En esta edición de Desde Donde Sea, Miguel Ángel Pérez Pirela analizó los resultados de las elecciones de Perú, Bolivia y Ecuador que tuvieron lugar este 11 de abril, aunque destinó gran parte del tiempo en explicar el triunfo del candidato derechista Guillermo Lasso en la segunda vuelta de los comicios presidenciales de Ecuador.

El énfasis, justificó, se debe a que el triunfo de Lasso, banquero y parte de la oligarquía de ese país frente a Andrés Arauz, candidato de la izquierda postulado con el respaldo del expresidente Rafael Correa, representa un duro golpe para los movimientos y líderes sociales en la región.

A ese respecto, recordó que el pasado 8 de abril señaló que las encuestas no mostraban un ganador claro e incluso, algunas otorgaron ventaja a Lasso y sobre las causas de la derrota de un candidato que apuntaba como favorito, adelantó que, al menos en su opinión, esto es la resulta de que al final de su mandato, Correa tomó la decisión de residenciarse en Bélgica y dejar en poder en manos de Lenín Moreno, el presidente más impopular de Ecuador de las últimas décadas, puesto que no se puede vehicular la política latinoamericana a control remoto, no se pueden hacer elecciones a distancia y tampoco se puede asumir una posición ambigua en términos de protagonismo político.

Adicionalmente, Lasso emprendió una campaña electoral soportada en propaganda de guerra, sin precedentes en Ecuador, que incluso se valió de venezolanos migrantes para impedir un regreso del correísmo.

De su lado, Carlos «Yaku Pérez», de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAI), también jugó su rol en el triunfo del derechista, por una parte, gracias a la división de la izquierda ecuatoriana y de la otra, porque cantó fraude en la primera vuelta –Arauz y Lasso respaldaron la actuación del Consejo Nacional Electoral (CNE)– y llamó a sus seguidores a no votar o a votar nulo, lo que acabó beneficiando al banquero.

Entre los otros de los factores que signaron la derrota del correísmo, se cuentan que los votos indígenas no fueron a Arauz y el CNE impuso trabas a su campaña, a lo que se suma que los medios estaban completamente aliados con el candidato derechista.

En términos de responsabilidades individuales, Pérez Pirela es de la opinión que Andrés Arauz fue un mal candidato, que exhibió fuertes problemas de oratoria y no pudo mostrar claramente su compromiso con el correísmo, pues asumió un discurso ambivalente, en el que a ratos se cobijaba bajo la figura de Correa y a otros tantos, se distanciaba de ella.

Sin importar quién gane la presidencia, en Perú se avecina otra crisis constitucional

Este domingo se realizaron los comicios generales en Perú, que contemplan la elección de un presidente, dos vicepresidentes, 130 parlamentarios y cinco representantes al Parlamento Andino, refirió el también director de LaIguana.TV.

Según la Oficina de Procesos Electorales (ONPE), con 56,3% de las actas procesadas, ningún candidato mantiene una ventaja significativa sobre el resto y los resultados no estarán disponibles en breve.

En primer lugar marcha Pedro Castillo, con 16,33% de los votos; seguido de Fernando de Soto, de Avanza País, con el 13,5%; Keiko Fijimori, de Fuerza Popular, con 12,95 y Rafael López Arriaga de Renovación Popular, con 12,9%.

Jorge Luis Salas Arena, presidente del Jurado Nacional de Elecciones (JNE),  estimó que el resultado de primera vuelta –y, en consecuencia, cuál sería la integración del ‘ballotage’– se conocerá en la primera semana del mes de mayo, aunque la segunda vuelta está pautada para el 6 de mayo.

En un intento por justificar el retraso, Salas Arena recordó que en 2006, el conteo de los votos duró 26 y en las de 2011 se requirieron 33 días, mientras que en el 2016 las elecciones fueron el 10 de abril y el resultado se anunció el 9 de mayo, es decir, 29 días después.

