Jorge Iván Ospina, alcalde de Cali (Valle del Cauca, Colombia), responsabilizó sin pruebas a «la migración» de participar en los incidentes violentos acaecidos en la ciudad, en el contexto del paro nacional convocado por la Central Única de Trabajadores de ese país contra la reforma tributaria promovida por el Gobierno del presidente Iván Duque. 

En declaraciones ofrecidas a Blu Radio, Ospina aseguró que durante la jornada, en la que perdió la vida una persona en circunstancias aún no aclaradas, se había producido «una operación avispa de hechos vandálicos» en diversos puntos de la urbe y que habían «logrado crear la perturbación de hechos donde la criminalidad ha estado presente».

Estos hechos violentos, que distinguió de la protesta, consistieron en saqueos, quema de unidades de transporte masivo y enfrentamientos a pedradas con miembros de la fuerza pública. 

En este contexto, el funcionario admitió que no era capaz «de identificar» a los responsables de dichos eventos, pero acto seguido, la enfiló contra «la población migrante», lo que fue interpretado de inmediato como un señalamiento directo hacia los venezolanos, en tanto estos constituyen el mayor grupo de origen extranjero residente en Colombia. 

«Hay población migrante presente. No sé quién los ha logrado incentivar en ese estímulo o en esa idea y creo que la fuerza pública debe dar traslado inmediato a su deportación», sostuvo el burgomaestre. 

Seguidamente, describió a los participantes en los episodios de violencia como «personas encapuchadas» y «personas dañinas» ligadas a las actividades delictivas que se suceden «en los alrededores de Cali», lo que constituye un claro intento de criminalización en contra de ciudadanos procedentes de otro país.

Para cerrar su alegato, a pesar que inicialmente aseguró que no podía identificar a los artífices de la llamada «operación avispa» –en alusión a su emergencia simultánea–, vinculó también a personas que, según él, pretenden «deteriorar completamente la institucionalidad», bajo la premisa «de que el Estado debe ser reemplazado». 

«Yo a eso no lo llamaría protesta, yo lo llamaría vandalismo irresponsable, desenfrenado, patético y criminal. La protesta es cuando una sociedad se manifiesta individual y colectivamente frente a un ejercicio público o privado que no comparte. Lo que estamos colocando en segundo escenario, jamás lo calificaría de protesta», insistió. 

(LaIguana.TV)