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“La gente de arriba te detesta/hay más gente que quiere que caigan sus cabezas”, reza una frase de la canción “Gimme the power“, banda mexicana Molotov. La frase describe el desprecio que sienten los de “arriba” por las mayorías de ese país, pero consuela cuando habla de la esperanza de la unión popular para vencerlos. La frase viene al caso ante la intimidación laboral que vive México en plena campaña electoral por las presidenciales de ese país.

 

El segundo hombre más rico de México, Alberto Baillères y el 121 en la lista Forbes, ha ordenado a sus empleados no votar por el candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador (Amlo), que va punteando la intención de voto en la nación azteca. La petición de Baillères no sería tan escandalosa, de no ser el dueño de grandes empresas que emplean a millones de personas.

 

Baillerès es presidente del Grupo Bal, un poderoso emporio que aglutina importantes sectores del comercio, la minería, entidades bancarias y financieras. También es dueño de la cadena de tiendas El Palacio de Hierro y Chedraui, cadenas de ropa y supermercados respectivamente, con sede en varias ciudades del país. También maneja buena parte del negocio de la tauromaquia, con la empresa Espectáculos Taurinos de México. Desde 2015 incursionó en el negocio petrolero gracias a una concesión que ganó cuando el Gobierno de Peña Nieto abrió esa posibilidad para el capital privado.

 

La campaña empresarial contra Amlo fue revelada por Bloomberg, asunto desmentido por la cadena de tiendas El Palacio de Hierro a través de un comunicado público. Pese a ello, las declaraciones del dueño de la empresa expresan por sí mismas la instrucción orientada a todo su personal.

 

Baillères fue condecorado en 2015 con la Medalla Belisario Domínguez, que se impone a los ciudadanos más insignes de México. La orden fue impuesta por el presidente Peña Nieto, en medio de un escándalo por la poca cantidad de impuestos que las empresas mineras del magnate reportan a la nación.

 

Tiembla el capital

 

Con la intención de voto favoreciendo al candidato izquierdista Amlo, las alarmas se dispararon en diferentes sectores del mundo empresarial mexicano. La propaganda anticomunista, la comparación con modelos como el cubano, venezolano o boliviano, forman parte cotidiana del discurso de la prensa, que parece más concentrada en propagar el miedo que las verdaderas propuestas electorales.

 

Otro de los empresarios metido en el negocio petrolero que impulsa una campaña contra Amlo, es Germán Larrea, un magnate de la minería al que Forbes México define como “enigmático y solitario”, características que le han mantenido de bajo perfil hasta que se le fotografió en un acto público junto al presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.

 

Larrea es dueño del Grupo México y de Southern Copper Corp con sede en EEUU El Grupo México protagonizó el peor desastre ecológico en la historia de México, cuando en 2014 derramó 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre en los ríos Sonora y Bacanuchi, cerca de la frontera con Arizona. El desastre dejó sin agua potable a siete municipios de la región. El señor Larrea nunca emitió una disculpa pública.

 

Ante el avance de Amlo, la preocupación de grupos empresariales crece. Héctor Ignacio Hernández Pons, dueño del Grupo Herdez y José Elizondo Anaya, presidente del Grupo Vasconia, son parte de los multimillonarios que se han sumado a esta cruzada. Todos ellos han logrado contratos jugosos durante el gobierno de Peña Nieto, los cuales en su mayoría provienen de la “apertura” petrolera y minera que el presidente adelantó durante su mandato.

 

(VT Actual)

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