A poco menos de dos meses de haber asumido el poder, el gobierno estadounidense encabezado por el demócrata Joe Biden ha pretendido reeditar los tiempos de la Guerra Fría, al realizar declaraciones incendiarias en contra de Rusia y su presidente, Vladimir Putin, que desataron una oleada de intercambios diplomáticos entre Washington y Moscú, que han puesto en vilo al resto del mundo. 
 
Por ello, el filósofo y comunicador venezolano Miguel Ángel Pérez Pirela compartió con la audiencia de Desde Donde Sea una cronología de las declaraciones y aportó algunos comentarios que dan cuenta de las implicaciones y motivaciones geopolíticas tras este escenario, que recuerda al presente décadas atrás. 
 
Un informe como excusa para nuevas sanciones de EEUU contra Rusia
 
Este miércoles, Jalina Porter, quien ejerce como portavoz del Departamento de Estado de los Estados Unidos, aseguró que ese país «trabajará con Rusia para promover sus intereses y, al mismo tiempo, hacer que Moscú se responsabilice por sus acciones». 
 
A este respecto, el experto subrayó que se trata de una estrategia del gobierno de Biden, que se sucede a la respuesta del llamado a consultas que hiciera Rusia a su embajador en Washington, Anatoli Dobrynin, si bien la funcionaria no especificó si Estados Unidos respondería recíprocamente a la medida y la cancillería rusa, entrenada en estos menesteres, puntualizó que el embajador fue llamado a consultas para revisar las relaciones con Washington. 
 
Pérez Pirela refirió que estos intercambios se han desarrollado durante las últimas 48 horas, luego que Biden calificara a Putin como «asesino» y amenazara a Rusia, afirmando que ese país pagaría «por intentar interferir en elecciones de Estados Unidos de 2020», en unas declaraciones ofrecidas a la cadena ABC News que se sucedieron a la divulgación de un informe de la inteligencia estadounidense en el que se acusa a Rusia, Cuba, Irán y Venezuela de intentar interferir en sus elecciones presidenciales y de pretender influir en la imagen que la opinión pública tenía del expresidente Donald Trump. 
 
En el texto también se sostiene que China no participó de estas presuntas interferencias y se asegura que Hezbolá, partido político calificado por el departamento de Estado como una organización terrorista, sí lo hizo. 
 
A su parecer, estos señalamientos, globalmente considerados, lucen poco veraces, toda vez que, por ejemplo, un país de mediano tamaño como Venezuela, que además está bloqueado y sancionado por los Estados Unidos, muy difícilmente podría influir en el mencionado proceso electoral. 
 
Luego de divulgarse el documento, la cadena CNN informó que con base en las acusaciones vertidas en el informe, la administración Biden anunciará sanciones la semana próxima contra varios países, incluidos Rusia, China e Irán.
 
Así las cosas, relató el analista, la reacción rusa no se hizo esperar. En primera instancia, el Kremlin desestimó el informe y aseguró que Moscú no interfirió en ningún proceso electoral. Añadió, además, que Estados Unidos intenta culpar a los actores externos de sus problemas internos.
 
Desde la perspectiva del también director de LaIguana.TV, Estados Unidos, hoy atravesado por una profunda crisis económica y social, devenido en epicentro de la pandemia, tiene efectivamente muchas cosas urgentes de las cuales ocuparse, pero prefiere señalar a otro lado antes que mirarse a sí mismo, en un intento por desviar la atención de sus innegables problemas. 
 
Para Rusia, todo forma parte de la necesidad de mantener en la opinión pública posiciones hostiles su país. Moscú aseguró que el Informe de la inteligencia sirvió de pretexto para imponer nuevas sanciones antirrusas y lo tildó de «otra desinformación que no tiene más que especulaciones». 
 
Serguéi Riabkov, viceministro de Relaciones Exteriores de la Federación Rusa, dijo que «en las relaciones con Estados Unidos, el compromiso maníaco con la política de sanciones solo se ha intensificado. Sin duda esta línea continuará. La tratamos con calma». 
 