Para cerrar este tema, el analista enfatizó que la política partidista en ese país está hiperfraccionada, lo que vislumbra que el Congreso que resulte electo estará todavía más fraccionado que el actual, a lo que se añade que la Constitución peruana establece un amplio poder de control del Legislativo sobre el Ejecutivo, por lo cual, independientemente del resultado definitivo, casi puede darse por descontado que la crisis constitucional y los choques entre los dos poderes se mantendrán.

En Bolivia, el MAS espera reconquistar y mantener sus espacios de poder

Respecto de las elecciones regionales en Bolivia, el comunicador venezolano comentó que tras la primera vuelta del 7 de marzo, en la que se eligieron 336 alcaldes y nueve gobernadores, con una participación del 86% del padrón nacional, cuatro departamentos –La Paz, Chuquisaca, Tarija y Pando– culminaron la segunda vuelta para elegir gobernadores, con un «ligero ausentismo de votantes», según dijo el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE).

El funcionario indicó que los resultados oficiales se conocerán cuando los cuatro Tribunales Electorales Departamentales entreguen sus escrutinios, lo que podría suceder el venidero fin de semana.

Por su parte, Pérez Pirela recordó que los departamentos de Santa Cruz, Cochabamba, Oruro, Potosí y Beni ya tienen gobernadores, tres oficialistas y dos de la oposición y en ese contexto, el MAS busca tomar el poder en La Paz, por población y peso político; Tarija, región rica en gas natural y busca conservarlo en Pando y Chuquisaca, a pesar del poco electorado que conservan, si bien resultados preliminares apuntan hacia una pérdida de esos espacios por parte del partido gobernante.

El desastre electoral del correísmo y la victoria de Lasso en Ecuador

Contraviniendo lo que estimaban las encuestas, que daban como favoritos a Andrés Arauz y al correísmo para hacerse con la primera magistratura en Ecuador, este domingo se impuso el banquero derechista Guillermo Lasso y con él, el neoliberalismo se anotó un triunfo contundente.

Sobre esto, el analista criollo precisó que la victoria de Lasso es la primera derrota electoral del correísmo en 15 años, aunque está la ambigüedad de si el actual presidente, Lenún Moreno forma parte o no de ese movimiento, pues al poco asumir el poder montado en los hombros de la Revolución Ciudadana, lo traicionó e inclusive tuvo en Lasso un aliado fiel, que aplaudió todas las medidas neoliberales que tomó su gobierno, así como la feroz represión que desató contra las protestas ciudadanas en 2019.

Asimismo, recordó que cuando Correa ganó en 2006, también se enfrentó al empresariado, representado en ese momento por Álvaro Noboa. En 2013, Correa venció a Lasso, quien a su vez perdió por estrecho margen con Lenín Moreno en 2017, aún yendo unido el correísmo.

Con base en estos antecedentes, se preguntó si la figura de Correa podía verse como una fortaleza o una limitante para Arauz, pues diversos analistas aseveran que el correísmo es un proyecto que se encarna exclusivamente en la figura del exmandatario, pues nació él y se ha mostrado incapaz de institucionalizarse más allá de su figura.

Asimismo, apuntan que aunque para la primera vuelta la asociación con Correa era indispensable, en el ‘ballotage’ no habría sido un acierto, toda vez que aunque los logros de su gobierno son indiscutibles; por un lado, el expresidente cuenta con amplias dosis de rechazo entre la derecha local y por otro, el propio discurso de Arauz no logró convencer a los indecisos.

También habría abonado a su derrota, un falso positivo publicado en la revista Semana en el que se vinculaba al candidato presidencial correísta con guerrillas colombianas y que fuera usado como pretexto por un alto miembro del Poder Judicial de Colombia para hacer una vista de alto nivel a Quito para solicitar cooperación del gobierno ecuatoriano para investigar el presunto incidente.

