Dios es todo, el universo entero e infinito, no hay dualidad entre alma y materia. Estos fueron los planteamientos con los que un joven filósofo del siglo XVII, cambió dramáticamente varios de los conceptos fundamentales de su tiempo, y se proyectó hasta la contemporaneidad.

Se trata de Baruch Spinoza , quien vivió entre 1632 y 1677 y desarrolló una idea de Dios que fue adoptada por la mente privilegiada de Albert Einstein e influyó en Sigmund Freud y otros gigantes del siglo XX.

Spinoza fue el tema de reflexión de Viernes de Filosofía, la emisión especial del programa Desde donde sea, que dirige el filósofo y comunicador venezolano Miguel Ángel Pérez Pirela.

“Ha sido arduo estructurar una clase de democratización del conocimiento acerca de este filósofo que a los 24 años de edad fue excluido (excomulgado) por sus posturas sobre Dios, el alma y la religión. Era judío y fue perseguido, acosado, vilipendiado, como muy pocos filósofos en la historia. Terminó siendo pulidor de lentes para instrumentos ópticos”, dijo el presentador, mientras un participante agregó que su familia fue forzada a convertirse al cristianismo, pero siguió practicando el judaísmo en secreto.

“El tema religioso fue el suyo, mostró posiciones muy firmes y honestas. Recordemos que Descartes partía del yo como fundamento de toda la construcción filosófica. Se contraponía a las posturas escolásticas que, paradójicamente, partían de lo material, de lo que Descartes llamaba la res extensa y a partir de lo material llegaban a la existencia de Dios. Es el caso de Santo Tomás de Aquino, alumno muy lejano, con siglos de diferencia, de Aristóteles. Spinoza es un gran admirador de Descartes, toma como base la filosofía cartesiana, pero con elementos críticos. No parte del yo, sino de Dios. De un Dios particular, uno que ha recorrido todos los siglos siguientes y ha determinado el pensamiento de pensadores como Sigmund Freud, Antonio Negri, y Gille Deleuze. El pensamiento de Spinoza es realmente muy interesante, una montaña, un Everest que vamos a tratar de escalar juntos”, invitó Pérez Pirela.

Para mostrar el contexto de la existencia de Spinoza en el siglo XVII, puso al aire un video biográfico en el que se explica que su familia era judía holandesa, que se le formó con la idea de que fuera rabino, y que dominó varios idiomas (hebreo, holandés, español, griego, latín, francés e italiano). Se familiarizó con la Torá, el Talmud y la Cabalá, las matemáticas y la filosofía. Se opuso a las interpretaciones ortodoxas de los textos sagrados. Planteaba que cada creyente debía interpretar libremente las Escrituras, sin seguir necesariamente las opiniones de los doctos, pues la presunta sabiduría de los sacerdotes solo era un medio para dominar a las masas. Aseguró que era imposible demostrar la inmortalidad del alma y planteó que Dios no solo era espíritu eterno, sino también cuerpo infinito. Conoció e interpretó a Descartes. Frente al planteamiento cartesiano de que había dos sustancias, la pensante y la extensa, él propuso que extensión y pensamiento eran solo dos de los infinitos atributos de la única sustancia, que es Dios. De este modo, Dios se identificaba no solo con lo espiritual, sino también con lo espacial, es decir, con el universo entero y la propia naturaleza. Para los rabinos esto era panteísmo. Como consecuencia de ello, en 1656, cuando apenas tenía 24 años, fue solemnemente excomulgado. Se le aplicó el herem, que es una maldición eterna, y se prohibio a cualquier miembro de la comunidad judía relacionarse con él, dirigirle la palabra, acercarse físicamente, estar bajo el mismo techo y leer sus libros. Se atentó contra su vida, por lo que abandonó Ámsterdam en 1660 para vivir en pequeños pueblos. Allí llevó una vida discreta, reservada y dedicada al estudio y la escritura. En 1663 publicó Principios de la filosofía de Descartes, que le valió rápido reconocimiento entre los intelectuales de toda Europa.

