El sistema valora la inflamación de los vasos sanguíneos previamente detectada y calcula el riesgo de letalidad para pacientes infectados con COVID-19 y sus variantes, prediciendo las posibilidades de sufrir un infarto o ictus cerebral. La tecnología también puede usarse para adaptar un tratamiento y brindar la mejor oportunidad de recuperación.  

Las tecnologías basadas en el aprendizaje automatizado (machine learning) empiezan a aportar usos concretos en el campo de la medicina. Científicos de la Universidad de Oxford se han valido de esta técnica para, en colaboración con la British Heart Foundation (BHF), crear una herramienta de inteligencia artificial (AI) con la que poder predecir las complicaciones que podrían sufrir los pacientes de COVID-19 una vez superada esta enfermedad.  

A partir de tomografías computarizadas de 435 pacientes con coronavirus de hospitales ingleses, han comparado el grado de inflamación y el riesgo de muerte en personas con y sin COVID-19. El sistema de inteligencia artificial decodifica la información de las imágenes de los vasos sanguíneos obtenidas en las tomografías de tórax para detectar signos de la presencia del virus, como la grasa que recubre los vasos. Así se mide el nivel de inflamación vascular. 

Según los científicos, quien sufre este tipo de inflamación tiene hasta ocho veces más posibilidades de morir a causa del virus, por lo que se les administra un tratamiento con antiinflamatorios, para recortar en seis veces el riesgo de mortalidad. Los investigadores continuarán observando el impacto de las variantes del coronavirus a medida que surjan. Con esta tecnología tendrán muy fácil rastrear los efectos cardiovasculares a largo plazo del COVID-19 y tener capacidad de respuesta ante virus futuros. 

Aparte de las nuevas posibilidades en el campo del diagnóstico y el tratamiento, los científicos de Oxford vislumbran otras posibles aplicaciones para su plataforma de inteligencia artificial y en las que ya están trabajando, como la identificación de pacientes con COVID-19 con mayor riesgo de sufrir infartos y accidentes cerebrovasculares. Porque lo que se obtiene es un cuadro con el que interpretar las posibilidades de sufrir estas patologías. «Hay muchas cosas relacionadas con el impacto del virus a largo plazo, pero esta inteligencia artificial servirá en última instancia para ayudar a salvar vidas», concluye James Leiper, el director médico de la BHF. 

(Sputnik)