Los países que lideran la emisión de gases causantes del cambio climático se dedican a canjear promesas, casi todas a muy largo plazo, mientras la cuenta regresiva del planeta sigue en marcha, advirtió Miguel Ángel Pérez Pirela.  

En el Día de la Tierra, el filósofo y comunicador dedicó su programa, Desde Donde Sea, al tema del calentamiento global, tomando como punto de partida la Cumbre Mundial que fue convocada por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden para los días 22 y 23 de abril. 

Destacó que en el encuentro virtual participan líderes de todo el orbe, pero es significativo que 17% de los países convocados son responsables de 80% de las emisiones globales. 

“El cambio climático es uno de los grandes temas de discusión, pero siempre entre generalidades, grandes discursos y muchas promesas y compromisos que luego no se cumplen. Lo importante en este caso es que los acuerdos sean vinculantes, no simples declaraciones de buenas intenciones”, expresó. 

Un cuadro dramático

A lo largo del programa, citó ampliamente varios materiales de la Organización de las Naciones Unidas, incluyendo una declaración de su secretario general, Antonio Guterres. 

En esos documentos se admite que las medidas que se han tomado hasta este momento no son suficientes para evadir un futuro sombrío. Ya comienza a escasear el agua y la comida, mientras se suman los desastres naturales que cada vez son más frecuentes y destructivos.

Guterres recalca que el tiempo se está acabando y hay muchas tareas por delante. No es momento de rendirse.  

El funcionario piensa que “la conclusión de la ciencia, aceptada mundialmente, es irrefutable: para evitar que la crisis climática se convierta en una catástrofe permanente, debemos limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados. Para ello, debemos lograr que a mediados de siglo las emisiones netas de gases de efecto invernadero sean de valor cero”. 

“Aquí surge la pregunta ¿es esto posible? –planteó el moderador-. Al analizar los datos concretos, cualquiera se torna escéptico”. 

Según el secretario general de la ONU, un grupo de países que representan aproximadamente dos tercios de la economía mundial ya se han comprometido a hacerlo. “Es un indicio alentador, pero necesitamos urgentemente que todos los países, ciudades, empresas e instituciones financieras se unan a esa coalición y adopten planes concretos para la transición a emisiones netas cero”. 

“Aún más urgente es que los gobiernos respalden esa ambición a largo plazo con la adopción de medidas concretas ahora, en un momento en que se están movilizando billones de dólares para superar la pandemia de covid-19. Y a muchos se les ha olvidado el tema del calentamiento global. La revitalización de las economías es nuestra oportunidad de reconfigurar nuestro futuro”, añadió. 

Recordó el diplomático que el mundo ya cuenta con un sólido marco para la acción: el Acuerdo de París, en el que todos los países se comprometieron a establecer sus propios planes nacionales de acción climática y a reforzarlos cada cinco años. Muchos gobiernos locales y empresas privadas se han comprometido a lograr emisiones netas de valor cero para 2050 y han emprendido importantes revisiones de sus modelos de negocio. “Han transcurrido más de cinco años desde entonces y nos enfrentamos a la prueba contundente de que si no actuamos destruiremos nuestro planeta”, enfatizó Guterres. 

Pérez Pirela comentó que, en contrapartida a esas declaraciones y acuerdos, es evidente que hay gente, magnates mundiales que propician más bien la destrucción del planeta, tal vez porque piensan largarse a otros mundos cuando se disponga de la tecnología para ello. “Por lo pronto, todavía no se le ve el queso a la tostada, como decimos en Venezuela”. 

Guterres pide a todos los bancos de desarrollo multilaterales y nacionales que, antes de la COP26 (la conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático, que se realizará en noviembre de este año en Glasgow, Escocia), “se adopten políticas claras para financiar la recuperación de la covid y la transición a economías resilientes en los países en desarrollo, teniendo en cuenta los niveles de deuda agobiantes y las enormes presiones a que están sometidos los presupuestos nacionales”. 