“Un filósofo complejo que trastocó el concepto mismo de Dios, la de ética, la de política y la de la psicología, como se entendía entonces, la concepción del ser humano. Terminó determinando incluso el pensamiento de Albert Einstein, quien dijo ‘si creo en un Dios, creo en el Dios de Spinoza”, añadió el expositor.

Habló entonces de Ética demostrada según el orden geométrico, su obra más importante. Se publicó post mórtem. Al inicio de cada capítulo definió las categorías que iba a utilizar. De esa manera pretendió impedir las ambigüedades y los malos entendidos sobre su obra, aunque de todos modos los hubo.

Dios, la sustancia
Valiéndose de unas láminas respondió a preguntas fundamentales: ¿cómo define Spinoza a Dios?  La sustancia que consta de infinitos atributos; y ¿qué es la sustancia? Aquello que existe en sí.

“Dios es causa de sí mismo, fundamento de sí mismo y tiene infinitos a atributos. Solo lo podemos conocer a través de esos atributos. Cuando hablamos de sustancia encontramos que para Aristóteles es el sujeto de la predicación. Si digo caballo viejo, caballo es la sustancia y viejo es el accidente. Caballo no necesita de algo externo a él para existir; en cambio, viejo necesita de caballo. Para Aristóteles, la sustancia no necesita tener una autosuficiencia absoluta, pero para Spinoza, la sustancia existe en sí y por sí, no necesita de otra cosa para existir. Solo Dios puede existir por sí, por eso solo Dios puede ser sustancia. En Dios, su esencia implica su existencia por lo que es causa suya y no necesita de una causa externa para existir. Dios es todo para Spinoza, no es solo trascendencia o un más allá, es absolutamente todo”.

Presentó un segundo video  del filósofo español  Fernando Savater,  para entender más a fondo y aterrizar conceptos abstractos.

“Spinoza continúa la realidad cartesiana, pero no como dos realidades separadas sino como el anverso y el reverso de la misma realidad. La sustancia es la naturaleza o es eso que algunos llaman Dios. Para Spinoza no es un dios en el sentido personal, pasional, sino cósmico, que abarca todo lo existente. Todo lo que hay son modos, modulaciones de esa sustancia única a la cual todos pertenecemos, cada uno con un destino racionalmente establecido, las cosas que nos convienen y las que no nos convienen. La luz de la razón se orienta a encontrar aquello que corresponde a nuestra naturaleza, a nuestra forma de pertenecer al gran todo divino”.

Otra parte del video explica que para Spinoza hay una única sustancia que abarca todo y que puede llamarse indistintamente Dios o naturaleza. Toda cosa finita es una manifestación de tal sustancia infinita. Si no fuese así, la sustancia no sería infinita porque tendría lo finito como lo otro de sí y, por lo tanto, como su límite. Lo finito no puede estar fuera de lo infinito o, dicho de otro modo, todo es Dios. Si esta perspectiva choca contra nuestra representación habitual de Dios, ello se deben, según Spinoza, porque tendemos a concebirlo a partir de la imaginación, antropomórficamente, y no desde el punto de vista de la razón: nada real puede haber fuera de Dios. No hay trascendencia en Dios porque Dios es el universo y este es la totalidad de los cuerpos y sus interacciones. Dios es eterno y el universo lo es. Lo que llamamos muerte no es más que la descomposición de un cuerpo, cuyos elementos pasan a formar parte de otros diferentes cuerpos.

Pérez Pirela explicó: “No se trata de un Dios de voluntad, del pecado, de castigo, de los sentimientos, sino un Dios cósmico y por eso todo es Dios, no hay trascendencia porque es todo y es por eso que se le acusa de panteísta. No hay trascendencia porque es el universo y es eterno por lo cual el universo también lo es. Por eso ha determinado muchísimo el pensamiento incluso científico”.

¿Cuáles son los atributos de Dios? Para Spinoza, Dios es la sustancia que posee infinitos atributos, expresiones o manifestaciones de la esencia de Dios ante el entendimiento humano. Es la misma sustancia expresada de un modo determinado. No hay diferencia real, sino de la razón. Lo que la razón puede comprender de Dios es a partir de sus atributos. Solo dos: el pensamiento y la extensión.

