Con un tema fuera de su ámbito habitual se inició la semana de Desde Donde Sea. La emisión del lunes 19 de abril se dedicó al fútbol y a los enormes negocios que están detrás de este deporte.

“Si Maquiavelo estuviera vivo, estaría escribiendo El príncipe, parte II. La Superliga significa una escisión, una confrontación de intereses en un negocio muy parecido a la esclavitud. Es una actividad en la que quien juega y el que expecta son simples medios, engranajes de negocios que nada tiene que ver con el fútbol y sus hinchas”, dijo el conductor del espacio, Miguel Ángel Pérez Pirela. 

El fútbol se transformó en tema de análisis a raíz de la controversia que se ha desatado con el anuncio de la creación de la Superliga de Europa, un negocio milmillonario que tiene detrás a uno de los cuatro bancos más importantes de Estados Unidos y a los dueños de varios de los equipos más destacados de España, Inglaterra e Italia. “Europa está escandalizada porque con esta liga le pasan por encima a los principios de igualdad y de solidaridad que deberían ser muy importantes en el deporte, un valor moral y ético”. 

“En lo particular, sé poco de deportes, a excepción del básquet, que es una de mis grandes pasiones. Si ustedes también son así, van quedar sorprendidos con lo que nos trajo nuestro Equipo de Investigación –adelantó-. La polémica se mantuvo durante el fin de semana y hoy se hizo aparentemente oficial. Nace la Superliga, dándole un golpe de Estado a la Champion League, a la FIFA y a la UEFA”. 

El aspecto que más indignación ha causado es que la Superliga se ha creado con unos clubes fundadores que siempre van a ser clasificados, aunque dejen de jugar bien o no estén a la altura de la competencia. Son tres equipos españoles (Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid), seis clubes ingleses (Arsenal, Chelsea, Liverpool, Manchester City, Manchester United y Tottenham Hotspur), tres italianos (Juventus, Inter de Milán, y AC Milán). Todos estos están esperando que se unan los alemanes Bayern Munich y Borusia Dortmund, y el francés París Saint-Germain, que no han dado el visto bueno. Si se incorporan los clubes alemanes y el francés, estarían representadas las cinco grandes ligas de Europa en la Superliga.  

“En el caso del París Saint-Germain no se trata de que su dueño tenga problemas morales para aceptar la idea, sino que está cuidando los negocios que ha pactado con la FIFA para transmitir el Mundial de Qatar – aclaró Pérez Pirela-. La Superliga tendrá un total de veinte participantes, quince fijos y otros cinco que clasificarían según el rendimiento de la temporada anterior. Pero hay qué ver cuál sería esa temporada porque ya la FIFA está diciendo que, si forman esa liga cerrada, los jugadores no van a poder participar en las ligas nacionales de Europa e incluso podrían quedar vetados para los mundiales. Esto es un terremoto”. 

Un supernegocio

El presidente del equipo Real Madrid, Florentino Pérez, aparecía como tendencia en redes a la hora del programa. En uno de los muchos memes en los que figura, dice que no es una liga de ricos, que es una liga solidaria. La frase es firmada por “el padre Florentino de Calcuta”. Pérez será el presidente de la Superliga; mientras Andrea Agneli, presidente de Juventus (también de la Fiat y uno de los empresarios más acaudalados de Italia) y el dueño del Manchester United, Joel Glazer, fungirán de vicepresidentes. 

«Vamos a ayudar al fútbol a todos los niveles a ocupar el lugar que le corresponde en el mundo. El fútbol es el único deporte global en el mundo con más de 4 mil millones de seguidores y nuestra responsabilidad como grandes clubes es responder a los deseos de los aficionados», indicó Florentino Pérez, en lo que el moderador del programa calificó de “una muestra de caradetablismo supersayayín, como dicen los millennials, pues presenta esto como un acto altruista, cuando es un negocio entre varias de las personas más ricas de Europa que quieren hacerse todavía más ricas y le echan la culpa al covid-19”. 

