Venezuela está pagando las consecuencias de la vecindad con un narcopaís. Han traspasado la frontera los enfrentamientos entre los factores del negocio de las drogas, incluyendo los gobiernos de Colombia y Estados Unidos y grupos paramilitares de todo signo. Para colmo de ironías, esas naciones que viven de la producción, el tráfico, el consumo de estupefacientes y el lavado de las ganancias ilícitas son los que acusan a Venezuela de ser un narcoestado.

En su emisión del martes 06 de abril, el programa Desde donde sea, de Miguel Ángel Pérez Pirela,  desmenuzó el conflicto armado en el que se ha visto envuelta la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) en la región fronteriza del estado Apure, al enfrentar a irregulares colombianos.

“Queremos analizar lo estructural de este conflicto que fuerzas paramilitares están propiciando. No se sabe quiénes son, pero terminamos nosotros pagando las consecuencias y siendo atacados doblemente: con armas materiales y con armas informativas. Los victimarios se presentan como víctimas”, dijo el filósofo  y comunicador social.

Actualización de datos
Inició el estudio del candente asunto, recapitulando y actualizando los hechos. Para ello citó materiales publicados por el portal RT  en los que se señala que “el Gobierno venezolano inició hace 15 días una operación militar en el fronterizo estado Apure para combatir la presencia de grupos irregulares colombianos, denominada Escudo Bolivariano. Ese despliegue buscaba destruir los campamentos de esas organizaciones irregulares, vinculadas con el narcotráfico y la violencia armada, que están tratando de permear el país por el área limítrofe, ante la aparente ausencia de las autoridades colombianas”.

El moderador dijo no tener dudas de que tales organizaciones también están vinculadas con  el gobierno colombiano, pues no se trata de un conflicto casual, sino algo alevoso y malintencionado que tenemos que soportar desgraciadamente.

“De hecho, Caracas señala a Bogotá de abandonar la vigilancia en la zona binacional, de manera deliberada, y de incluso prestarle apoyo logístico a estas células terroristas. (…) Mientras el Gobierno venezolano señala a Colombia de haber descuidado la frontera para facilitar la actividad de las organizaciones criminales y tercerizar un conflicto con Venezuela, desde la Casa de Nariño acusan a Miraflores de amparar a una fracción guerrillera para otorgarles el control del territorio y convertirlo en una vereda para el narcotráfico”, continúa el reportaje. 

“Los enfrentamientos han dejado un saldo de seis campamentos destruidos, 9 irregulares abatidos, 8 soldados venezolanos muertos y 34 heridos, e implicó la captura de más de 33 personas, acusadas de pertenecer a estas organizaciones ilegales. Asimismo causó el desplazamiento de parte de la población civil de La Victoria hasta la localidad colombiana de Arauquita”, añade la nota.

“También hemos sabido de la colocación de minas antipersonas, algo que no conocíamos en Venezuela y que viene de Colombia, país con más de 70 años de guerra civil”, resaltó Pérez Pirela.

Reseñó que sobre la identidad de los grupos enfrentados se habla de varios campamentos de las disidencias de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), así como del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y de agrupaciones paramilitares. “Par mí, todo levantamiento en armas, fuera de la legítima violencia del Estado, se llama paramilitarismo, por eso, esto lo es. Recordemos lo que se ha dicho en anteriores programas dedicados a este tema, que los puestos militares fronterizos del lado de Colombia fueron eliminados a finales de los años 90. Se dejó esa zona en manos de los paramilitares, que ahora son usados por el gobierno de Duque para atacar a militares y civiles venezolanos”.

