El presidente y principal accionista del laboratorio Richmond está al frente de la empresa desde los 26 años y fue protagonista de su expansión regional y su salida a la bolsa de valores. Padre de siete hijos y fanático del triatlón, su sueño de producir vacunas para toda Sudamérica es una de las buenas noticias en esta pandemia.

La noticia de que Argentina producirá localmente la vacuna contra el COVID-19 Sputnik V, desarrollada por el Instituto Gamaleya de Rusia no solo puso en el centro de las miradas al laboratorio Richmond, que se encargará de la proeza, si no a su director, el empresario Marcelo Figueiras, que se presenta como un entusiasta y joven emprendedor dispuesto a arriesgarse e invertir en su país en un momento crítico de la salud y de la economía.

«Hay equipo, mucho trabajo, emoción y ganas en el Gamaleya National Research Institute», escribió Figueiras en su cuenta de Twitter el 19 de abril, luego de visitar en Moscú la sede del laboratorio ruso que desarrolló la vacuna que desde diciembre de 2020 se aplica en Argentina. El tuit representa el optimismo del empresario y que lo lleva a asegurar que su laboratorio llegará a producir 500 millones de dosis de la Sputnik V para distribuir en Sudamérica y Europa.

Si bien el inicio de la Sputnik V en Argentina lo puso en el centro de atención, Figueiras no es de esos empresarios que prefiere permanecer en las sombras. No solo mantiene abiertos y actualizados sus perfiles en Twitter, Facebook, LinkedIn y hasta Flickr, sino que cuenta con un sitio web propio (http://marcelofigueiras.com) en el que explicita varios hitos de su vida y carrera empresarial.

Figueiras nació el 16 de noviembre de 1963 en Buenos Aires. Con 23 años, en 1986, se inscribió en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) con la intención de obtener el título de contador público. Lo obtuvo cuando se iniciaba la década de 1990 y viajó a Estados Unidos para realizar varios posgrados en la Universidad Harvard y la Escuela de Negocios de Harvard.

Según destaca su biografía, Figueiras se especializó en posiciones de liderazgo: hizo el posgrado Changing the Game: Negotiating and Competitive Decision Making (Cambiando el juego: negociación y toma de decisiones competitivas) y participó del Owner/ President Management Program (Programa de administración para propietarios/presidentes). Entre otros estudios, también participó del Executive Program for Growing Companies (Programa ejecutivo para empresas en crecimiento) de la Escuela de Negocios de Stanford.

Fuera de las aulas, la carrera empresarial de Figueiras fue meteórica, ya que accedió a la presidencia de Richmond —un laboratorio fundado hace más de 85 años— en noviembre de 1989, cuando tenía apenas 26 años. «Su actividad empresarial se concentra principalmente en la industria farmacéutica con participación en el rubro bancario y de seguros», resume la página web del empresario.

Figueiras se mantiene hasta la actualidad como presidente del laboratorio y durante esos más de 30 años de gestión, el empresario ha liderado un proceso de expansión de la firma que lo llevó a otros países de América Latina. De hecho, Richmond tiene subsidiarias en Colombia, Chile y Paraguay, «socios estratégicos» en Bolivia, Brasil, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, República Dominicana y Uruguay y aliados en 11 países de África, Oriente Medio y Asia.

Con Figueiras a la cabeza, Richmond también marcó un hito al convertirse en el primer laboratorio argentino en colocar acciones en la bolsa de valores. Figueiras es el accionista mayoritario de la sociedad, con el 38,48% del capital accionario. Le siguen la compañía Busnel S.A. con el 24,74% y Alberto D. Serventich con el 19,24%. El 17,54% de las acciones corresponde a capital flotante.

El laboratorio basa su producción en cuatro tipo de medicamentos: oncológicos y hematooncológicos, neuropsiquiátricos, cardiometabólicos y antivirales, rubro en el que se destacan los tratamientos contra el VIH y la Hepatitis C. Si bien el laboratorio trabaja con más de 80 principios activos, las estrellas de su catálogo son el Zevuvir, un antirretroviral para tratar a pacientes con sida, y el Renacenz, un neuroprotector para tratar el Alzheimer, entre otras dolencias neurológicas.

A pesar de los efectos económicos de la pandemia de COVID-19, el laboratorio dirigido por Figueiras supo tener un aceptable año 2020, que cerró con un resultado neto positivo de 486,2 millones de pesos argentinos (5,2 millones de dólares). Según reportó la empresa en diciembre de 2020, el mejor resultado obedeció sobre todo «al crecimiento en ventas, tanto a nivel de volumen como por precio en todas las líneas de negocio».

Ya en diciembre de 2020, el directorio encabezado por Figueiras ratificaba su estrategia de «proyectos de inversión industrial» en la región, «favoreciendo el lanzamiento de nuevos productos tanto en las terapias tradicionales como en la incorporación de productos biosimilares».

En el marco de esa estrategia de expansión el propio Figueiras viajó a Moscú para firmar, el 25 de febrero de 2021, el memorándum de entendimiento entre Richmond y el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) en representación del Instituto Gamaleya, con la finalidad de avanzar en la fabricación de la Sputnik V en Argentina.

Desde que se conoció el acuerdo, el nombre de Figueiras multiplicó su presencia en medios argentinos. El empresario brindó varias entrevistas telefónicas desde Moscú, donde se encuentra a la espera de que el Instituto Gamaleya realice las pruebas de calidad a las primeras 21.000 dosis fabricadas en el laboratorio de Richmond ubicado en Pilar, provincia de Buenos Aires.Muchos sondeos periodísticos en torno a la figura de Figueiras buscan encontrarle un lugar en el polarizado espectro político argentino. Sin embargo, allegados consultados por el diario La Nación aseguraron que el empresario «está bien» tanto con la izquierda como con la derecha.

Algunos todavía recuerdan que en 2018, Figueiras se animó a cuestionar a través de Twitter al entonces ministro de Producción, Dante Sica, y al secretario de Salud, Adolfo Rubinstein, alegando que las compras de medicamentos que el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) hacía a la Organización Mundial de la Salud (OMS) perjudicaban a la industria farmacéutica argentina.

Fuera de lo político, otros buscan retratar una faceta más familiar del empresario: se trata de un hombre que, a pesar de su intensa carrera empresarial se las arregla para ser padre de siete hijos, ser fanático del club de fútbol River Plate argentino y dedicar su tiempo libre al Triatlón, llegando a participar incluso de la prueba mundial combinada de natación, ciclismo y velocidad conocida como Half Ironman.

Por si fuera poco, Figueiras también es reconocido entre sus colegas del sector, ya que tiene activa participación en la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos (Cilfa), en cuya directiva ocupa el puesto de vocal.

(Sputniknews)