Dolares.jpg

Pasillos adentro, en Las Playitas, los billetes verdes circulan entre los comerciantes del popular mercado del centro de Maracaibo. La dolarización también llegó a sus callejones, en los que se consigue desde un edredón King en $40 hasta un televisor de 49 pulgadas en $900.

 

Si  no se cuenta con dólares,  el vendedor hace con rapidez la conversión a bolívares, pero, ojo,  “al precio de calle”, que no es más  que el valor que en ese momento le quiera colocar el comerciante a la moneda estadounidense. Hasta en Bs. 1 millón 600 mil lo cotizan.

 

Ningún producto tiene el precio marcado ni en bolívares y mucho menos en dólares. La dolarización es algo que los comerciantes mantienen “bajo perfil”, sobretodo por el riesgo de ser detenidos por legitimación de capitales, ya que la única moneda circulante en el país es el bolívar. “Nos cuidamos las espaldas porque si no viene un policía ‘matraquero’ a quitarte  la mercancía con el cuento que si vendes en dólares vas preso”, deja decir el vendedor de uno de  los pocos minilocales aún abiertos.

 

Maritza Molero se fue bien tempranito al mercado con la intención de conseguir un microondas a “buen precio”, pero la ama de casa salió “con las tablas en la cabeza”. Después de peregrinar toda la mañana por cada rincón, se tuvo que devolver sin el artefacto, pues el presupuesto no le alcanzó. “Por un microondas de mediana potencia me  cobraban  100 dólares o 160 millones de bolívares”, comentó  la mujer, quien salió espantada como si hubiese visto al  diablo. Y es que no es para menos, el electrodoméstico vale 106 salarios mínimos.

 

Una cocina  de cuatro estufas, 200 dólares; una licuadora, $40; horno, $150;   lavadora de 12 kilos “en oferta”, $250; y un televisor plasma de 32 pulgadas, 180 dólares. La lista es larga, en Las Playitas aún se puede conseguir cualquier electrodoméstico pero a precio más caro que en cualquier Walmart de Florida.

 

El vendedor,  que apenas pasa de los 20 años, siempre tiene una pequeña calculadora en el bolsillo del jean. Del otro lado del pantalón guarda con recelo la lista de precios en la moneda estadounidense. Cada vez que se acerca un comprador, actúa de igual forma; su idea no es espantar a la gente, pero inconscientemente lo hace.

 

Un comprador pregunta el costo  de un aire acondicionado de 18 mil BTU. “Va a pagar en dólares o en bolívares”, pregunta el vendedor y en acto seguido saca su calculadora y hace la conversión con agilidad. “Si paga en bolívares son  528 millones y si lo cancela en dólares, le vale 330”, le contestó el joven.

 

A pesar que el dólar paralelo en la página Dólar Today estaba ese día en 1.253.684 bolívares, el trabajador lo calculó a 1.600.000 mil; un 35% más del valor al precio que estipula la web del mercado negro. Ante el asombro del comprador, el joven suelta una excusa, sin preguntarle: “Hay que calcularlo al precio más alto, porque el dólar no se consigue y cuando se quiera comprar, te lo van a vender caro”, explicó.

 

Los productos más cotizados en billetes verdes son los electrodomésticos y artefactos electrónicos. Audífonos, videojuegos, reproductores ventiladores, teléfonos celulares, pantallas, cafeteras y computadoras completan el listado.

 

Gabriela Díaz buscaba la mejor oferta para comprar una lavadora y secadora “morocha”, pero no pudo adquirirla.

 

El producto de línea blanca cuesta $1.700,  el mismo monto de un carro pequeño  y bien cuidado de 2008. “En Venezuela se ha dolarizado todo, menos nuestros ingresos. No puede ser que también en los mercados populares te vendan los productos en dólares, es impagable para la mayoría de los ciudadanos”, comentó disgustada la compradora zuliana.

 

Los comerciantes explicaron que deben cotizar sus ventas en dólares porque los productos también se los venden a ellos  los mayoristas en la moneda americana.  “Si vendemos en  bolívares estaríamos perdiendo, además que es la única forma de poder fijar un precio  por mucho tiempo y no tener que variar tanto por la inflación”, alegaron.

 

Gabriel Fernández, dueño de un local de muebles y lencería, explica que a veces se convierte  la compra en una odisea para el cliente, por las altas cifras de los precios. “Es muy complicado  pagar un juego de cuarto que vale 800 millones de bolívares por punto de venta o transferencia, porque los bancos también tienen sus limitaciones. Es preferible venderlo en dólares”.

 

Los comerciantes no solo aceptan efectivo, también disponen de cuentas bancarias de EE UU, Panamá y  hasta Perú. “La mayoría de los clientes vienen porque un familiar que vive en el extranjero les va a pagar, por eso tratamos de tener variedad en cuentas bancarias, el efectivo  está difícil hasta en  dólares”, expone Fernández.

 

Lo único que en Las Playitas aún se consigue en bolívares es la ropa y  los perfumes réplicas o imitación, porque los originales también se cotizan en dólares.  Hasta 300$ puede costar una fragancia  de  firma reconocida. Depende del gusto y el bolsillo del comprador. La dolarización cada vez gana más terreno en un país donde los salarios siguen en bolívares.

 

(Panorama)