Acotó que en las fotos de los elementos irregulares se observan insignias de las FARC, pero eso no quiere decir nada porque estamos hablando de un país especializado en falsos positivos,

“El ministro de la Defensa, general Vladimir Padrino López, dijo que los grupos irregulares son de naturaleza diversa y con fines criminales diferentes. ¿Cuáles podrían ser estos fines? Extracción ilícita de oro, tierras raras, narcotráfico, prostitución,  trata de personas. A todos los están combatiendo por igual –continuó el presentador-. El gobierno colombiano, con su típico descaro, expresó su preocupación por esa movilización y pidió la presencia internacional en la zona. ¿Ustedes recuerdan cuando este exdiputado Guaidó (a quien, por cierto, le dio un coronavirus exprés) pasó por caminos verdes e ilegales hacia Colombia? En esa oportunidad fue escoltado por los Rastrojos, grupo paramilitar de los peores del planeta, especializado en descuartizar gente. La confesión es nítida a través de las fotografías. Se hizo evidente que los Rastrojos tenían el control territorial de la zona, lo que le permitió llegar al territorio colombiano. Los Rastrojos dejaron a Guaidó en una zona cercana para que un helicóptero de la Presidencia de Colombia lo llevara a Bogotá, al palacio de Gobierno. Por eso esta preocupación es una hipocresía sin límite”.

Varias narrativas
Indicó que los sucesos han generado varias narrativas, versiones encontradas de parte de los gobiernos de Venezuela y Colombia.

Venezuela acusa  a los grupos irregulares de amedrentar a la población para despojarla de sus espacios, como ocurre con frecuencia en Colombia (donde se triplicó este año el número de personas desplazadas). Colombia asegura que fue la operación militar venezolana la razón por la que la gente debió movilizarse hacia la localidad colombiana de Arauquita.

Sobre la cifra de desplazados también hay polémica. El general Padrino López dijo que la proyección de la población de La Victoria (donde se produjo el enfrentamiento) es de 3 mil 574 habitantes, pero según medios y redes, se desplazaron 5 mil.

“Nosotros tenemos muchísimas pruebas de que las personas escaparon de los irregulares. Lo hemos comprobado con periodistas en la zona y, además, con el regreso de 70% de los venezolanos que huyeron”, subrayó Pérez Pirela, director del portal LaIguanaTV.

Padrino López añadió que: “toda la violencia y todos los males de Colombia se están viniendo para Venezuela y no hay quien los controle. El objetivo de la inacción de Colombia es tercerizar el conflicto mediante los grupos irregulares, la parapolítica y el narcotráfico”.

Para el conductor del programa ese planteamiento tiene mucha base. “¿No es acaso tercerizar los conflictos lo que hace EEUU con los mercenarios en las guerras?  Ya no manda tropas regulares sino mercenarios. ¿No fue ese también el modus operandi de Leopoldo López y Juan Guaidó cuando contrataron mercenarios exboinas verdes con experiencia en Irak, quienes, por cierto, partieron desde Colombia? Tercerizar es lo que hacen EEUU y UE para propiciar conflictos bélicos en todo el mundo”, dijo.

“Personalmente he planteado esto en dos de mis libros, escritos hacer varios años ya: La invasión paramilitar, el caso Daktari y La cuestión colombo-venezolana. El uso de fuerzas paramilitares es el modelo de tercerización del conflicto que ha usado la oligarquía colombiana contra los campesinos, líderes sociales, estudiantes e indígenas. Es el truco para que no aparezca el Estado matándolos, sino unos paramilitares. Así actúa la oligarquía”.

Medidas oficiales
Continuando con la actualización de la información, relató que el Gobierno venezolano anunció medidas extraordinarias en los municipios, Páez, Muñoz y Rómulo Gallegos para restringir la circulación y fortalecer los controles migratorios y así frenar el movimiento de los irregulares.

Se estableció una Zona Operativa de Defensa Integral Temporal Especial en la que ejecutarán planes de seguridad pública con rutas y horarios para tránsito terrestre, aéreo y fluvial. Se vigilará funcionamiento de lugares públicos. Los ciudadanos deberán informar previamente cambios de residencias y salidas y entradas del país. Las autoridades pueden efectuar inspecciones en propiedades, desalojar ocupaciones ilegales e intervenir para restablecer el libre tránsito en zonas urbanas y rurales.

