La decisión de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) de relocalizar los partidos de la Copa América 2021 que se disputarían en Colombia agregó un nuevo capítulo al libro de dificultades que el país sudamericano ha tenido para albergar torneos deportivos internacionales y que lo llevaron, por ejemplo, a quedarse sin poder albergar la Copa del Mundo de 1986.

Un cauteloso cruce de comunicaciones oficiales entre la Conmebol y el Gobierno de Colombia permitió atribuir el cambio de sede al COVID-19 la imposibilidad de contar con público en los estadios en este momento y dejar de lado la protesta social que no cesa en todo el país contra el Gobierno de Iván Duque.

«En este momento la imposibilidad de tener aforo hace que la Copa no sea un evento con el que todos soñamos», dijo el ministro de Deportes colombiano, Ernesto Lucena, luego de reunirse con el presidente, Iván Duque, y la plana mayor del Gobierno. Según el ministro, el pedido de aplazamiento obedeció a la voluntad de Colombia de poder contar con al menos un 50% de aforo en los partidos del torneo, algo que podría ser posible a finales de 2021.

Conmebol rechazó la posibilidad de aplazar el torneo hasta noviembre alegando «razones relacionadas al calendario internacional de competiciones y a la logística del torneo». El organismo del fútbol sudamericano evitó cualquier rispidez con Bogotá y en su comunicado agregó un agradecimiento «al entusiasmo y el empeño puestos por el presidente de la República de Colombia, Iván Duque y sus colaboradores».

Se cierra así un capítulo que para Colombia ya había comenzado con idas y vueltas: desde 2018, cuando la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) se propuso como posible sede con el respaldo del recién asumido Gobierno de Duque, el país debió modificar varias veces sus expectativas, pasando por un plan de organización conjunto con Argentina, un proyecto en solitario ante la crisis económica en Buenos Aires y hasta una posible sede conjunta con Ecuador.

La Copa Mundial de 1986, el mayor fracaso

Si de sedes frustradas se trata, aún queda en el recuerdo de muchos colombianos lo que sucedió con la Copa del Mundo de 1986, esa que a la postre tuvo como figura excluyente a la mejor versión de Diego Armando Maradona. Cuando los colombianos ya se preparan para ser la sede del torneo, una serie de exigencias de la FIFA inéditas hasta el momento terminaron frustrando el proyecto y llevándose la Copa al poderoso México.

El sueño de organizar la Copa del Mundo en Colombia había surgido en 1973 por parte de Alfonso Senior, un expresidente del club Millonarios de Bogotá que había ganado notoriedad internacional por contratar figuras de renombre internacional para su club y colocarlo en el primer nivel mundial durante la década de 1960.

Senior había conseguido ganarse un lugar en la plana mayor de la FIFA y llegó a ocupar un asiento en el mismísimo Comité Ejecutivo de la FIFA entre 1970 y 1986. Durante ese período, supo ser miembro de la comisión técnica que evaluaba, precisamente, la viabilidad de las sedes para los Mundiales de mayores y juveniles.

La influencia de Senior fue clave para que la Federación Colombiana de Fútbol presentara su candidatura y para que, el 9 de junio de 1974, la FIFA confirmara que Colombia organizaría el mayor evento futbolístico del planeta.

Y si bien técnicos de la FIFA ya habían visitado estadios y otras instalaciones en ciudades como Bogotá, Cali y Medellín, la alegría se volvió inquietud cuando llegó al lista de requerimientos de la FIFA: el organismo exigía 12 estadios de primer nivel, dos de ellos con capacidad para 80.000 espectadores, cuatro con 60.000 y otros seis con un mínimo de 40.000 butacas; instalar una torre de comunicación en Bogotá y todo tipo de facilidades financieras y logísticas a las delegaciones.

Los avances colombianos en la organización fueron escasos. Durante los años posteriores a la designación como sede, Colombia tuvo cuatro presidentes: Misel Pastrana (1970-1974), Alfonso López Michelsen (1974-1978), Julio César Turbay (1978-1982) y Belisario Bentancur (1982-1986). Los cuatro años de López Michelsen pasaron sin avances en el proyecto y recién Turbay creó la Corporación Colombia-86 para captar apoyos privados.

Sin embargo, la organización del Mundial no era una prioridad política para Turbay —que quería evitar costos estatales a toda costa— y los apoyos privados comprometidos, entre ellos la del conglomerado económico Grupo Grancolombiano, nunca se concretaron.

Para 1982, tanto la FIFA como Senior, quien sin participar de la organización era el rostro colombiano en el máximo órgano futbolístico, desesperaban por la falta de avances. Cuando la FIFA estaba por confirmar el retiro de la sede, el recién asumido Bentancur envió un mensaje a los colombianos adelantándose a la noticia.

«El Mundial de 1986 no se hará en Colombia. Previa consulta democrática, como ya lo he hecho, sobre cuáles son nuestras necesidades, en este caso no se cumplió la regla de oro, consistente en que el Mundial debería servir a Colombia y no Colombia al servicio de la multinacional del Mundial», dijo en un mensaje televisivo.

Bentancur apuntó directo contra las exigencias del órgano internacional, excesivas para el mandatario colombiano.

«Aquí tenemos muchas cosas que hacer y no hay ni siquiera tiempo para atender las extravagancias de la FIFA y sus socios».

