En la edición 329 de su programa Desde Donde Sea, el filósofo y comunicador Miguel Ángel Pérez Pirela analizó la presencia del Jefe del Comando Sur, Craig Faller, en Colombia, visita que se sucede mientras el país se desangra en protestas antigubernamentales que han sido ferozmente reprimidas.

Anonymus denuncia irregularidades en elecciones de Perú

Antes de entrar en materia, analizó las amenazas que infligiera el grupo de hackers Anonymous contra las autoridades de Perú por la presunta comisión de fraude en las elecciones presidenciales del 6 de junio, así como las acciones que implementó la sección asentada en Colombia en contra de la fuerza pública.

En este orden, refirió que el grupo de hackers ‘Anonymous’ envió este sábado 19 de junio un mensaje al Gobierno de Perú, en el que exigen a Francisco Sagasti y al Jurado Nacional de Elecciones su renuncia en un máximo de 48 horas.

Sus miembros aseguran que tienen pruebas de las irregularidades que se cometieron en la segunda vuelta, que, tras dos semanas, aunque los resultados dan como ganador al candidato Pedro Castillo, aún están bajo verificación, agregó.

«En Perú se está fraguando primero un fraude y luego un golpe de Estado», reflexionó, puesto que, a su parecer, ya hay movimientos militares y voceros ligados a la derecha local como Vargas Llosa exigen, una salida militar.

Esto se corresponde, añadió el experto, con el doble rasero que existe para evaluar la democracia en la región, donde en un caso como este, organizaciones como el Grupo de Lima, permanecen en silencio.

Así, agregó, «los hackers aseguran que, de no realizarse la salida del funcionario, pondrán en evidencia las negociaciones bajo cuerda que sostienen funcionarios y jueces que han dejado de lado su neutralidad y/o están interesados en buscar la verdad».

Anonymous sostuvo en un video difundido a través de la plataforma YouTube que ha «encontrado muchas pruebas de fraude, así como negociaciones realizadas mediante agentes intermediarios, en especial con Jorge Salas Arenas, jueces y otras personas ligadas a la política».

No es la primera vez que Anonymous interviene en asuntos políticos de la América Latina, pues el pasado 20 de junio, primero amenazó y luego tumbó las páginas del Senado y del Ejército, indicó el analista, puesto que el grupo ciberactivistas también publicó una lista de correos de 83 miembros del Congreso, sacó de línea la página del Ejército y modificó su perfil en Wikipedia.

¿Qué implica la visita del Jefe del Comando Sur a Colombia?

Pasando a la noticia del día, Pérez Pirela refirió que el Jefe del Comando Sur de Estados Unidos, Craig Faller, llegó a Colombia para, según la información oficial aportada por el Gobierno de los Estados Unidos, «seguir profundizando el trabajo multilateral» y la cooperación binacional en materia de seguridad.

La visita fue celebrada por el presidente colombiano, Iván Duque, en Twitter, en un mensaje en el que reiteraba que Colombia es «uno de los aliados más importantes» de Washington en la región «en la búsqueda por garantizar la seguridad y la lucha contra el narcotráfico, así como una democracia respetuosa de los derechos humanos».

El analista cuestionó el presunto compromiso de Duque con la búsqueda de seguridad, la lucha contra el narcotráfico y la defensa de los derechos humanos, muy especialmente porque su administración está masacrando al pueblo que se manifiesta en las calles.

La visita se sucede, explicó, a la que hiciera en abril el director del Departamento del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Juan González a Colombia, Argentina y Uruguay.

Oficialmente, relató, el funcionario dijo que analizaría «los retos de la crisis climática, la pandemia y las amenazas a la democracia, derechos humanos y seguridad», empero, destacó que  el diputado del Frente Amplio de Uruguay y expresidente del Parlasur Daniel Caggiani analizó la gira como reuniones que contemplan «el contexto de la visita del Jefe del Comando Sur a los países de la región y que Estados Unidos se está posicionando en sus intereses regionales».

En una entrevista, citó el también director de LaIguana.TV, Caggiani dijo que «[el actual Gobierno de] Uruguay salió de la Unasur y regresó al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR); un tratado perimido, en el que varios países latinoamericanos habían desistido de participar».

Así, complementó, «este gobierno –el uruguayo– promovió el bloqueo de las acciones de diálogo político entre oficialismo y oposición en Venezuela. Se acercó al Grupo de Lima, pese a que no lo integró».

El parlamentario apuntó que Uruguay se había convertido en un «alumno predilecto» de la administración de Donald Trump al actuar en contra de China, lo que no favorece los intereses comerciales de su país.