El Ejecutivo también ha pedido la colaboración de la Organización de las Naciones Unidas en el proceso de levantamiento de minas antipersona colocadas por los irregulares colombianos en territorio venezolano. “Se ha requerido igualmente a la ONU que intermedie con el gobierno de Colombia para trabajar en conjunto, pero eso no va a pasar porque a Colombia no la gobierna su Poder Ejecutivo sino el de EEUU. Los marines están dentro haciendo y deshaciendo. Es una verdad demostrable histórica, política, social y económicamente”, comentó.

De la misma manera, Venezuela solicitó al gobierno de México (que preside actualmente la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe) para que ayude a abrir canales de comunicación con Colombia, a fin de cumplir con uno de los preceptos fundamentales de la CELAC, que es  mantener a la región como zona de paz.

“Venezuela se ha mostrado dispuesta a dialogar con la canciller colombiana, Claudia Blum, aunque los esfuerzos ha sido hasta ahora infructuosos. El único lenguaje que conoce la oligarquía colombiana es el de las órdenes que le da EEUU.  Hasta ahora, Colombia se había limitado a decir que Venezuela es una dictadura y desacreditar a la FANB”, puntualizó.

En ese sentido, el ministro de Defensa colombiano, Diego Molano, reiteró que el Ejército venezolano atacó «de una forma cómplice y selectiva solo a las disidencias» lideradas por un excombatiente de las FARC conocido como Iván Mordisco, buscando favorecer a otro grupo liderado por el exdirigente de esa guerrilla, Iván Márquez. Según este funcionario, el objetivo de la FANB no era el resguardo de la frontera sino la protección del negocio del narcotráfico. Esto ha sido calificado por Venezuela como acusaciones absurdas, fantasiosas y esquizoides.

“Qué casualidad que cuando llegan a Colombia, tras ser repelidos, estos irregulares son protegidos, cuando deberían ser perseguidos y detenidos por el gobierno de Colombia, que es  enemigo de las disidencias de las FARC –remarcó Pérez Pirela-. Hay que ser bien caradura para decir esto desde el gobierno de un narcoestado. Molano dice esto cuando Colombia es el principal  productor de cocaína del planeta Tierra, mientras Venezuela es territorio libre de cultivos ilícitos. Lo dice desde el país del falso positivo, un país en guerra, fundado sobre el narcotráfico y la mentira, un país que, en suma, no puede vivir sin el aporte del narcotráfico”.

Padrino López confirmó que el origen de la confrontación es la pretensión de grupos irregulares colombianos de establecer su negocio de narcotráfico en territorio venezolano y la mejor demostración es que el conflicto comenzó con la captura de cuatro aeronaves usadas en el negocio ilegal, entre enero y marzo de este año.

Datos de la guerra difusa en la frontera
Pérez Pirela expresó que es necesario ahondar en el análisis de lo que se ha denominado “una guerra difusa”. Todo indica que se está construyendo un escenario para la intervención foránea contra Venezuela.

“Días antes de ejecutarse la operación en Apure, un grupo criminal que actúa en zonas populares de Caracas, supuestamente intentó apoderarse de una batería antiaérea en una guarnición militar. Yo tengo más de diez años diciendo que, a cuentagotas, se ha dado un proceso de paramilitarización en ciudades importantes de Venezuela, incluso en su capital, Caracas. El maestro Luis Britto García ha señalado que incluso hay empresas privadas de vigilancia de edificios que son caretas para organizaciones paramilitares. Barrios enteros de Caracas, Zulia, Táchira y Apure sufren esta invasión silenciosa”.