La extensión es la realidad tangible, palpable (para Descartes res cogitans y res extensa, que eran sustancias) Para Spinoza, Dios es la única sustancia.  Dios es también res extensa, es cosa: es pensamiento y es materia. Dios es causa de sí mismo y causa de todas las cosas. Causa inmanente. Todo lo que Dios causa es interior a él, no causa nada fuera de él. Todo el universo está dentro de Dios y permanece en él, forma parte de él. Todo está en Dios, y Dios está en todo lo que vemos y tocamos. Nosotros somos parte de Dios.  Al acabar con la dualidad alma-cuerpo, propone el monismo.

Nuevamente utilizó láminas para mostrar las categorías del pensamiento de Spinoza:

Sustancia: Dios, que manifiesta su riqueza en infinitos atributos.

Atributos: son infinitos, pero solo vemos dos: el pensamiento y la realidad.

Modos: Atributos de los atributos, expresión de segundo orden o modificación de los atributos. El alma es una manifestación del atributo del pensamiento; el cuerpo lo es de la extensión. Es aquello que existe en otro.

El hombre es la unión de dos modos de atributos de Dios. El mundo es Dios visto desde otro prisma.

La ética
Un segundo elemento fundamental en la obra de Spinoza es la ética. Si Dios no es un ser con sentimientos, que quiere castigar, no es humanizado, es el universo, es el cosmos, eso cambia el concepto de ética.

“En su libro Ética demostrada según el orden geométrico, Spinoza plantea axiomas y definiciones como si fuera un libro de geometría. (Esto inspiró a muchos racionalistas contemporáneos que tratan de fundamentar la ética en la razón) Spinoza trata de llegar a la ética a través de la razón. Define todos los términos que utiliza en cada capítulo. Es una ética que él pretende que se objetiva y racionalista. Utiliza al matemático Euclides para tratar de definir geométricamente la esencia de un triángulo. En esta ética no existe el mal porque todo es Dios. Las relaciones entre los hombres y entre las cosas es lo que define lo bueno y lo malo. No existe, como para Platón o San Agustín, el bien en cuanto tal o el mal en cuanto tal, sino lo bueno y lo malo. Las ideas del bien o el mal absoluto han sido instituidas en la historia de los pueblos para fomentar la superstición y el ejercicio de la dominación por los poderes políticos”.

“La ética de Spinoza no cree que las pasiones sean pecado o vicios de una recta razón, sino constitutivas de la naturaleza humana –añadió-. Lo bueno es la alegría, el amor, lo malo es la tristeza, el odio. Lo que aumenta nuestra potencia es lo bueno; lo malo nos resta capacidad de actuar. El odio nos mutila en nuestra capacidad de actuar respecto a los otros. El concepto de otredad en Spinoza es fundamental. En contraposición de a idea de Hobbes, del hombre  como lobo del hombre, dice que no hay nada más útil para un ser humano que otro ser humano. Estamos destinados a los demás por naturaleza misma. Hay que buscar la armonía con los otros. La virtud es tener ideas adecuadas sobre el mundo. El ser malo no entiende nada, no entiende el mundo en el que vive”.

El conato
“La filosofía moral, la ética de Spinoza es una ética de las pasiones. Aquí entra el concepto de conato, que es apetito, deseo”, sostuvo Pérez Pirela y consignó un nuevo video en el que Savater se acerca a la idea de conato.