Desde otro ángulo y atendiendo al hecho que en la primera vuelta, los candidatos que podrían calificarse de «izquierda» en Ecuador –Unión por la Esperanza (correísmo), Pachakutik e Izquierda Democrática– obtuvieron casi el 67,7% de los votos y, aún así, el neoliberalismo encarnado por el banquero Guillermo Lasso acabó por imponerse, Pérez Pirela se preguntó si lo sucedido se debió a una incapacidad de aglutinar a las izquierdas en ese país.

Para intentar responder a ello, señaló que en la primera vuelta, Arauz obtuvo el 32%, pero solo sumó 15% en el ‘ballotage'», pero ninguno de los otros líderes de izquierda mandó a votar por él, pues Carlos «Yaku» Pérez y la CONAIE pidieron a sus electores el voto nulo, mientras que la Izquierda Democrática le dio libertad a los ciudadanos para que votaran por quien quisieran, aunque su líder, Xavier Hervas dijo que votaría por Lasso.

La premisa de campaña de Hervas para influenciar la segunda vuelta fue que «el correísmo es una tendencia populista que se adorna con un discurso antiimperialista, pero se arrodilla ante el imperio chino, predica la ecología, pero desangra a la Pachamama; dice ser socialista y privatiza puertos, telefónicas, campos petroleros y mineros», citó Pérez Pirela.

A lo antes dicho, suma que las denuncias de fraude adelantadas por Carlos «Yaku» Pérez, lo convirtieron en el tercer candidato de la segunda vuelta, en tanto su propuesta de llamar a votar nulo le disputó los sufragios a los contendores, de manera tal que con casi el 97% de los votos escrutados, Lasso se imponía con 52,52% frente a 47,48% de Arauz, al tiempo que el voto nulo rondaba el 17%, aunque en la primera vuelta, el voto nulo había sido elevado.

Efectos del contexto socioeconómico en los resultados electorales

Al ser Ecuador un país muy golpeado por la pandemia y sumergido en una crisis multiforme que incluye malversación de fondos públicos, especulación con insumos médicos, negación del colapso sanitario y negligencia estatal, todos pensaron que esa pésima gestión de Lenín Moreno, que prácticamente gobernó junto a Lasso, beneficiaría a Arauz, pero no fue así, señaló el filósofo criollo, a lo que se añade una crisis económica que ha derivado en un aumento significativo del desempleo y ha sumado a la pobreza a casi seis millones de personas.

Empero, en su opinión, aunque Lasso prácticamente gobernó con Lenín Moreno y en ese sentido tendría responsabilidad sobre el estropicio, el banquero adelantó una campaña muy astuta, en la que presentó al actual presidente como parte del correísmo y a Arauz como una extensión de esas mismas políticas.

Esa nación también está atravesada por una importante crisis de gobernanza, pues la popularidad de Moreno y sus ministros no alcanza el 10% y en este contexto caótico, los electores estarían más concentrados en sobrevivir y en identificar quién podría atender más eficazmente la crisis pandémica, antes que en poner en cuestión si querían el predominio de la banca o del Estado fuerte.

Así, tras la treta de Lasso, la población rechazó la Revolución Ciudadana de Rafael Correa y le dio la confianza al derechista, a lo que también colaboró la división de la izquierda por parte de Pérez y Moreno y el enfrentamiento de la CONAIE con el correísmo desde tiempos de Rafael Correa.

Las últimas encuestas, en las que se proyectó un empate técnico, auguraban un escenario complicado, puesto que también entraron en juego que la mitad del electorado tiene menos de 30 años y ni ellos ni los indígenas parecían decantarse por ninguno de los candidatos.

En medio de esa complicada situación, continuó relatando el experto, Arauz cometió el error de anunciar que había recibido el respaldo de la CONAIE, pero fue desmentido rápidamente por la mayor parte de los dirigentes de esa organización, un hecho que fue aprovechado por Lasso, quien lo presentó como un mentiroso consistente.