Otro antecedente de tales sucesos fue el que denunció el ministro de Petróleo, Tareck El Aisami, cuando informó del atentado terrorista contra el gasoducto en El Tejero, estado Monagas. Incluso, la explosión de un carro bomba en el departamento colombiano de Cauca pudiera ser una maniobra distractora en un contexto de guerra difusa.

Para Padrino López, las incursiones en el espacio geográfico venezolano deben considerar como una invasión auspiciada por Iván Duque. El ministro destacó que desde las redes sociales los grupos irregulares han causado psicoterror a la población.

Orígenes del conflicto
Planteó que las raíces profundas de los hechos actuales deben buscarse en la secular guerra civil colombiana. Para mostrar esas causas estructurales, citó varios materiales de investigación, incluyendo algunos de la revista Semana, perteneciente a la oligarquía colombiana y nada amiga de Venezuela ni de Nicolás Maduro.

“Hay al menos 36 grupos guerrilleros armados disidentes con 5 mil hombres armados operando en la frontera colombo-venezolana. Las dos más grandes facciones están enfrentadas entre sí por el manejo de negocios ilegales y el control de espacios en la zona fronteriza. (…) Caracas acusa a la Administración de Duque de haber instalado un corredor de actividades ilegales como el tráfico de personas, la explotación ilegal de minerales y el narcotráfico, con el apoyo del Comando Sur estadounidense y su grupo élite de 7 mil efectivos recientemente creado; con el objetivo de financiar la instrumentalización de estos grupos armados en contra de Venezuela».

“Según estas cuentas, ya vamos por doce mil hombres en armas, matándose entre sí en Colombia. Es una guerra civil”, apostilló el moderador.

Prosiguió  con la lectura de los materiales recopilados: “El caso de Apure es emblemático por reconocer en ese territorio un eje geográfico estratégico para la operación de bandas paramilitarizadas y guerrilleras y los factores en guerra en Colombia han ido con la intención de extender sus estructuras en ese flanco, del lado venezolano. (…) Los bandos difusos de la guerra en Colombia históricamente se han camuflado en la porosa frontera binacional operando simultáneamente en ambos trechos del corredor fronterizo vulnerando los derechos humanos de la población fronteriza e imponiendo autoridades de facto”.

Pérez Pirela enfatizó que esta es la razón  por la cual “el territorio no se puede dejar ni un momento en manos de extranjeros, no importa si se alega que son de izquierda, progresistas, afines ideológicamente. Maquiavelo advertía ya en el siglo XVI  acerca de los riesgos de depender de mercenarios porque luego de ayudar a conquistar el poder, se quedan con él”.

Más datos: “Las disidencias de las FARC Gentil Duarte, el Frente 10, el Frente 28, el Frente 33 (emparentado con la Segunda Marquetalia de Iván Márquez y Jesús Santrich), son algunos de los operadores que del lado de las FARC (luego del fracaso de los acuerdos de paz de 2016) estarían en el uso de las armas, y las llamadas ‘disidencias’ del Frente 10 y Frente 28 son las que se habrían enfrentado a la FANB en el estado Apure.”

Insistió con una pregunta que considera clave: ¿por qué si se trata de disidentes de las FARC o miembros del ELN, cuando los irregulares huyen hacia Colombia al ser repelidos por el Ejército venezolano, encuentran amparo en el lado colombiano?

Según fuentes de inteligencia colombiana, “Gentil Duarte dirige el grupo más grande de Colombia desde El Guaviare y controla las regiones de Arauca, Vichada, Guainía, Meta, Vaupés, Amazonas, Caquetá, Putumayo, Nariño, Cauca y Antioquia. (…) El grupo de Duarte construyó trochas, puentes sobre ríos, corredores clandestinos de varios kilómetros para sus operaciones de narcotráfico hacia el Amazonas y el Arauca, en la frontera con Venezuela (…) Por esas rutas se movilizan químicos para la producción de cocaína y se han establecido galpones para almacenamiento y centros de procesamiento de estupefacientes”.

