El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, acusó a Occidente de intentar la creación de un cinturón de inestabilidad en torno a Rusia.

«Están intentando establecer un cinturón de inestabilidad en nuestro entorno, forzar a nuestros vecinos más próximos, los pueblos hermanos, que tomen partido entre Occidente y Rusia, buscan explotar en lo militar, en lo económico y de otras maneras los territorios alrededor nuestro, instalar un cordón sanitario y encima sacar provecho ejerciendo influencia decisiva en el desarrollo de los países limítrofes», afirmó Lavrov al intervenir en un seminario web organizado por el partido Rusia Unida.

A juicio del canciller ruso, esta política se ha puesto de relieve en Ucrania, si bien también ha habido intentos de ensayar una revolución de colores en Bielorrusia en los meses recientes. Y en Moldavia, según él, Estados Unidos y la Unión Europea no desdeñaron en esa pugna geopolítica hacer propaganda abierta durante la campaña electoral.

«Nuestros colegas occidentales están tratando de expandir su presencia ahora, particularmente la presencia militar, a lo largo de nuestras fronteras, incluida Asia Central y Cáucaso Sur», señaló Lavrov.

Según el canciller, los países occidentales buscan «perturbar la estabilidad política» en Rusia de cara a las elecciones legislativas de septiembre, utilizando «un amplio arsenal de instrumentos sucios, falsedades y acusaciones gratuitas». Como ejemplo, el ministro mencionó los casos Navalni, Skripal o el derribo del vuelo MH17.

Lavrov, uno de los cinco cabezas de lista de Rusia Unida en los comicios de septiembre próximo, afirmó que «Occidente hace la vista gorda ante el comportamiento de sus acólitos, los países del Báltico y Ucrania».

«Es vergonzoso para países que representan la gran civilización europea basada […] en el respeto de los derechos humanos», sentenció.

El ministro dio por inminentes los intentos de utilizar las misiones de observación electoral, particularmente las del Consejo de Europa o la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), para influir en las próximas elecciones en Rusia.

«Tenemos la obligación de invitar observadores internacionales. Lo hemos hecho y seguiremos haciéndolo», aseguró el ministro. Al mismo tiempo, constató que los documentos de la OSCE no especifican el número de tales observadores ni los plazos para cursarles invitaciones.

Lavrov dijo que Rusia seguirá potenciando su soberanía, sin reparar en amenazas y ultimátums.

«No derivaremos hacia el autoaislamiento ni hacia la confrontación. Tampoco permitiremos que Rusia se vea arrastrada hacia una nueva y costosa carrera armamentística, con la que a menudo asustan algunos opositores dentro del país. Ya tenemos todos los recursos necesarios para defendernos», afirmó.

Saliendo al paso de aquellos que sugieren a Rusia reconciliarse con Occidente y aceptar sus condiciones a cambio del levantamiento de sanciones, Lavrov dijo que «cualquier concesión unilateral por parte de Rusia, como demuestra la experiencia de los años 1980 y principios de los 1990, será interpretada meramente como debilidad».

«Nuestros socios suelen agenciarse cualquier condición unilateral para esgrimir luego nuevas demandas inaceptables, así que aplicaremos una política exterior autónoma, pragmática y basada en los intereses nacionales», dijo.

Alianza con países de Asia Central

Lavrov al comentar el deterioro de la seguridad en Afganistán, desaconsejó poner a prueba la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC).

Fundada en 2002, esta alianza político-militar integra hoy a Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Rusia y Tayikistán, que tiene frontera con Afganistán.

«Nuestra posición y la de nuestros vecinos de Asia Central consiste en que todos los compromisos en el marco de la OTSC siguen en vigor. Y esperamos firmemente, desde luego, que a nadie se le ocurra poner a prueba el Tratado de seguridad colectiva y agredir a alguno de sus signatarios», manifestó Lavrov.

El ministro reconoció la ausencia del proceso político en Afganistán «supone riesgos adicionales».

«Utilizamos los más diversos formatos y posibilidades para impulsar en Afganistán un diálogo directo con participación de todas las fuerzas políticas: el gobierno y los talibanes pero también otros grupos políticos y étnicos, particularmente, los uzbecos, los hazaras y los tayikos», dijo el canciller ruso.

Además de contar con el apoyo de países de Asia Central, Rusia coopera en este sentido con Estados Unidos y China, ha logrado implicar en las gestiones a Pakistán e invitado también a Irán, que sigue en la fase de reflexiones debido a su complicada relación con los estadounidenses, agregó Lavrov.

A medida que las tropas de EEUU y otros países miembros de una coalición liderada por la OTAN continúan su retirada de Afganistán, donde han mantenido presencia a lo largo de dos décadas, los talibanes van ganando terreno en su ofensiva contra las fuerzas gubernamentales.

A principios de este mes, la ofensiva islamista en el noreste provocó la huida de al menos 1.500 militares afganos a Tayikistán, en cuyo territorio Rusia mantiene una importante base militar y con el que mantiene una relación de aliados en la OTSC.

(Sputnik)