Según la nota de prensa fundacional de la Superliga, se trata de una respuesta a la inestabilidad del actual modelo del fútbol europeo, que se encuentra en crisis a causa de la pandemia. 

Prosiguió leyendo la declaración inicial de los promotores del nuevo torneo. «Durante años, los clubes fundadores han tenido como objetivo mejorar la calidad y la intensidad de las competiciones europeas existentes y, en particular, crear un torneo en el que los mejores clubes y jugadores puedan competir entre ellos de manera más frecuente», reza el texto.  

“Obviamente no lo dicen, pero esto significa excluir al resto de los clubes y al resto de los jugadores –enfatizó Pérez Pirela-. La polémica gira en torno a lo que es considerado un cínico proyecto, un cínico modelo que se basa en el interés propio de unos pocos clubes en un momento en el que la sociedad necesita más que nunca solidaridad. Esta carta es por decir lo menos antisolidaria con clubes, jugadores e hinchas porque todo el modelo se basa en el pago por ver los partidos”. 

Esquema de competición

Todos los partidos se jugarán entre semana. Todos los clubes seguirán compitiendo en sus respectivas ligas nacionales, preservando así el calendario de los equipos europeos que casi siempre juegan los fines de semana. La temporada comenzará en agosto con la participación de los clubes en dos grupos de diez que jugarán partidos de ida y vuelta. Los tres primeros de cada grupo se clasificarán automáticamente para los cuartos de final. Los equipos que terminen en cuarta y quinta posición jugarán un play off adicional a doble partido. Posteriormente se jugarán otros play off de doble partido en cuartos de final y semifinales. La final será a partido único a finales de mayo en una sede neutral. 

Tan pronto como sea posible se pondrá en marcha la correspondiente liga femenina. 

Los impulsores de la idea aseguran que “se apuesta a que este torneo proporcione un crecimiento económico significativamente mayor lo que permitirá apoyar al fútbol europeo a través de un compromiso a largo plazo de que los aportes a la solidaridad crezcan en línea con los ingresos de la nueva liga”. 

La traducción de esto, según Pérez Pirela, es: “nos vamos a hacer más ricos y luego veremos si somos solidarios con aquellos a los que hemos excluido”. 

El conductor del programa se preguntó ¿qué pasará con las ligas nacionales? Y a renglón seguido señaló que aún no está claro si van a aceptar el nuevo certamen. “Será muy complicado acceder a esta selecta competición por lo que la importancia de las ligas domésticas se reduce. Ya hay dos ligas que no lo aceptan. Desparecerán las aspiraciones europeas de los equipos más modestos, aunque se da por hecho que debería mantenerse una segunda competición continental, como la actual Liga de Europa”, reseñó. 

Presentó algunas de las declaraciones dadas hasta ahora por los protagonistas de la gran controversia. Por ejemplo, el Barça, que confirmó su participación en la Superliga en calidad de fundador, dijo que la idea es «aumentar el valor y las ayudas en beneficio de la pirámide del fútbol en su conjunto». Añadió este club que “el futuro pasa por la necesidad de ofrecer partidos de más calidad como para obtener recursos adicionales para el mundo del fútbol”. 

Insistió Pérez Pirela en que el discurso que se han puesto de acuerdo para emitir es el que asegura que la Superliga será favorable para el mundo del fútbol, cuando en realidad lo será para los dueños de los grandes equipos, es decir para empresas privadas del fútbol. 

En contra

Expuso también la opinión de quienes se han manifestado en contra, comenzando con la FIFA, el organismo que rige al fútbol a escala mundial. “La FIFA, que tampoco es un angelito de la guarda, está en contra. En un comunicado dijo que “solo puede expresar su desaprobación a una liga separatista europea cerrada, fuera de las estructuras futbolísticas internacionales. En nuestra opinión, y de acuerdo con nuestros estatutos, cualquier competición de fútbol, ya sea nacional, regional o mundial, siempre debe reflejar los principios básicos de solidaridad, inclusión, integridad y redistribución financiera equitativa”.  