En opinión de Pérez Pirela, es significativo que los reportes, incluso los de la revista Semana, no dicen  que esto ocurra en Venezuela, sino en la frontera con Venezuela. A esto debe añadirse el hecho irrefutable de que la mayor parte de la droga de Colombia sale por el Pacífico y Venezuela no tiene costas en el Pacífico.

“Colombia es un narcopaís, más que un narcoestado. La estructura socioeconómica está permeada transversalmente por este negocio. Esta estructura es el fundamento económico del Estado, de su economía, a través del lavado de dólares. Las consecuencias de esto las pagamos los venezolanos pues todo ha devenido en enfrentamiento entre bandas. Una de ellas es el Estado colombiano, en ella entran la DEA y las bases militares de EEUU y toda su parafernalia. Para EEUU el negocio del narcotráfico es también floreciente. Pablo Escobar era un niño de pecho al lado de toda esta estructura que mezcla Estado, supuesta guerrilla, paramilitares, marines, DEA, una bomba nuclear socioeconómica y política. Irónicamente tildan a Venezuela de narcoestado y lo hacen Duque, Uribe, Trump y Biden”.

El paraestado en funciones
Otro documento citado fue el informe Human Rights Watch, una ONG archifinanciada por EEUU titulado Los guerrilleros son la policía, realizado, según se dice, luego de una visita al departamento colombiano de Arauca, vecino del estado Apure. El material documenta crímenes presuntamente cometidos por el ELN, las Fuerzas Patrióticas de Liberación Nacional (FPLN) y el grupo disidente “Frente Décimo Martín Villa”, que surgió de la desmovilización de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP).

“Los grupos armados en ambos países han establecido, e imponen ferozmente, una serie de normas asociadas con las leyes penales que habitualmente sancionan y hacen cumplir los gobiernos. Estas normas incluyen toques de queda; la prohibición de delitos como la violación sexual, el robo y el homicidio; y la reglamentación de actividades cotidianas como la pesca, el pago de deudas y hasta el horario de cierre de bares”, señala el informe. “En algunas zonas, los grupos prohíben usar cascos a quienes circulan en motocicleta, para que los miembros de los grupos armados puedan verles el rostro a las personas que circulan. Extorsionan prácticamente a todos los residentes para quitarles dinero”.

Este tipo de prácticas, según la visión de Pérez Pirela, delinean claramente la existencia de un paraestado en el que la ley la imponen los grupos en armas. “El paramilitarismo es la fuerza armada del paraestado, y esto echa por tierra la versión de Duque que culpa a las FANB de lo que está pasando en Apure”, apuntó.

La floreciente paraeconomía
El trasfondo de todo el problema es la dimensión fabulosa de los negocios del narcotráfico y sus ramas conexas. Continuó haciendo referencia a publicaciones que dan cuenta de ello.

“La frontera es un corredor geo-humano, un espacio-territorio delineado por el comercio, las relaciones interpersonales y familiares, el flujo migratorio permanente y pendular, así como también por el tipo de economía que se ha consolidado a expensas de la sinergia de desarrollo tanto en Venezuela como en Colombia. En la frontera colombo-venezolana ha surgido un tipo de economía que es el reflejo de una contracultura económica ligada a actividades derivadas del narcotráfico y el paramilitarismo: lavado y legitimación de capitales, la incorporación al tejido real de la economía colombiana y fronteriza de recursos provenientes de estas actividades criminales”.

Pérez Pirela señaló que esta red tejida alrededor de la droga es la prueba de que, en sentido estricto, Colombia no puede vivir sin el negocio de narcotráfico. Así, la paraeconomía fronteriza tiene la capacidad expansiva de abarcar el manejo de un conjunto de bienes y sectores más allá de los dineros generados exclusivamente por actividades del narcotráfico.