El comunicador apuntó que en el Kremlin, estas maniobras de Washington no caen por sorpresa, aunque los voceros oficiales aseguraron que se verán obligados a tomar las medidas necesarias para hacer frente a las eventuales sanciones y a ese respecto, Dmitri Peskov, vocero de la presidencia, precisó: «claro que nos vemos obligados a tomar todas las medidas necesarias a fin de minimizar los riesgos a raíz de las eventuales sanciones y defender al máximo los intereses de nuestro país».
 
Sobre el llamado a consultas del embajador Anatoli Dobrynin, la portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova mencionó que ello respondía a «la necesidad de analizar cómo y a dónde se debe avanzar en las relaciones con Estados Unidos». 
 
La funcionaria destacó que la administración Biden lleva apenas dos meses, pero su país necesita determinar «cuáles podrían ser las vías para normalizar las relaciones ruso-estadounidenses, que se encuentran en un estado grave y que en los últimos años fueron llevadas por Washington a un callejón sin salida». 
 
Los ecos del toma y daca entre Estados Unidos y Rusia
 
Miguel Ángel Pérez Pirela es de la opinión que esta avanzada con pretensiones guerreristas por parte de los Estados Unidos tuvo lugar durante los primeros 50 días de gobierno de Biden, lo que permite inferir que se avecinan tiempos complejos en el tablero geopolítico mundial. 
 
En ese sentido, detalló que este contrapunteo ruso-estadounidense tiene distintos frentes. Así, relató el analista, Estados Unidos incluyó a Rusia en la lista de países a los que se les niega licencia para importar y exportar artículos de defensa, con el fin de ampliar las restricciones a las importaciones rusas, con el pretexto de que Rusia presuntamente utilizó armas químicas o biológicas para envenenar al opositor Alekséi Navalni. 
 
Adicionalmente, apuntó que en esta lista se encuentran países como Afganistán, la República Democrática del Congo, República Centroafricana, Libia, Somalia o Sudán del Sur, en los cuales los intereses bélicos estadounidenses son más que evidentes. 
 
Desde otro ángulo, precisó que la situación socioeconómica de las dos naciones no podría ser más distinta, puesto que mientras Rusia recuperó su economía a niveles prepandémicos, Estados Unidos no está siquiera cerca de alcanzar la meta. Por tal motivo, añadió, estaría apostando a la reedición de la nada novedosa técnica de desviar la atención hacia un externo, en una tentativa orientada a soslayar sus graves problemas internos.  
 
Adicionalmente, a su parecer, esta avanzada estadounidense está relacionada con la creación de un mundo multipolar, que tiene en los Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido, sus opositores más fervientes. 
 
En ese orden de ideas, comentó que los dos últimos optaron por plegar su política exterior a los dictámenes de Washington y para ilustrar el punto, trajo a colación la nueva estrategia de defensa a 30 años presentada por Londres, en la que se cataloga a Rusia como «una amenaza seria» para la seguridad y defensa del Reino Unido. 
 
A modo de explicación, comentó Pérez Pirela, la delegación británica en Moscú dijo que la decisión estaba motivada al riesgo de que se emplearan armas químicas y biológicas en Londres, al tiempo que subrayó que «no se trata de las relaciones a las que ellos aspiran», si bien hace algunas semanas, Rusia denunció que desde Londres se estaban tejiendo campañas difamatorias de gran envergadura.
 
Entre los datos que figuran en el documento, el experto venezolano aludió a la intención del Reino Unido de aumentar su arsenal nuclear, así como también su control en el espacio y el ciberespacio.
 
Como era de esperar, Rusia reaccionó a esto a través de su portavoz, Dmitri Peskov, quien indicó que «la decisión de Londres de aumentar sus arsenales nucleares, perjudicará la seguridad y estabilidad mundiales». 
 
Las acciones desesperadas de EEUU para «frenar» la influencia rusa en América Latina
 
Muchos analistas consideran que Estados Unidos teme una expansión de la influencia rusa en Suramérica, región a la que históricamente ha considerado su «patio trasero», mas Pérez Pirela asegura que ese temor es una respuesta tardía a una realidad que Washington se ha encargado de poner en marcha, a lo que se añade la supremacía de la vacuna anti-COVID-19, Sputnik V en términos geopolíticos, toda vez que Rusia se ha convertido en uno de los proveedores de vacunas más seguro en estos países.
 