En el bando contrario a la Supeliga se sitúan los clubes franceses, aparentemente con el PSG a la cabeza, y varios de los alemanes que cuentan con el liderazgo del Bayern de Munich, que está abiertamente en contra de una competición cerrada, alegando que dejaría fuera a centenares de clubes.  

Otro que se expresó en contra fue el exfutbolista portugués Luis Figo, quien expresó lo siguiente: “Esta supuesta ‘Superliga’ es cualquier cosa menos ‘super’. Este movimiento codicioso e insensible significaría un desastre para nuestro fútbol base, para el fútbol femenino y para la comunidad futbolística en general. Es sólo para servir a los propietarios interesados, que dejaron de preocuparse por sus aficionados hace mucho tiempo, y una total indiferencia por el mérito deportivo. Es trágico”. 

La Federación de Fútbol italiana (FIGC) manifestó su categórica posición en contra de la Superliga europea y definió este proyecto «cínico e inmoral», además de no respetar el mérito deportivo. 

La Federación Alemana de Fútbol (DFB) se posicionó también claramente en contra de la iniciativa, mientras los equipos alemanes que podría formar parte de ella guardan silencio. 

Fuera del ámbito deportivo, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, y el presidente francés, Emmanuel Macron, criticaron el nuevo torneo.

Johnson dijo que “la Superliga sería muy perjudicial para el fútbol porque golpearía en el corazón del juego doméstico y a los fanáticos de todo el país, y por eso apoyamos a las autoridades del fútbol a tomar medidas en contra de ella”. 

Macron dijo que es una amenaza a los principios de solidaridad y mérito deportivo por lo que apoya la postura de los clubes franceses de rehusarse a participar, según reseñó el medio especializado L’Équipe. 

“Es contrario a los valores europeos de diversidad e inclusión. No hay margen para reservarlo a unos pocos clubes ricos y poderosos», estimó uno de los vicepresidentes de la Comisión Europea en Twitter, Margaritis Schinas.  

¿Qué banco está detrás?

Subrayó Pérez Pirela que, a todas luces, no se trata de una idea meramente recreativa, sino una iniciativa con muy ambiciosos fines de lucro. Por eso es fundamental saber quién pone el dinero. 

La prensa especializada tanto en fútbol como en finanzas ha informado que el banco estadounidense JP Morgan financiará la nueva Superliga Europea. Con una subvención de 4 mil 210 millones de dólares, este banco va a impulsar este meganegocio que, según algunas fuentes, está persiguiendo desde 1998. 

Los clubes fundadores reciben 3 mil 500 millones de euros para dedicarlos a planes de expansión e infraestructura y para compensar el impacto de la pandemia. Además, se contempla una cifra de ayudas que supera al sistema actualmente en vigor de condiciones europeas y se prevé que superen los 10 mil millones de euros. 

“El negocio es tan bueno, que a los equipos pequeños les van a pagar para que no jueguen”, ironizó. 

En la práctica esto significa que el fútbol europeo pasará a ser controlado por EEUU. El Banco JP Morgan Chase fue constituido a lo largo de su historia por la fusión de más de 1 mil 200 instituciones. Comenzó con The Manhattan Company, creada en 1799 y autorizada por el estado de Nueva York para suministrar agua potable a la ciudad. Sus inversionistas centrales están radicados en Nueva York y es líder en inversiones bancarias, servicios financieros y gestión de activos. Es la primera institución bancaria de EEUU, seguida del Bank of America y del Citigroup. Las acciones del JP Morgan Chase son propiedad de grandes instituciones, planes de pensiones, fondos mutuos e inversionistas individuales. Son los que van a controlar el fútbol europeo de ahora en adelante.  

