Brasil preocupa a las autoridades sanitarias del mundo. Esta nación con menos de 3% de la población mundial, representa 11% del total de muertes por coronavirus en el planeta. Además, este martes -23 de marzo- alcanzó la espeluznante cifra de 3.158 decesos en 24 horas.

En dos meses y medio, el gigante suramericano pasó de registrar 200 mil muertes desde que inició la pandemia a contabilizar ya 300 mil fallecidos.

A esto se suma que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) declaró esta semana que 23 de los 27 estados y el Distrito Federal en Brasil reportan 85% de ocupación de sus Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), por lo que este organismo considera que en Brasil hay una «emergencia de salud pública activa».

A un año del inicio de la pandemia, el país amazónico está con una transmisión altísima, con una variante extremadamente agresiva, un Gobierno Nacional negado a aplicar medidas de bioseguridad y un sistema de salud al borde del colapso.

“Nadie está a salvo hasta que todos estén a salvo. Ningún país se sentirá seguro mientras exista un país como Brasil, donde no hay ningún tipo de control”, asegura la epidemióloga brasileña Denise Garrett, quien trabajó durante más de 20 años en el Centro para el Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) del Departamento de Salud de EEUU y ahora es la vicepresidenta del Instituto de Vacunas Sabin con sede en Washington.

A estas contundentes declaraciones, la experta agregó en entrevista con la BBC que “todos los esfuerzos loables de otros países, que están funcionando, pueden simplemente perderse debido a un país que no se preocupa por la pandemia. Y donde los dirigentes no tienen sensibilidad por la vida”.

Por su parte, la directora de la OPS, Carissa Etienne, afirmó que es “crucial” que Brasil adopte medidas urgentes para frenar la propagación, ya que virus “sigue aumentando peligrosamente en todo el país”.

(LaIguana.TV)