Faller parece darle razón, puntualizó el filósofo, pues en marzo, durante la conferencia titulada Fortaleciendo las Alianzas en una Región de Promesas que se desarrolló en el Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa, dijo que China y los grupos delictivos transnacionales configuran la principal amenaza que enfrenta América Latina, y que sus actividades se profundizaron en 2020 gracias a la crisis generada por la pandemia.

Sobre China, dijo que «está tratando de reescribir las reglas del mundo, quiere una nueva forma de democracia, que en realidad es una autocracia».

Según Faller, «no hace falta más que ver los abusos a los derechos humanos, la corrupción, los tratados preferenciales, la diplomacia de las vacunas que tienen ahora. Y buscan convertirse en un socio ante la necesidad». Aseguró que Beijing «está activo buscando aumentar su influencia económica, en materia de tecnología, de seguridad urbana, de inteligencia artificial», y advirtió que «la influencia china excede la asociación comercial».

Asimismo, en relación con el «fenómeno del delito transfronterizo», el almirante estadounidense apuntó que es evidente que «la pandemia lo ha agravado, y que se formó la tormenta perfecta para ser aprovechado por Rusia, Irán y China para aumentar su influencia en la región».

En un testimonio presentado por escrito en el Comité de Servicios Armados del Senado de Estados Unidos, Faller acusó a Rusia a China de socavar los intereses de Estados Unidos en la región, alegato que, en el parecer de Pérez Pirela, usó para justificar la expansión de las acciones militares en lo que considera su patio trasero.

¿Qué es el Comando Sur?

Con el interés de ofrecer detalles que permitan comprender la gravedad que implica una visita de esta índole al país vecino, Miguel Ángel Pérez Pirela explicó detalladamente qué es el Comando Sur y cuáles son sus funciones.

En ese orden, detalló que el Comando Sur es una de las 10 unidades de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos cuyo objetivo es defender los intereses de ese país en América del Sur, América Central y el Caribe. Se trata, especificó, de una herramienta de diplomacia militar del Pentágono para combatir aquello que el Departamento de Estado señala como amenazas, mediante acciones directas o indirectas, aunque también proporciona capacitación, entrenamiento y coordina operaciones militares conjuntas con diversas fuerzas armadas de países latinoamericanos.

En relación con la presencia militar concreta del Comando Sur en América Latina, precisó que el Comando Sur está a cargo de las bases militares estadounidenses en la región, que incluyen las de Guantánamo en Cuba y Soto Cano en Honduras, de centros de operaciones en Aruba, Curazao y El Salvador, y de redes de radares en Perú, Colombia y países del Caribe.

Por si ello no bastara, indicó, también está vinculado a la Escuela de las Américas, operada por el Ejército de Estados Unidos para entrenar y capacitar a oficiales de los Ejércitos de América Latina en «contrainsurgencia», que funcionó en Panamá y luego fue trasladada a Georgia, y por la que pasaron más de 80.000 militares latinoamericanos.

Faller, que asumió como jefe en 2018, está a la espera de que el senado estadounidense confirme su relevo por la teniente general Laura Richardson, nominada por el presidente Joe Biden. De ocurrir, Richardson se convertirá en la primera mujer que dirija la unidad, con más de 1.200 uniformados y civiles a su cargo.

¿Qué planea hacer el Comando Sur con las bases militares estadounidenses en la región?

En virtud de la amenaza que representan las bases militares para la soberanía de las naciones latinoamericanas, el analista indicó que si bien es cierto que Estados Unidos tiene cerca de 800 bases militares a lo largo del mundo, de ellas más de 76 están ubicadas en América Latina, entre las que resaltan 12 en Panamá, 12 en Puerto Rico, 7 en Colombia y 8 en Perú, concentrándose la mayor cantidad en Centroamérica y el Caribe, como consta en la investigación de Raúl Capote Fernández publicada por el diario cubano Granma.

Citando extensamente a Capote Fernández, Pérez Pirela mencionó que «la expansión militar gringa, desde 2018 se da en un contexto evidente en el que se aumenta la presión sobre las naciones de la zona que se oponen a seguir las directrices de Washington».

En el trabajo se destaca, asimismo, que en marzo del 2018, el Comando Sur hizo pública una información sobre su estrategia para nuestra región en los próximos diez años, en la que se puntualizan los principales «peligros» o «amenazas» identificadas y el modo de enfrentarlas.

Entre ellas, según Capote Fernández, figuran Cuba, Venezuela y Bolivia, que están a la par de «la lucha contra el narcotráfico», así como las redes ilícitas regionales y transnacionales, mayor presencia de China, Rusia e Irán en América Latina y el Caribe, auxilio ante desastres, así como el papel asignado a las fuerzas de seguridad de cada país en diferentes rubros vinculados a la seguridad interna, regional e internacional.