Alrededor de 100 millones de personas en EEUU poseen acciones de esta institución financiera, entre ellos veteranos de guerras, maestros, policías, bomberos, trabajadores jubilados y quienes ahorran para una casa, la escuela o la jubilación. El banco participa ya como patrocinador de diferentes deportes, entre ellos equipos de Grandes Ligas de beisbol o de la Asociación Nacional de Baloncesto de EEUU o del fútbol estadounidense, la MLS; en el US Open de tenis; automovilismo, rugby y carreras de caballos. 

En enero, The Times publicó un proyecto de lo que se estaba planeando como la Superliga Europea, cuyos equipos fundadores habían ya recibido ofertas de hasta 350 millones de euros a cada uno para unirse a la competición. 

Los ingresos del JP Morgan derivados de este negocio se basan en los derechos de transmisión televisiva de los partidos y en el patrocinio. 

El proyecto sonaba desde septiembre de 1998, cuando hubo encuentro entre JP Morgan, Juan Onieva, como vicepresidente económico de Real Madrid, y Andrea Locatelli, del grupo empresarial que ha ideado el proyecto. 

Citó un trabajo de la revista especializada española Marca, en el que se plantea que “en la base de la Superliga está el maridaje entre la vieja vinculación emocional del viejo aficionado al fútbol y el concepto del deporte como espectáculo globalizado y en el que el público no es más que espectador. Y la idea de que de eso se puede sacar mucho, mucho dinero”. 

“Sólo hay dos posturas claras: quienes siguen las banderas de sus líderes, vayan estas hacia donde vayan, y las de quienes afirman que el fútbol ha muerto y que desde ahora sólo se podrá visitar, o ver por la tele, su mausoleo”, añade el reportaje. 

Según Marca, lo que está pasando en el fútbol no es ninguna novedad. El tenis profesional escapó de la tutela de sus organismos tradicionales en los años 60-70. La idea de la Superliga del fútbol es idéntica a la del baloncesto, implantada hace ya unos años. Es también un movimiento análogo, salvando las distancias, al fin del amateurismo en la élite que en algunos deportes sucedió hace 80, 60 o 50 años. Así que, como ven, no es el fin del mundo. La misma Copa de Europa partió de una iniciativa de los clubes”. 

“Sí es el fin de un mundo. El dinero y el espectáculo pasan a ser el centro de la actividad futbolística. Ya lo eran antes pero ahora se pasa a otro nivel. Lo más llamativo aquí es el que el fútbol seguirá contando con la vinculación emocional de sus aficionados, pero en la práctica los convierte en clientes, espectadores y abonados (…) Juega con la vinculación emocional porque confía en que nadie vuelva la espalda a esta aventura, sino al revés: Mi club lo dice y yo detrás. Pero ellos y en realidad los aficionados saben que esta decisión supone, entre otras cosas, horarios vinculados a Estados Unidos y a Asia, o partidos allí, por ejemplo. Pero partidos oficiales, no giras de pretemporada, y eso entre otras cosas”. 

Afirma la revista española que “si se ha lanzado la idea es porque quienes lo han hecho suponen que podrán ganar mucho dinero, y eso supone que su público es fiel, inagotable, eterno, rico, poco crítico en la medida que hemos señalado en la introducción y que la tele lo aguanta todo (…) Sorprende que en un momento de crisis económica tras y durante -según zonas- una pandemia se hable de una orgía de millones como la que vemos, pero ahora mismo lo que sobra es capital acumulado y si financia JP Morgan, por lo menos hay para empezar. El mundo financiero, con sus pérdidas y ganancias diferidas a ejercicios futuros, es una abstrusa teología para el común de los mortales. (…) Que esto no sea cuestión más que de dinero vale también para UEFA/Champions y la FIFA”.  

