores», porque siguen en pie restricciones como los toques de queda, las reducciones de aforo y el cierre de interiores.
Solo en 2020, la hostelería perdió 400.000 empleos y cerraron sus puertas unos 85.000 establecimientos de los más de 315.000 existentes en toda España. Al drama hostelero se unen industrias como el ocio nocturno, el comercio pequeño o el deporte, que ven con frustración la prolongación de las restricciones.
Los efectos de la COVID-19 también se constatan en las colas de hambre que se forman en las grandes ciudades y que colapsan los bancos de alimentos. El año de la COVID-19 deja un aumento del paro en más de cuatro millones de desempleados y una tasa de 16,1% de paro.
De acuerdo con información divulgada por Cáritas, en 2020, 500.000 personas tuvieron que llamar a las puertas de la beneficencia, sumándose a los 1,4 millones de españoles que ya recurrían a sus servicios en 2019.
Esta organización asegura que la pandemia ha exacerbado las desigualdades que existían, como es el caso de familias que antes de la pandemia no contaban con vivienda digna, quienes laboraban en la economía informal o las personas de la tercera edad que viven en situación de aislamiento.
Según Miriam Feu, responsable de Cáritas, se trata de colectivos que nunca habían tenido que atender, pero también personas ya atendidas que habían logrado remontar la cuesta y han regresado por ayuda.
Por este motivo, Feu estima que estas vulnerabilidades no van a desaparecer hasta tanto no existan políticas que garanticen vivienda digna, ingreso mínimo y un impulso al empleo.
A lo anterior, precisó Pérez Pirela, se suman los desahucios, pues aún desalojadas y viviendo en las calles, las personas deben continuar pagando la deuda con los bancos.
Sobre esto, el antropólogo Alberto del Campo Tejedor, adscrito a la Universidad Pablo de Olavide en Sevilla, indica que una crisis de tal magnitud pone un foco de luz en problemas que ya existían, en desigualdades que «tienden a ocultarse en el día a día».
Para finalizar, el analista reiteró que la situación en España es de suma gravedad, aunque de ello no hablen los grandes emporios mediáticos, que prefieren presentar a Europa como un mundo de fantasía, cuando en realidad muchos de sus países atraviesan severas crisis multiformes que son el caldo de cultivo para el ascenso de partidos de ultraderecha.
(LaIguana.TV)