Siguiendo al investigador cubano, Pérez Pirela puntualizó que el anterior Jefe del Comando Sur, Kurt Tidd, expuso ante el Congreso de su país los escenarios planeados para el continente, objetivos, medios y estrategias acordes con la Estrategia de Defensa Nacional (2018) y la Estrategia de Seguridad Nacional (2017-2018).

En el documento, comentó el comunicador, se afirma que «en términos de proximidad geográfica, comercio, inmigración y cultura, no hay otra parte del mundo que afecte más la vida cotidiana de Estados Unidos que América Central, América del Sur y el Caribe».

Según el informe de Tidd citado en Granma, Cuba sigue amenazando los intereses de Estados Unidos en la región, por medio de actividades de vigilancia y contrainteligencia en varios países. El ejemplo más claro, de acuerdo con esa versión, es su influencia en Venezuela, en lo tocante a los Servicios de Inteligencia y las Fuerzas Armadas.

Capote refiere que «Colombia es el actor clave en la región, en tanto su nueva relación con la OTAN. Colombia invirtió en el 2017 el 3,1% de su PIB en gasto militar, equivalentes a 9.713 millones de dólares», representando «la segunda más alta de la región sudamericana, según el total de su gasto militar, solo por debajo de Brasil».

Agregó que Argentina ocupa la tercera posición con respecto a la cantidad de dinero destinado a sus ejércitos, con 5.680 millones de dólares, equivalentes solo al 0,9% de su PIB.

El comentario resulta relevante porque, en decir de Capote, la instalación de una base militar estadounidense en Neuquén, Argentina, aporta un dato interesante, en tanto «la empresa YPF encontró en el 2011 en Neuquén un mega yacimiento de petróleo y en el 2018 Estados Unidos anuncia que construirá una base de ayuda humanitaria en  ese lugar».

En la investigación se explica que Estados Unidos divide al mundo en nueve comandos para América Latina y el Caribe; el Comando Sur, con su red de bases militares, incluida la IV Flota, que es en sí misma un conjunto de bases muy operativas y con gran capacidad de desplazamiento, constituye una seria amenaza.

Empero, advierte el autor, «estas bases no son solo militares, aunque todas lo son en su esencia. Hay bases que funcionan como centros para la guerra mediática y ciberguerra, el Comando Sur trabaja en conjunto con la NASA, la Agencia de Inteligencia Geoespacial y las Fuerzas Armadas brasileñas –y de otros países– en un proyecto para la creación de un satélite para la South Cyber-Container Initiative», que estaría destinado al «análisis de redes para detectar actividades maliciosas en la red, desarrollado en conjunto con el departamento de Seguridad Nacional (DHS), el departamento de Defensa y el Buró Federal de Investigaciones (FBI)».

De otra parte, Capote indica que en 2018, además de visitar Colombia, el Comando Sur realizó la reunión multinacional de seguridad marítima en Miami, en la que se firmó una carta de intención entre Estados Unidos, Colombia y México, para «proteger la soberanía de las aguas territoriales y las zonas económicas exclusivas de cada nación», con alcance en el Golfo de México, parte de Centroamérica, así como el caribe colombiano.

«En los últimos años, también Perú se convirtió en pieza clave del despliegue militar estadounidense en la región con la instalación de bases en la selva peruana y los Centros de Operaciones de Emergencia Regional (COER)», citó Pérez Pirela.

Además comentó que mientras Tidd visitaba Colombia, el ministro Oscar Aguad, a cargo de la cartera de Defensa de ese país y la ministra de Defensa del gobierno de Mauricio Macri, Patricia Bullrich, se reunían en Estados Unidos con funcionarios del Departamento de Estado, del FBI, la DEA y con directivos del Comando Sur.

El resultado, indicó el analista político, fue que Argentina autorizó a Estados Unidos a instalar una base militar en la triple frontera, entre su territorio, Paraguay y Brasil, territorio con la reserva de agua dulce más grande del planeta, mientras Bullrich firmó un acuerdo para crear un centro de inteligencia regional en Ushuaia, en la Patagonia argentina.

Adicionalmente, a principios de enero del 2018 trascendió la llegada de personal militar estadounidense a territorio panameño, fuerza militar que debía permanecer hasta después de las elecciones realizadas en abril en Venezuela, con el pretexto de defender el canal de Panamá.

También se suma que en visita a Ecuador ese mismo año, el subcomandante del Comando Sur, Joseph P. Disalvo, se reunió con las máximas autoridades para «coordinar acciones», que tributan a una agenda, como él mismo reconociera, que consiste en extender el Plan Colombia a toda Sudamérica, usando como excusa la presunta lucha de Washington contra el narcotráfico.

