La colisión se produjo este jueves 13 de mayo a cientos de metros sobre un aeropuerto de Denver, EEUU. Las aeronaves quedaron prácticamente destruidas.
El accidente aéreo, del cual no se conocen las causas, ocurrió entre un avión pequeño tipo Fairchild Swearingen Metroliner y un avión de cuatro plazas Cirrus SR22.
El primero, después de partirse en dos, logró tocar piso suavemente gracias a un paracaídas que se desplegó después del choque (que viene incorporado en este tipo de avión), mientras que el Metroliner pudo aterrizar de emergencia, por sus propios medios, a pesar de que el fuselaje quedó casi por completo destruido en la parte trasera de la aeronave.
“Viendo el estado de las dos aeronaves, uno esperaría un peor resultado. Esto es increíble”, le dijo a CNN John Bartmann, alguacil del sheriff del condado de Arapahoe County, Estados Unidos, quien se asombró al ver que uno de los pilotos se salvó de morir gracias al paracaídas del avión.
Dicen las autoridades aéreas que a los dos aviones se les había dado permiso de aterrizar en paralelo, y el controlador aéreo los alertó sobre la presencia de uno y otro, dice The Colorado Sun.
El paracaídas del avión más pequeño se dispara automáticamente y fue visto por testigos en el aeropuerto, señala el medio; por fortuna, los trozos de metal producidos por el choque no cayeron sobre personas. El incidente está bajo investigación de las autoridades.
(Pulzo)