En realidad la Superliga no es problema más que para las Ligas Nacionales y las televisiones. Si estas ven más negocio en la Superliga y tienen capital más limitado, se lo llevarán allí en la medida que dicta la teoría económica actual: meter más dinero en programas de cotilleo que en ciencia, salvando las distancias en la comparación, si se cree que el beneficio (audiencia y eso) es mayor (…) Los jugadores, según el punto anterior, están de enhorabuena porque van a cobrar más. No es que vayan a ser mejores ni dar más espectáculo, sino que van a cobrar más dada la orgía de millones. A la vuelta de unos años tendremos jugadores que no serán normalmente mejores que Messi, pero que cobrarán normalmente más que Messi”.  

El artículo concluye diciendo que “la Superliga ya está aquí. Napoleón dijo que para hacer la guerra hacían falta tres cosas: dinero, dinero y dinero. Julio César, que el poder dependía de sus soldados, que dependían del dinero, que dependía del poder. Ahora, con Florentino y Morgan, estamos en las mismas”. 

Glosó otro artículo de Marca, titulado “Un grave golpe al fútbol”: 

“Modificar de forma tan brusca (y sin consenso) los formatos actuales hacen intuir una importante desestabilización del sistema sobre el que se asentaba un deporte en continuo desarrollo. El impacto sobre las Ligas nacionales, y sobre los campeonatos de países sin equipos en esta nueva Superliga, puede ser demoledor. (…) Aunque los clubes ‘separatistas’ insisten en que su propósito es mantenerse también en los torneos domésticos, es difícil pensar que esta revolución no afecte a dichos campeonatos, con un incuantificable perjuicio para los clubes y aficiones de la inmensa mayoría de equipos”. 

“El estallido de esta ‘guerra’ puede provocar una catarata de sanciones y penalizaciones, ya avanzadas por UEFA, que repercutirán negativamente en todos los sentidos. No sólo en el fútbol como industria (floreciente, a pesar del actual y puntual impacto de la pandemia) sino también en el fútbol como contenedor de emociones”, remató este texto. 

A lo largo del programa hubo una intensa participación de la audiencia. Los comentarios coincidieron en el divorcio cada vez más claro que se observa entre los intereses empresariales de los dueños de los equipos y los aficionados que los respaldan con una vocación casi religiosa. 

Tanto el moderador como los participantes señalaron que deportes como el fútbol han sido siempre un “opio del pueblo”, una distracción de los verdaderos problemas colectivos y hasta una clara estupidización de las masas. “No es que sea malo ser hincha, lo malo es dogmatizar, como esas personas que dicen estar dispuestas a morir por un equipo que, al final de cuentas, es una empresa cuyos dueños solo quieren ganar dinero”, expresó Pérez Pirela. 

El usuario Osman Llavaneras dejó en el aire la interrogante ¿qué diría Maradona? “Es una excelente pregunta. Yo creo que criticaría con toda su fuerza y a los cuatro vientos esta Superliga. Pondría el dedo en la llaga como lo hizo con los negocios delictivos de la FIFA”, lucubró el moderador. 

Sobre el tema de la estupidización de las masas, Pérez Pirela comentó que desde los años 80 se impusieron en Italia los programas en los que señores encorbatados, con aires de científicos, analizan los partidos de fútbol. “Cuando llegué a Europa, me impresionaron esos programas que duran hasta cuatro horas. Son una especie de oda a la nada”, dijo. 

Con respecto al futuro del fútbol, expuso la tesis de Emilio La Peruta (compañero de sus estudios de Filosofía y cofundador de LaIguana.TV), quien vaticina que la virtualidad será la característica de los campeonatos del futuro, que se llevarán a cabo sin futbolistas de carne y hueso, solo con equipos y jugadores virtuales.  

Algunos de los participantes opinaron que es una visión demasiado apocalíptica y expresaron que el fútbol real prevalecerá, pero otros advirtieron que se trata ya de una realidad, pues en EEUU son multimillonarias las apuestas en campeonatos de videojuegos. 

“Es un gran negocio porque no se necesitan estadios ni árbitros ni técnicos”, acotó Pérez Pirela. 

(LaIguana.TV)