Retos

Señaló Pérez Pirela que uno de los retos concretos a los que se enfrenta el mundo en general es el de la sustitución progresiva del carbón mineral como combustible. 

“La eliminación gradual del carbón del sector eléctrico es el paso más importante para alcanzar el objetivo de 1,5 grados. La adopción inmediata de medidas para eliminar el combustible fósil más sucio y contaminante de los sectores energéticos ofrece a nuestro mundo una oportunidad. El consumo mundial de carbón para generar electricidad debe reducirse para 2030 en un 80 % por debajo de los niveles de 2010. Eso significa que las economías desarrolladas deben comprometerse a eliminar el carbón para 2030 y que los demás países deben hacerlo para 2040. Se espera que La COP26 debe marcar el fin del uso del carbón”, reza el informe de la ONU. 

Los países desarrollados deben cumplir sus compromisos de aportar y movilizar 100.000 millones de dólares anuales para: 

-Duplicar los niveles actuales de financiación para el clima.

-Dedicar la mitad de la financiación para el clima a la adaptación.

-Poner fin a la financiación internacional del carbón. 

-Desviar las subvenciones de los combustibles fósiles a las energías renovables. 

Hay muchas expectativas sobre La Cumbre del G7 que se celebrará en junio y que es vista como una oportunidad para que los países más ricos del mundo den un paso adelante y asuman los compromisos financieros necesarios que garanticen el éxito de la COP26. 

En este sentido es clave el desarrollo de energías limpias como la eólica. China se está convirtiendo en líder de estas tecnologías.

Peligros reales

Explicó el moderador del programa que los peligros que se ciernen sobre la humanidad a raíz del cambio climático no son hipotéticos, sino que cada vez se tornan más reales.  

Según los expertos, los países que menos han contribuido al cambio climático son los que sufren muchos de los peores efectos. Muchas pequeñas naciones insulares simplemente dejarán de existir si no intensificamos la respuesta. 

La ocurrencia de desastres en América Latina relacionados con el clima, se ha multiplicado por 2,4 desde 1970. 

Tomó el caso de Panamá como ejemplo crucial. En los últimos 50 años, este país ha experimentado eventos climáticos intensos como lluvias, prolongadas tormentas de viento, inundaciones, sequías, incendios forestales, deslizamientos de tierra, ciclones tropicales e impacto de la oscilación sur del Niño y la Niña. 320 familias perdieron sus viviendas en Chiriquí, Bocas del Toro y Veraguas, debido a los efectos indirectos del huracán Eta. 

Panamá, uno de los tres únicos países carbono negativos del mundo, junto con Bután y Surinam, ha comprometido la conservación de una importante extensión de su territorio y sus recursos a mantener ese balance que compensa la emisión de gases de efecto invernadero. Además, está sentando las bases para aumentar hasta un 70% la energía renovable para 2050 y reforestar cerca de 50 mil hectáreas en todo el país para el mismo año, aumentando su capacidad de sumidero en unos 2,6 millones de toneladas. 

El Canal de Panamá, la importante ruta interoceánica, también ha hecho su parte y desarrolla una estrategia verde para conservar los recursos hídricos e incentivar entre sus usuarios prácticas de eficiencia ecológica, como la transición hacia combustibles más limpios, además de medir las emisiones de CO2 que ahorró al trayecto del comercio mundial: 13 millones de toneladas en 2020. 

Desaparición de bosques

Otro de los problemas ingentes que aceleran el cambio climático es la depredación de bosques. Cada año desaparecen 10 millones de hectáreas de bosques, una extensión del tamaño de Islandia, mientras que un millón de especies de animales y plantas están en peligro de extinción. 

El aumento de la temperatura global está desencadenando cambios en el planeta que perjudican a las personas, los animales y las plantas: desde la subida del nivel del mar que puede afectar ciudades enteras, hasta el cambio en las migraciones de especies o la desaparición de cultivos. 

Un protagonista de primer nivel, la Unión Europea (UE) ha alcanzado un acuerdo para la nueva Ley del Clima, según la cual los 27 países miembro se comprometen a reducir las emisiones un 55% de cara a 2030, con el objetivo de convertirse en el primer continente con emisiones neutras en el año 2050. 