Los efectos de la división de la izquierda y de la campaña de Lasso en la derrota de Arauz

El pasado 21 de febrero, el analista argentino Atilio Borón reflexionó en torno a las posibles consecuencias que traería consigo la división de la izquierda ecuatoriana para el candidato Andrés Arauz y a propósito de su derrota, Pérez Pirela recuperó un extracto de aquellas reflexiones, que acaso sirven para poner en negro sobre blanco una compleja jugada cuyo fin último habría sido impedir el arribo del correísmo a la presidencia

Tras la primera vuelta, Borón dijo: «la fulminante irrupción de Xavier Hervas, un caballo negro, que de la nada –en torno al 2%– saltó al 16% de los votos en menos de tres semanas, apelando a un intenso y harto efectivo trabajo de las redes sociales, sobre todo el TikTok. Ya hablamos nosotros de su discurso y ahora comprendemos la influencia que tuvo».

Al respecto, el venezolano acotó que este candidato, que sumó muchos votos en la primera vuelta, luego prácticamente se los trasvasó a Lasso, una situación que ya el argentino veía venir.  

«Sobran las especulaciones acerca de quién sería más vulnerable ante una estrategia ofensiva de Arauz. Hay quienes prefieren al banquero, porque en ese caso, el contraste entre ambas propuestas sería una claridad absoluta, además porque Lasso cogobernó con Moreno estos últimos cuatro años y tendrá que hacerse cargo de la debacle en que ambos han sumido al país.

Esto es cierto, pero también lo es que si hay un político en Ecuador que dispone de un enorme poder financiero, mediático, político y en el ámbito judicial, ese personaje no es otro que Lasso.

De hecho, Lasso puede comprar muchas voluntades y movilizar al sicariato mediático y judicial e intervenir cuantiosamente en su campaña, sin dificultad alguna. Todo el ‘establishment’ se alineará incondicionalmente con su candidatura», detalló entonces.

Para más, Lasso además se en una campaña electoral caracterizada por una cruel guerra sucia, casi soportada en propaganda de guerra, mientras que Arauz trató de encontrar una identidad propia, pero se quedó en tratar de identificar a Lasso con el gobierno de Moreno y en decir que es banquero, con lo que acabó repitiendo obviedades, pues se trata de su tercera campaña electoral y todo el mundo conoce su prontuario.

En contraste, el analista precisó que el candidato derechista se desmarcó de la política y se concentró en buscar a los votantes que en la primera vuelta se habían decantado por otras opciones y se enfocó en remontar los 13 puntos de ventaja que le había sacado Arauz antes. Su lema, «El Ecuador del encuentro», funcionó entre los dispersos, que cayeron en esta trampa electoral.

De otro lado, el país tampoco se mantuvo al margen de la tendencia a «venezolanizar» las disputas electorales en la región. Trascendió que la campaña de Lasso pagó 20 dólares a migrantes venezolanos para que dijeran que había que votar por él, si no querían que Ecuador acabara como Venezuela.

En los hechos, el banquero apareció como un representante de la vieja política de las élites, Arauz lo hizo como representante de una política decadente, al tiempo que Carlos «Yaku» Pérez y Pachakutik se constituyen el segundo bloque parlamentario, solamente por detrás del correísmo.

En contraste, el partido de Lasso tiene pocos escaños, por lo que Pérez y Pachakutik procurarán, por tanto, presentarse como la oposición real a Lasso y si Arauz y el correísmo no lo entienden, pueden resultar desplazados hacia la tercera posición, reflexionó Pérez Pirela.

Resultados electorales al descubierto: el análisis de Fernando Casado

En ocasión del evento, el periodista Clodovaldo Hernández de LaIguana.TV entrevistó a Fernando Casado, profesor español adscrito a la Universidad de Manabí, quien aseguró que «el correísmo esperaba una victoria fácil y obtuvo un desastre electoral» y ofreció elementos interesantes para interpretar lo sucedido en Ecuador.