Pérez Pirela insistió en que Estados Unidos sigue poniendo presidentes a su antojo –e impidiendo que otros tomen posesión– para que cumplan con sus deseos. Se trata de personajes como Iván Duque, Mauricio Macri, Lenín Moreno, Guillermo Lasso, etcétera.

A modo de contraste, compartió con la audiencia un tuit del ministro de la Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López de junio de 2020, en ocasión de la incursión que hiciera un destructor estadounidense a 30 millas de la costa venezolana, en la Zona Económica Exclusiva: «Si usted se atreve a hacer actos en la mar que le corresponde a Venezuela, va a recibir una respuesta digna de los patriotas de Venezuela, de nuestra Armada Bolivariana».

Para aportar otro ángulo analítico, recuperó las reflexiones del investigador argentino Sergio Gabriel Eissa, adscrito a la Universidad de la Defensa Nacional, quien asegura que a diferencia de los tiempos de la Guerra Fría, ahora la presencia militar estadounidense en América Latina es más «subrepticia», aunque eso no significa que haya menos peligro para la seguridad regional.

Así, Eissa subrayó que «hay que estar más en alerta» y reconoció que estaba preocupado por la creciente actividad de la Cuarta Flota del Comando Sur de la Armada de Estados Unidos, «que patrulla las costas caribeñas y latinoamericanas, algo que es observado con mucha preocupación en Venezuela, el enemigo número uno para Washington en la región».

En opinión de este experto, América Latina necesita diversificar sus importaciones de armas, puesto que en el presente Estados Unidos es su principal socio en esta materia, señaló Pérez Pirela para cerrar este punto.

Atentado a la Brigada 30 del Ejército colombiano en Cúcuta, ¿otro falso positivo?

Para cerrar la edición, el experto venezolano hizo referencia al atentado con explosivos  que se produjera el pasado 15 de junio en la Brigada 30 del Ejército de Colombia, conocida como «la brigada de los gringos», en Cúcuta, sector fronterizo con Venezuela.

En ese orden, aseguró que detalles sobre el origen de la camioneta, su entrada a la instalación y el explosivo usado, generan dudas sobre su autenticidad, si bien «de lo que no hay duda es que en el lugar se encontraban 11 agentes de una misión militar gringa», como consta en un video difundido a través de las redes sociales, donde se aprecia claramente a un soldado con parches de Estados Unidos en el uniforme.

Internamente, activistas denunciaron que medios como Semana y Noticias Caracol, ventanas del uribismo, negaron que se tratara de un carro bomba y atribuyeron el incidente a la detonación accidental de explosivos.  

Más allá de las informaciones que circularon en redes sociales, Pérez Pirela trajo a colación la investigación realizada por el periodista Gonzalo Guillén, quien reveló que el explosivo «pentrita» usado en las dos explosiones (3:10 y 3:12 pm) del 15 de junio lo produce Indumil, la industria militar de Colombia que fabrica y comercializa armas, municiones, explosivos y accesorios.

Este comunicador colombiano también hizo público que la camioneta que la concesionaria Toyota de Cúcuta  vendió tres días antes por 53.500 dólares, es propiedad del excandidato uribista a la gobernación del Norte de Santander, Juan Carlos García Herreros, un hecho que el señalado reconoció  horas después.

«Cabe destacar que varios auto-atentados con carros bomba fueron detectados antes y después de la posesión de Álvaro Uribe Vélez», de lo cual «hay registro de interceptaciones, videos y seguimientos». Es decir, que hay pruebas de que se trata de otro falso positivo, en lo cual es especialista el Gobierno colombiano, dijo para concluir.

Comentario al cierre

Keiko Fujimori se libró de volver a prisión provisional por las acusaciones que enfrenta por lavado de dinero y que podrían acarrearle más de 30 años de cárcel. Continuará en libertad condicional, pero fue requerida por el juez a cargo de su caso por el incumplimiento de su medida, una decisión que se sucede cuando aún las autoridades electorales de ese país no han declarado al ganador de la segunda vuelta de la elección presidencial del pasado 6 de junio, aunque su contendor, Pedro Castillo, acaparó la mayoría de los votos, como consta en el conteo oficial.

Estos movimientos son, para Pérez Pirela, indicio del fraude electoral que se trata de avanzar en Perú, país también susceptible a la injerencia del Comando Sur, cuyo jefe está de visita en la vecina Colombia. Inclusive, en su opinión, se está desarrollando un golpe de Estado en ese país.

(LaIguana.TV)