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Esponjas y paños de cocina pueden ser el reservorio del mayor número de bacterias en la cocina doméstica e industria, aunque paradójicamente sea el implemento de “limpieza”. Una reciente publicación del WSJ me hizo recordar lo importante que es mantener este tema en el tapete y por eso lo elegí para este viernes de seguridad alimentaria.

 

Ya en otras publicaciones he tocado el tema de la limpieza en la cocina, sin embargo hoy quiero dedicar especial atención a la esponja que usamos para fregar los platos.

 

En la actualidad, la esponja de uso en la cocina es fabricada con diversos materiales sintéticos y es un material poroso fabricado con fibras celulósicas o en polímeros plásticos (generalmente el poliuretano). Su característica más importante es su capacidad para absorber agua y por supuesto las sustancias jabonosas que usamos para eliminar los residuos de grasa  y comida que quedan en platos, ollas y utensilios.

 

 

Al estar constantemente húmeda, se crea un ambiente propicio para el desarrollo de una ran cantidad de bacterias que pueden ser luego transportadas a los utensilios de uso diario. Si notas una coloración oscura o un olor “extraño” en la esponja de tu cocina, ese es el primer indicio de su alta concentración de bacterias y algunas de ellas pueden ser la causa principal de enfermedades.

 

(cocinasegura.com)