Casado, comentó el comunicador, hizo parte de un equipo que analizó la feroz campaña desplegada en medios convencionales y redes sociales con cuantiosos recursos financieros contra la opción de Andrés Arauz desde 2020.

En su opinión, el resultado parece incongruente con el clima de descontento que sacudió al pueblo ecuatoriano y que perjudicaba mucho más a Lasso que a Arauz, pues al primero se le podría considerar «cómplice» de la gestión gubernamental de la pandemia. Pese a eso, resultó electo con un pequeño pero contundente margen.

Además, el académico distingue el comportamiento de las regiones en la contienda, pues en la costa y en la sierra, el electorado votó antagónicamente. Empero, a efectos de la derrota del correísmo, Casado calificó como «debacle absoluta» lo ocurrido en Pichincha, donde está la capital, Quito, y que constituye el 17% del padrón electoral, pues allí la opción de Lasso se impuso por 30 puntos.

«Hubo un desmoronamiento del correísmo en la capital y en toda la sierra centro, donde se produjo un voto anticorreísta muy fuerte. En esta región es donde tuvo mayor fuerza en primera vuelta el voto de Yaku Pérez. Se suponía que iban a votar nulo en la segunda, pero no lo hicieron, sino que se impuso el anticorreísmo, hasta el punto de que en algunas provincias ha logrado producirse un 75% de Lasso versus un 25% de Arauz. Son provincias pequeñas, que tienen un peso de entre 1,5 y 3,5%, pero aún así, al sumarse, la paliza de Lasso ha sido muy contundente», dijo al respecto.

En tercer lugar, apuntó que «la costa se mostró correísta, como lo ha sido tradicionalmente, y puso en evidencia la división que hay en el país entre la sierra y la costa. Sin embargo, esa tendencia no generó un peso suficiente para compensar la ventaja que logró Lasso en la sierra».

Arauz y Correa llaman «a poner fin a la persecución política» en Ecuador

Al reconocer el triunfo de Guillermo Lasso, –que tildó como «un traspié electoral» del correísmo– y negó que se tratase de «una derrota política» o «moral»,  Arauz llamó a poner fin a la persecución política en el país y convocó a la paz y a la reconciliación sobre la base del respeto absoluto a los derechos humanos.

No obstante, por encima de estas declaraciones, Miguel Ángel Pérez Pirela considera que no solamente es derrota política para Ecuador sino para la región entera, que en alguna medida pagará las consecuencias de que el expresidente Rafael Correa haya pretendido mantener con vida la Revolución Ciudadana desde Bélgica y haya apostado por un líder de perfil tecnocrático, con el que intentó vanamente remontar la cuesta en pocas semanas.

En relación con el exhorto del candidato correísta, precisó que se enmarca en el hecho de que durante los últimos cuatro años, diversos funcionarios de la administración anterior fueron sometidos a procesos judiciales, incluyendo al propio expresidente Rafael Correa, quien al respecto dijo: «no es un final sino un comienzo, ha dicho Andrés. Gracias a todos por su apoyo. Sinceramente creíamos que ganábamos, pero nuestras proyecciones eran erradas. Suerte a Guillermo Lasso, su suerte será la de Ecuador. Solo le pido que cese la persecución judicial, que destruye vidas y familias».

Hay que recordar, añadió, que el exmandatario ha denunciado haber sido sometido a persecución política en los distintos procesos judiciales que se le siguen. En el Caso Sobornos 2012-2016, Correa y su exvicepresidente, Jorge Glas, fueron sentenciados a ocho años de cárcel, pues según los magistrados a cargo del fallo, ambos instigaron a otros funcionarios implicados a cometer el delito de cohecho.