“Todos los cuerpos se encuentran interconectados, pero a la vez son relativamente autónomos porque cada uno está animado por un conato propio o intenciones, que es su tendencia a mantenerse en la existencia. Toda cosa particular quiere perseverar en su ser. Cada uno de nosotros es esencialmente conato, apetito o deseo. Somos básicamente deseo. Esto hace que la ética spinozista no sea una ética de la prudencia o del deber, sino del deseo. Esta noción influirá enormemente, siglos más tarde, en la teoría psicoanalítica, donde va a aparecer como eros, instinto de vida o libido. Spinoza va más allá, porque el conato no solo está en los hombres, sino también en todas las cosas. Los conatos de los diferentes cuerpos pueden unirse entre sí para constituir nuevas relaciones y nuevos organismos. En el ámbito de lo humano, lo social debe pensarse entonces el como un encuentro que potencia el conato de los individuos. En vez de sostener, como Hobbes, que el hombre es el lobo del hombre, Spinoza cree que cada hombre completa a los otros y es completado por los demás. Una comunidad es un individuo colectivo que potencia las posibilidades y los derechos de sus miembros. Lo político no es más que una forma de descomponer ese individuo colectivo. Spinoza no acepta ningún contractualismo porque se opone a la cesión  del derecho natural de los individuos. Para él, en el estado de naturaleza el conato está disminuido a causa del enfrentamiento del hombre con sus semejantes. Al constituir un cuerpo político, la multitud de conatos individuales configura un conato colectivo. Así, al adquirir el derecho civil, el derecho natural puede potenciarse enormemente lo cual es posible solo a partir del reconocimiento de que lo más útil para un hombre es otro hombre. Cada hombre es un cuerpo, pero se une con otros para formar un cuerpo social. Todos los cuerpos, no solo los humanos, interactúan y se unen entre sí hasta alcanzar un cuerpo que es la totalidad de los cuerpos, al que denominamos el universo y que, ciertamente, no es otra cosa que Dios”.

Tras escuchar esta disertación, el moderador preguntó a la audiencia: “¿Se dan cuenta ustedes de lo original del pensamiento de este hombre, en pleno siglo XVII, en el racionalismo pleno: Descartes, Spinoza y Leibniz?”

Indicó que el concepto de conato fundamenta su ética porque somos apetito y deseo. “No es una ética del deber, sino del pathos. Hegel decía que todos los filósofos tenían dos filosofías: la propia y la de Spinoza de quien es prácticamente imposible escapar”.

Un aspecto muy revelador fue el amor de Einstein al concepto de Dios de Spinoza. “Una de las mentes más brillantes del siglo XX, dijo creer en el Dios de Spinoza. Apoyó así su crítica a la visión ortodoxa, conservadora de la religión, por la que fue desterrado. Spinoza fue panteísta porque veía a Dios en todo el universo. La postura de Einstein se aproxima a la de Spinoza porque para él Dios es el todo, no un ser que castiga”.

Comentó que el rabino Helbert Goldstein le preguntó a Einstein si creía o no en la existencia de Dios, y el genial físico le dijo: “Creo en el Dios de Spinoza, quien se revela a sí mismo  en una armonía de lo existente; no en un Dios que se interesa por el destino y las acciones de los seres humanos”.

En 1930, en una entrevista publicada en el libro Glimpses of the Great de G. S. Viereck, lo interpelan de nuevo sobre Dios, y dice: “Tu pregunta es la más difícil del mundo. No es algo que pueda responder con un simple sí o no. No soy ateo, no sé si puedo definirme como un panteísta. El problema en cuestión es demasiado vasto para nuestras mentes limitadas. ¿Puedo contestar con una parábola? La mente humana, no importa qué tan entrenada esté, no puede abarcar el universo. Estamos en la posición del niño pequeño  que entra a una inmensa biblioteca con cientos de libros de diferentes lenguas. El niño sabe que alguien debe haber escrito esos libros. No sabe cómo o quién. No entiende los idiomas en los que esos libros fueron escritos. El niño percibe un plan definido en el arreglo de los libros, un orden misterioso, el cual no comprende, solo sospecha. Es, me parece, es la actitud de la mente humana, incluso a más grande y culta en torno a Dios. Vemos un universo maravillosamente arreglado, que obedece ciertas leyes, pero apenas entendemos esas leyes. Nuestras mentes limitadas no pueden aprehender la fuerza misteriosa que mueve las constelaciones. Me fascina el panteísmo de Spinoza porque es el primer filósofo que trata el alma y el cuerpo como si fueran uno mismo, no dos cosas separadas”.

Pérez Pirela finalizó la clase digital invitando a los participantes a reflexionar sobre el concepto de Dios y la ética de Spinoza. Dio las gracias al programa de Fernando Savater y a otro espacio, denominado Adictos a la filosofía (del que se tomaron las láminas).

La despedida musical fue nuevamente un videoclip grabado en los estudios de LaIguana.TV, un trabajo de música de cuatro venezolano y danza urbana de Bboy acústico Chino Speedy.

(LaIguana.TV)