“La pregunta es, de nuevo, si lo hará o no”, dijo Pérez Pirela, al poner en consideración el hecho de que todavía estos países no han cumplido compromisos previamente adquiridos. 

Algunos países ni siquiera han adoptado las medidas necesarias para cumplir el acuerdo. China es el país más contaminante del mundo y en 2015 se comprometió a reducir sus emisiones de cara a 2030. Pero más tarde pospuso ese compromiso a 2060. 

Por otro lado, el entonces presidente Donald Trump anunció la retirada de EEUU del Acuerdo de París para priorizar la actividad económica durante su mandato (2017-2021). Joe Biden volvió a adoptar el compromiso climático al llegar a la presidencia a principios de este año. 

“Eso es cierto, pero yo me uno a los que dudan que el somnoliento Biden tenga el guáramo necesario para hacer algo efectivo pues debe enfrentar los intereses económicos de muchas grandes empresas estadounidenses”, acotó el presentador. 

Según el último informe sobre la Brecha de emisiones realizado por la ONU, si no se toman medidas más allá de los compromisos del Acuerdo de París, es posible que las temperaturas aumenten más de 3 grados este mismo siglo. Con las cifras actuales, el planeta no podrá cumplir los objetivos del acuerdo. 

Desde hace 28 años, y cada vez con más preocupación, los científicos han advertido con datos sobre un clima cambiante y sus consecuencias. En 2020, el calentamiento global siguió aumentando, así como los desastres que conlleva, con lluvias y sequías extremas, incendios, aumento del nivel del mar, y entre otras cosas, una temporada récord de huracanes en Caribe. La pandemia exacerbó aún más el hambre, la pobreza y el desplazamiento que causa el cambio climático en un año que hizo estremecer al planeta.  

Tenemos 28 años de datos que muestran aumentos significativos de temperatura en la tierra y el océano, así como otros cambios como el aumento del nivel del mar, el derretimiento de hielo marino y glaciares y cambios en los patrones de precipitación.  

Las concentraciones de los principales gases de efecto invernadero siguieron aumentando en 2019 y 2020. Las fracciones molares de dióxido de carbono (CO2) promediadas a nivel mundial ya han superado las 410 partes por millón (ppm), y si la concentración de CO2 sigue el mismo patrón que en años anteriores, podría alcanzar o superar las 414 ppm en 2021. 

La desaceleración económica deprimió temporalmente las nuevas emisiones de gases de efecto invernadero, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, pero no tuvo un impacto perceptible en las concentraciones atmosféricas. 

“Al inicio de la pandemia, se comentó que iba a disminuir el calentamiento global con el confinamiento. Pero nada más lejos de la realidad. Recuerdan que comenzaron a salir peces, ballenas, delfines, monos y la gente decía que la covid-19 estaba ayudando al planeta, pero el impacto no ha sido perceptible”, expresó Pérez Pirela. 

El océano absorbe alrededor del 23% de las emisiones anuales de CO2 antropogénico a la atmósfera y actúa como amortiguador contra el cambio climático. Sin embargo, el CO2 reacciona con el agua de mar, reduciendo su pH y provocando la acidificación del agua. Esto a su vez reduce su capacidad para absorber CO2 de la atmósfera. La acidificación y desoxigenación de los océanos ha continuado, afectando los ecosistemas, la vida marina y la pesca.

En los Estados Unidos, los incendios más grandes jamás registrados ocurrieron a fines del verano y otoño. La sequía generalizada contribuyó a los incendios, y de julio a septiembre fueron los más calurosos y secos registrados en el suroeste. El Valle de la Muerte en California alcanzó los 54,4° C el 16 de agosto, la temperatura más alta conocida en el mundo en al menos los últimos 80 años. 

En el Caribe, las grandes olas de calor ocurrieron en abril y septiembre. Cuba registró un récord de temperatura nacional de 39,7 ° C el 12 de abril. Más calor extremo en septiembre supuso récords nacionales o territoriales establecidos para Dominica, Granada y Puerto Rico. 

