La selva de la Amazonía es el ‘pulmón del planeta’ que cada año funciona peor. La actividad de empresas multinacionales de varios tipos provoca graves daños a la selva más grande del mundo, causando deforestación y presentando otras amenazas ambientales. La destrucción de los bosques amazónicos no solo afecta a la naturaleza, sino que extingue comunidades ancestrales.

 

Muchos hablan de la contaminación constante de la Amazonía, pero poco se sabe de quién exactamente está detrás de este problema.

 

Según afirma el periodista Pablo Quiroga, hay varios proyectos que destruyen la selva amazónica. Uno de estos es el Corredor norte, una iniciativa brasileña-neerlandesa para el transporte de soja. A pesar de que el plan fue anunciado como «sostenible», las zonas en las que antes predominaba el verde de la naturaleza han sido opacadas por la construcción de infraestructura de transporte. 

 

Más que eso, documentos internos revelan que el Gobierno neerlandés está plenamente consciente de las consecuencias y reconoce todos los peligros para la población indígena y el medio ambiente. 

 

Un daño irreversible para las comunidades indígenas

 

Otra polémica se produce alrededor de la famosa empresa noruega Norsk Hydro, la refinería de dióxido de aluminio más grande del mundo. Varias comunidades indígenas del municipio de Barcarena, en el estado de Pará (Brasil), denuncian que la compañía está contaminando sus aguas, envenenando sus productos locales y causando vómitos en la población. El hecho llevó a una demanda legal contra el Gobierno del estado de Pará por daños ambientales y morales.

 

Sobre todo, el asesinato del activista brasileño Paulo Nascimento, de 47 años, empañó más la historia. Desde la defensa sospechan que la empresa está detrás de este crimen.

 

Otra tribu indígena, Xikrin, también sufre las consecuencias de la contaminación. Esta comunidad, que vive gracias al río Cateté, actualmente está al borde de la extinción. La compañía Mineração Onça Puma, uno de los mayores productores de níquel en el mundo, comenzó a extraer ese metal en unas colinas cercanas. Como resultado, su contaminación llegó al río, afectando a la comunidad.

 

«No aceptar ningún tipo de extractivismo»

 

El problema de la contaminación de la Amazonía no es exclusivo de un país, sino que afecta a casi toda Sudamérica, sin distinción. Yacu Félix Viteri Gualinga, dirigente de Relaciones Internacionales del Pueblo Kich-wa de Sarayaku, afirma que Ecuador también lucha contra los negocios occidentales que provocan el deterioro medioambiental. 

 

Según Gualinga, «todas las empresas de las grandes potencias mundiales» provocan «contaminación, deterioro medioambiental y la extinción de los pueblos» en su país, por lo que destactó que por esa razón su pueblo está luchando para «defender su territorio» y «no aceptar ningún tipo de extractivismo». 

 

(RT)

 

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