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Las brutales quemaduras que sufrió Eyvi Ágreda en un autobús de Lima se llevaron este viernes la vida de la joven de 22 años.

 

A fines de abril, Ágreda iba en un vehículo del transporte público camino a su casa, pero acabó en un hospital.

 

Cuando circulaba por Miraflores, un distrito acomodado de la capital peruana, Carlos Javier Hualpa Vacas, de 36 años, subió al autobús, encapuchado.

 

Este excompañero de trabajo de Ágreda roció con gasolina a la muchacha y le prendió fuego.

 

La joven, nacida en la sierra norte de Perú, quedó con el 60% de su cuerpo quemado y fue internada en una unidad de cuidados intensivos de EsSalud, el seguro social de Perú.

 

Los médicos la sometieron a varias cirugías, pero según EsSalud, no resistió a un shock séptico y falleció este viernes.

 

Al inicio, negó haber cometido el crimen, pero cayó en contradicciones al declarar a la policía, y finalmente confesó haber cometido el ataque.

 

El hombre dijo que no había querido matar a su víctima, sino solo «desfigurarla», informa el diario peruano El Comercio.

 

Aunque la víctima le había contado a su familia que Hualpa la estaba acosando y siguiendo desde hacía meses, la joven no había denunciado los hechos a las autoridades.

 

Según medios peruanos, la policía maneja la hipótesis de que el móvil fue que la mujer no había aceptado iniciar una relación sentimental con él.

 

La Fiscalía de Perú acusó a Hualpa de feminicidio agravado en grado de tentativa, lesiones graves contra otros pasajeros y delito contra la seguridad pública, según El Comercio, y ahora cumple nueve meses de prisión preventiva.

 

Intento de feminicidio

Este caso de violencia contra la mujer es solo uno de los miles que ocurren en Perú cada año.

 

Casi 7 de cada 10 mujeres han sido víctimas de agresiones psicológicas, físicas o sexuales en el país, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).

 

Solo en los tres primeros meses de 2018, el MIMP atendió cerca de 29.200 casos de violencia familiar o sexual en todo Perú.

Además, la Defensoría del Pueblo peruana asegura que en este mismo periodo registró 32 feminicidios y 82 intentos, más que los ocurridos en el mismo periodo en 2017.

 

Pero el caso de Eyvi es uno de los que más conmoción generaron en los últimos años.

«Sensación de impunidad»

«Lo que resalta en este caso es una sensación de impunidad del agresor para cometer el acto», le dijo a BBC Mundo Wilson Hernández, investigador de temas de violencia contra la mujer de la Universidad de Lima.

 

Esta percepción se debe a que el sujeto actuó dentro de un autobús de transporte público, es decir, en un vehículo que suele ir lleno de gente, y en Miraflores, un distrito acomodado de Lima, «en el que no se espera que pasen estas cosas», añade Hernández.

 

Arrastrada por la calle a plena luz del día: el caso de violencia machista que conmociona a Perú

El especialista cree que el delito va a ser recordado por la forma en que fue cometido (con gasolina y fuego) y por la planificación.

 

Pero le preocupa que se recuerde «de manera sensacionalista y no para tomar medidas», para atender las denuncias de las víctimas y protegerlas.

 

Otra razón por la que este caso es diferente es que en otras ocasiones, los agresores suelen ser parejas o exparejas de la víctima.

 

En cambio en esta historia el sospechoso era solo un excompañero de trabajo de Ágreda, señaló Eliana Revollar, adjunta para los Derechos de la Mujer en la Defensoría del Pueblo, a BBC Mundo.

 

«Pero tenía una obsesión con ella», lamenta.

 

(BBC.Com)

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