En el Caso Balda se vincula al expresidente al secuestro del político ecuatoriano Fernando Balda, ocurrido en agosto de 2012 en Bogotá, Colombia y Glas fue sentenciado a seis años de prisión por asociación ilícita en el marco del Caso Odebrecht, en el que la Fiscalía se abstuvo de condenar José Conceiçao Dos Santos Filho, un ejecutivo de la trasnacional brasileña, a pesar de haberlo señalado como el hombre a cargo del esquema de sobornos de esta trama de corrupción.

Adicionalmente está el Caso Singue, por el que se le impusieron ocho años adicionales de presidio a Glas, así como para el exministro de Recursos Naturales no Renovables, Wilson Pastor, el exgerente de refinación de Petroecuador y el extitular de la cartera de Hidrocarburos, Carlos Pareja y para el empresario César Guerra. Tres personas más fueron condenadas a cuatro años de cárcel.

La terrible resulta, sintetizó el conductor de Desde Donde Sea, es que luego de 35 años de democracia formal, un representante orgánico del sector empresarial llegue al poder de forma directa, pero a diferencia de León Febres Cordero, cuyo triunfo en 1984 reinauguró el vetusto régimen oligárquico en pleno apogeo neoliberal, Lasso enfrenta una crisis múltiple de difícil resolución, porque tan solo la prolongación de la pandemia de COVID-19 implica un bloqueo político permanente.

Lo que está por venir en Ecuador

Las respuestas que eventualmente tendrá el próximo gobierno, ya han sido anticipadas: «apertura a la inversión extranjera, quiebre del mercado interno, acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, potenciación del sector privado de la economía en desmedro del Estado, priorización de la minería metálica, flexibilización laboral –mucha gente desempleada–, profundización del modelo basado en la extracción de recursos naturales; es decir, el neoliberalismo en su forma más ruda», detalló.

Asimismo, sostuvo que la llegada a la presidencia de Lasso, no implica su llegada al poder, pues ya lo ejercía durante la presidencia de Lenín Moreno, mas las condiciones del país no son favorables para la aplicación de este paquete de medidas de corte fondomonetarista y tampoco es posible dejar de lado las protestas antigubernamentales de 2019 –que indirectamente alcanzaron a Lasso–, que dejaron en evidencia la persistencia de profundos problemas estructurales imposibles de resolver bajo enfoques liberales.

De otra parte, las demandas del movimiento indígena –creación de un Estado plurinacional– y de otros sectores de la población que exigen distintos derechos, aparecen en primera fila, por lo que en su criterio, Lasso está sentado sobre una bomba de tiempo.

En otro orden, el analista vaticina que el voto nulo promovido por Carlos «Yaku» Pérez ahora se transfigurará en un conflicto a futuro, tanto contra Lasso como con el correísmo, si bien no está claro si Arauz está dispuesto a permanecer en él.

Así las cosas, Pachakutik y Yaku Pérez se venden como una izquierda ‘cool’ promovida por George Soros en América Latina, la afamada tercera vía, con su lucha por la autonomía territorial de los pueblos y nacionalidades indígenas, las restricciones a la depredación de la naturaleza o la despenalización del aborto, por citar los más urgentes postulados en los que cualquiera que se llame de izquierda o progresista –aunque no lo sea–, no tiene permitido el cuestionamiento, pero cuyas formas de lucha o consecución no son explicadas transparentemente a la población y donde las ONG y las trasnacionales tienen más votos que el Estado Nación, una táctica a la que también habría apelado el propio Lasso, al mostrarse solidario con las adolescentes embarazadas y defensor de los movimientos LGBTI.

En desmedro de Ecuador, estos personajes pretenden presentarse más a la izquierda de lo que realmente son, al tiempo que el país debe cargar con las consecuencias de los fallidos cálculos políticos del expresidente Rafael Correa, quien después de haber desempeñado una gestión excelente, se limitó a pretender tener beligerancia dentro de la vida política del país, de la que voluntariamente se aisló, dejando como herencia a Lenín Moreno, que, a su vez, dejó como herencia al banquero Lasso, dijo Pérez Pirela para concluir.

(LaIguana.TV)