Relación cambio climático y covid-19

La explosión de la pandemia de coronavirus ha afectado a la economía de todos los países, pero también ha tenido efectos positivos para el medio ambiente en 2020. El paro en la producción de fábricas, el descenso en el consumo de energía y las restricciones de movilidad, con menos aviones y vehículos circulando, harán que las emisiones de dióxido de carbono caigan hasta un 7%, según el informe de la ONU. 

Sin embargo, esta disminución es muy pequeña y no sirve para compensar los niveles de emisiones actuales. China, por ejemplo, ya ha retomado la actividad en todo el país y sus emisiones de gases de efecto invernadero ya superan a las anteriores a la pandemia. 

Las Naciones Unidas también alertan sobre la importancia de preservar la biodiversidad para evitar la aparición de nuevas pandemias, ya que la diversidad de especies dificulta la propagación de patógenos. La deforestación, la ganadería y agricultura intensiva y el tráfico ilegal de animales pueden aumentar la transmisión de enfermedades infecciosas. 

“Esto es importante porque esta pandemia y otras que pueden venir, tienen que ver con las alteraciones del clima y la destrucción del hábitat natural de los animales”, destacó. 

Compromisos de países clave

Biden compromete a EEUU a reducir las emisiones de CO2 entre un 50 y un 52% las emisiones para el 2030 con relación a los niveles del 2005, pero hay muchas dudas de que pueda hacerlo, dada la dividida naturaleza de la política estadounidense. 

“Insisto que me cuento entre los escépticos”, reiteró Pérez Pirela. 

La razón de la desconfianza se observa en datos muy claros: 29% de los gases de invernadero de este país son emitidos por el sector transporte; generación eléctrica, 25%; industria, 23%. El plan de Biden se debe centrar en estos tres campos en los que el peso del poderoso sector de los combustibles fósiles es muy grande. Significará un cambio drástico en el estilo de vida estadounidense. 

Biden anunció también incrementos en las ayudas a los países en desarrollo para hacer frente al cambio climático.

Japón anunció la nueva meta de su país de reducir las emisiones de efecto invernadero al 46 % para 2030, significativamente más que lo prometido antes, que era 26%. 

“Debe quedar claro que ahora la promesa es más grande que la anterior, lo que no significa que se vaya a hacer realidad”, ironizó. 

Canadá ha estimado factible una baja entre 40 y 45% para 2030.

Brasil. Jair Bolsonaro ofrece neutralidad de carbono para 2050, lo que supondrá absorber tanto como se emita. Se compromete a eliminar la deforestación ilegal para 2030.  

“Eso es lo que en Venezuela se llama tener cara de tabla. El Partido de los Trabajadores salió a criticar esta grandísima hipocresía de Bolsonaro, que está acabando con la Amazonía y llega a la cumbre prometiendo estas cosas y pidiendo plata. Bueno, hay que considerar que Bolsonaro tiene los días contados como presidente de Brasil”. 

Alemania: Ángela Merkel dijo estar encantada de ver que EEUU ha vuelto. 

Reino Unido. Boris Johnson elogió el compromiso de Biden como un cambio de reglas de juego.

“Para mí, es evidente que aquí tenemos a los países que están acabando con el planeta, aplaudiéndose entre ellos”, aseveró. 

Pekín y Washington se comprometieron, pese a sus grandes discrepancias en otros aspectos, a buscar soluciones conjuntas sobre el clima, en una visita que hizo el comisionado sobre el clima, John Kerry, quien considera suicida cualquier falta de colaboración. El presidente Xi Jinping reiteró la promesa del año pasado de alcanzar la neutralidad de carbono para 2060. 

“China seguirá un camino verde y bajo en carbono hacia el desarrollo durante las próximas décadas. Espera trabajar con la comunidad internacional, incluso EEUU”.

Prometió que frenará el uso del carbón, aunque se trata de un tema controversial por el número de empleos que genera la minería. 