El presidente cerró su mensaje asegurando que «(Gabriel) García Márquez nos compensa totalmente lo que perdamos de vitrina con el Mundial de Fútbol», en referencia al célebre novelista colombiano, que había obtenido el Premio Nobel de Literatura ese mismo año.

El Mundial de 2014 y la «campaña de relaciones públicas» de Uribe

Los futboleros colombianos volverían a ilusionarse con organizar una Copa del Mundo en 2006, cuando la Federación Colombiana de Fútbol, en alianza con el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez (2002-2006 y 2006-2010), sorprendió al postularse como sede de la Copa del Mundo de 2014, que según la FIFA debía realizarse en Sudamérica.

La postulación de Colombia fue sorpresiva para el mundo del fútbol porque la Conmebol ya estaba en conversaciones con Brasil para ser el único candidato sudamericano al torneo. El sueño colombiano fue corto: el país oficializó su candidatura el 18 de diciembre de 2006 y la retiró el 11 de abril de 2007, cuando la ventaja de Brasil ya era notable.

Unos meses antes de retirar la candidatura, el entonces presidente de FIFA, el suizo Joseph Blatter, dio el golpe de gracia a las posibilidades de Colombia, al ser consultado en Londres.

«Para el 2014 hay dos candidatos, uno es Brasil y el otro es Colombia, aunque lo de Colombia se trata más que nada de una presentación de relaciones públicas del país para decir que están vigentes no sólo por otros titulares, sino también por el fútbol».

El comentario despertó malestar en el Gobierno de Uribe e incluso el vicepresidente Francisco Santos viajó a Zurich para reunirse con Blatter. Si bien hubo un acercamiento, la suerte de la sede colombiana estaba echada.

La «traición» que dejó a Colombia sin Mundial femenino

Colombia volvió a tener esperanzas de alojar un evento deportivo de magnitud cuando propuso ser sede de la Copa del Mundo de fútbol femenino de 2023. El Consejo de la FIFA en junio de 2020 terminó otorgando el certamen a Australia y Nueva Zelanda, luego de una votación que para los colombianos fue decepcionante.

La FCF contaba con que Colombia tendría el apoyo de los representantes de países de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe en la elección por cercanía geográfica con Bogotá. Sin embargo, los cinco votos de la Concacaf fueron para Oceanía.

En paralelo, un informe técnico de la FIFA sobre la candidatura colombiana puso en duda la seguridad del país. «El índice de criminalidad supone un riesgo que podría afectar a los asistentes y trabajadores del torneo, por lo que habría que aplicar medidas para mitigar este problema», advertía el informe.

¿Qué torneos sí se jugaron en Colombia?

No todas fueron batallas perdidas para Colombia a la hora de organizar torneos. De hecho, la candidatura frustrada de 2014 no dejó al país con las manos vacías y la FIFA, con apoyo de la Conmebol, entregó al país sudamericano la sede de la Copa del Mundial Sub-20 de 2011.

Entrevistado en 2011 en el medio colombiano FutbolRed, Francisco Santos, que en ese momento ya había dejado de ser vicepresidente, elogió el resultado del torneo —que acababa de terminar con Brasil como campeón— y recordó que la sede había sido ganada en un esfuerzo diplomático del Gobierno de Uribe que, según Santos, había podido arrebatarle la organización a la Venezuela de Hugo Chávez, que también aspiraba al torneo y ya había tenido acuerdos con Blatter.

Aquella entrevistas dejaba entrever el optimismo desmesurado de Santos, que aseguró que la FIFA había quedado «sorprendida» con la organización colombiana y confiaba en que el país se perfilaba para pedir la sede del Mundial de mayores de 2026. Ese proyecto nunca se concretó y en 2018 la FIFA otorgó la Copa a Canadá, Estados Unidos y México.

El otro torneo de importancia jugado en Colombia fue la Copa América de 2001. Sin embargo, el clima de seguridad que el país vivía en esos años casi lleva el torneo al fracaso. Apenas semanas antes de la fecha fijada para el puntapié inicial, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) llevaron adelante atentados con víctimas fatales en Bogotá, Cali y Medellín en los meses previos al comienzo del campeonato e incluso secuestraron al vicepresidente de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF), Hernán Mejía Campuzano.

Mejía Campuzano estuvo tres días secuestrado. Durante ese tiempo, dirigentes de todo el continente presionaron a la Conmebol para suspender el torneo pero el Gobierno colombiano, encabezado por Andrés Pastrana (1998-2002) insistió en que quitarle la Copa América a los colombianos sería «el peor de los atentados».

Cuando el cambio de sede parecía un hecho, Mejía Campuzano fue liberado y él mismo pidió que no se sacara el campeonato de Colombia. La Conmebol atendió el pedido y accedió a jugar en Colombia. Sin embargo, Brasil —que se había postulado como sede alternativa— y Argentina no quedaron conformes: mientras los brasileños enviaron un equipo alternativo, los argentinos decidieron directamente no jugar el torneo.

El campeonato se terminó llevando a cabo entre el 11 y el 29 de julio de 2001. Con varias selecciones con equipos alternativos, el combinado local resultó ser la sensación del torneo, quedándose con su primer trofeo.

(Sputnik)