“La relación simbiótica entre el dinero generado por las drogas en EEUU y el rol de Colombia como un puerto seguro para la legitimación de esas ganancias es detallado por el Informe de Evaluación de Riesgos del Departamento del Tesoro de EEUU, ya publicado en 2018. (…) El informe sostiene que gran parte del dinero generado en EEUU por la droga se queda en EEUU alimenta la economía de EEUU, mientras que la parte que sale de EEUU va a Colombia y México como centros de producción y tránsito. Es un negocio redondo y muy hipócrita porque EEUU da golpes de Estado e invade países para supuestamente luchar contra el narcotráfico”, recalcó.

Según la agencia de Naciones Unidas contra el Crimen Organizado (UNODC), se estima en 2 mil 700 millones de dólares al año. Es decir, para el gobierno estadounidense y para el sistema de Naciones Unidas hay unos 12.700 millones de dólares que cada año fluyen en Colombia, Esto para el gobierno de EEUU se traduce en unos 12 mil 700 millones de dólares, que cada año fluyen en Colombia, generados a partir del narcotráfico y modulando de manera estructural una paraeconomía financiada por la ganancia de la venta de cocaína colombiana en EEUU y del posterior lavado de capitales

En 2011 precisaba otra situación sobre uso de fondos ilícitos para la inversión en áreas económicas legales. 57% del total fue invertido en bienes raíces, banca, valores y 23% en tiendas, hoteles y burdeles.

Los datos confirmaron que a mayor ingreso criminal, menor es la proporción utilizada para el consumo y mayor es la cantidad de fondos que se invierten. Ciudades fronterizas como Cúcuta o Maicao dan muestras del presunto florecimiento de un sinnúmero de actividades comerciales legales que podrían ser producto del financiamiento del narcotráfico.

Una de ellas ha sido el histórico contrabando de gasolina de Venezuela a Colombia, que tiene otro punto conexo porque el combustible es un insumo en la producción de cocaína.

Los negocios derivados de la droga van mutando según las circunstancias. En 2015 había derivado hacia las casas de cambio. Solo en el departamento de Norte de Santander, había 523 firmas registradas legalmente y otras casas de cambio informales. En Maicao tenían presencia 370 registradas y un número similar de cambistas informales.

La ruta de la estructura económica de legitimación de capitales de la narcoeconomía ha sido descrita por la Red de Control de Delitos Financieros colombianos. Los carteles colombianos exportan droga a EEUU, las drogas se venden por dólares en EEUU; un cartel celebra un contrato con un corredor colombiano de peso en el mercado negro, que generalmente se encuentra en Colombia. El cartel vende sus dólares al agente estadounidense del corredor; el intercambiador de pesos en Colombia deposita el equivalente en la cuenta del cartel de Colombia: así el cartel ha convertido con éxito sus dólares de droga en pesos colombianos. El corredor de peso del mercado negro asume el riesgo de introducir los dólares en el mercado estadounidense, mediante una variedad de transacciones muy bien estructuradas. El corredor de pesos tiene un grupo de fondos lavados en dólares estadounidenses para venderlos a importadores colombianos que los usan para comprar bienes de EEUU. Estos bienes son transportados a Colombia. Así se completa la operación de lavado”.

Interacción
Como suele ocurrir cuando el programa trata sobre el tema de Colombia y de la relación bilateral con Venezuela, la audiencia participó intensamente. Muchos de los comentarios giraron en torno a la conducta hipócrita de los gobiernos de Colombia y EEUU cuando acusan a Venezuela de ser un narcorrégimen.

Desde diversas regiones de Colombia, varios participantes dieron sus testimonios acerca de la forma como la anticultura de la droga se ha impuesto en la sociedad neogranadina.

También hubo aportes procedentes de zonas fronterizas en ambos países. En ellos se ratifica lo expuesto en la revisión del tema sobre la casi total desaparición del Estado colombiano en esa franja limítrofe  y acerca del creciente poder de los grupos irregulares.

(LaIguana.TV)