India. Tercer mayor emisor de CO2, aunque con niveles mucho más bajos que los índices per cápita de los países occidentales. No se propuso nuevas metas, pero prometió una asociación con Biden para impulsar la inversión verde. 

Rusia. Putin dijo que cumple con sus compromisos para reducir las emisiones de efecto invernadero, exhortó a mayor cooperación y señaló que podría bajar la temperatura global si se reducen las emisiones metano, que es 20% de las emisiones antropogénicas. 

“Muchas palabras y promesas a muy largo plazo y el reloj de arena, la cuenta regresiva de la destrucción del planeta sigue andando”, advirtió. 

El alerta de la OMS

Para cerrar la revisión del tema, Pérez Pirela trajo a debate las observaciones formuladas por una funcionaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acerca de la relación entre el cambio climático y la pandemia actual, así como otras que podrían sobrevenir. 

“Es necesario cambiar la narrativa sobre el cambio climático y los problemas del medio ambiente, y entender que no solo van a afectar a las generaciones futuras. Son una realidad que impacta hoy e impacta en nuestra salud”, planteó María P. Neira, directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS. 

Siete millones de personas mueren cada año por la contaminación del aire, recuerda la doctora Neira. Esta es una cifra que, a su entender, no se ha oído lo suficiente. 

“Es muy cierto: de esto no se dice nada”, subrayó el presentador. 

Detrás de la contaminación del aire que provoca esta cantidad de muertes y del cambio climático hay una causa compartida: la quema de combustibles fósiles. Y la contaminación del aire causa enfermedades respiratorias crónicas, como el asma, enfermedades agudas como la neumonía y otras como el cáncer de pulmón. 

Los efectos van más allá del sistema respiratorio, explica la experta. Cuando las sustancias tóxicas pasan a nuestro sistema sanguíneo pueden alcanzar cualquier órgano de nuestro cuerpo y generar enfermedades cardiovasculares, ictus cerebrales y otras condiciones. 

E insiste en que no nos damos cuenta que la falta de empatía y de respeto con los ecosistemas que estamos destruyendo al final nos perjudica a todos. “Somos unos pequeños depredadores. Realmente todo lo que tocamos lo contaminamos”, dijo.  

La especialista de la OMS afirma que “por supuesto que ha habido una politización de los temas vinculados al medio ambiente. “Parecía como que para ser de izquierdas era obligatorio ser ambientalista y para ser de derechas había que ser antiambientalista”. 

Apuntó otro aspecto clave: el acceso al agua potable, así como el saneamiento, siguen siendo un problema para más de la mitad de la población del mundo, algo especialmente visible en momentos de pandemia. “Es irónico, interesante y paradójico que, en una pandemia como esta, donde una de las recomendaciones más básicas de salud pública es ‘lávese las manos’, cuando para mucha gente lavarse las manos es un problema muy serio porque no tienen agua o no tienen jabón”. 

Esto también aplica al acceso a la energía. “Hay todavía una gran parte de la población, casi la mitad de la población mundial, que cocina como en la prehistoria: con un fuego, se pone madera, se enciende y ahí se cocina o se calienta o se ilumina la casa. Y eso significa que esa combustión incompleta, esas partículas, te las estás respirando y te las estás tragando y te las llevas a tu pulmón”, explicó. 

En los minutos finales del programa, en interacción con la audiencia, Pérez Pirela reiteró que se trata de un tema macro, pero que toca en detalle nuestra cotidianidad. 

Varios participantes mostraron preocupación por otros aspectos de la crisis global del ambiente, como lo son la basura que es abandonada en el espacio interplanetario y la pretensión de Japón de lanzar desechos nucleares en aguas internacionales.  

“Es una aberración. Ya China e, incluso, Corea del Sur le levantaron el tono a Japón”, comentó el moderador. 

Al cierre, invitó para una emisión especial de Desde Donde Sea, el viernes 23 de abril, en la que se estrenará la suite para guitarra Pueblo, obra del maestro Guillermo Flores basada en la novela homónima de Pérez Pirela. 

(LaIguana.TV)