El Comando Sur denunció que «la pandemia también proporcionó a Rusia otra vía por la cual ampliar su campaña para superar a Estados Unidos en el ámbito de la información» y criticó a Moscú por proveer a la región de vacunas, mientras Estados Unidos apostaba por una política nacionalista de vacunación. 
 
Esta suerte de pataleta, señaló el también filósofo, es la respuesta al hecho innegable que Rusia sobrepasó al resto del mundo, al sintetizar y distribuir un fármaco contra el nuevo coronavirus, que goza de un innegable reconocimiento científico, al tiempo que Washington se contentaba con amenazar a países para que no adquirieran el inmunizador. 
 
Según el Comando Sur, la amenaza para los intereses estadounidenses en América del Sur radicaría en que los acuerdos médicos le darían a Rusia una posibilidad de actuar por vía aérea y marítima en la región, y como ejemplo de lo anterior, refirió que Moscú tiene acuerdos con Nicaragua y Venezuela que le permitirían desplegar fuerzas «con poca antelación».
 
De otra parte, esta importancia que Estados Unidos le da a su control geopolítico en la zona, se «expresa descaradamente en perjuicio de los ciudadanos latinoamericanos» y llegó al punto de hacer gestiones para que países de la región rechazaran la vacuna Sputnik V o apoyo médico por parte de brigadas de médicos cubanos, tal y como figura en un informe anual divulgado por el departamento de Salud de los Estados Unidos. 
 
Específicamente, en el texto se reconoce que Washington utilizó sus relaciones diplomáticas en Brasil, país muy afectado por la pandemia, para que no autorizara el uso del fármaco sintetizado por el Centro Gamaleya. 
 
Según la versión de los Estados Unidos, sus recomendaciones buscarían «evitar que Rusia aumentara su influencia en la región latinoamericana y caribeña», aunque no ofreció detalles sobre cómo una vacuna adicional socavaría la seguridad de Brasil, lo que deja al descubierto, en el criterio de Pérez Pirela, que Estados Unidos antepone sus intereses geoestratégicos y económicos por encima de la vida de los ciudadanos de otros países, en un émulo de lo que hicieran los nazis en su día.
 
También mereció su atención la manera como el Departamento de Salud decidió titular el informe: «Combatiendo influencias malignas en las Américas». Desde su punto de vista, estas expresiones, en las que se llama a Cuba y a Rusia «Estados malintencionados», hacen uso de un lenguaje macarthysta, xenófobo y discriminatorio. 
 
De vuelta al contenido del documento, en el caso de Panamá, Estados Unidos habría ofrecido asistencia de los Centros de Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), para que el país rechazara una oferta de apoyo de los médicos cubanos para hacer frente a la pandemia, aunque tal ayuda nunca se concretó. 
 
Sin embargo, pese a los esfuerzos desplegados por Estados Unidos para impedir el avance de la influencia de Rusia en la región, a la fecha, la vacuna Sputnik V ha sido autorizada en dos docenas de países, muchos de ellos en América Latina, y la cooperación médica cubana se ha extendido a tres continentes, donde se mantiene activa salvando vidas, dijo el analista político para cerrar este tema. 
 
A verse las caras para poner fin a la guerra en Afganistán
 
El clima está nublado entre Estados Unidos y Rusia. Crispaciones aparte, este 18 de marzo está previsto el inicio de una conferencia en Moscú con la que se pretende avanzar hacia la firma de un acuerdo de paz en Afganistán. En ella participarán delegaciones de Rusia, China, Estados Unidos y Pakistán, así como del gobierno afgano y de los talibanes. 
 
Según las vocerías de Washington consultadas por el experto, Estados Unidos aspira que esta reunión sea «efectiva para alcanzar una paz justa y duradera», en este país del centro de Asia –de gran importancia geoestratégica para todas las potencias involucradas–, que tiene ya dos décadas sumido en una guerra que lo ha dejado completamente devastado «y convertido en una bomba de opio». 
 
Al cierre, Pérez Pirela enfatizó que no cabe la menor duda que el presidente de los Estados Unidos es un títere de intereses de diversa índole, que acaso aprovechándose de sus notorios rasgos de senilidad, lo hacen declarar sinsentidos como que el presidente ruso es un asesino o prohibirle a otros países adquirir la vacuna Sputnik V. 
 

(LaIguana.TV)