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Los doce chicos, de entre 11 y 17 años y su entrenador, de 26, que hace casi dos semanas están atrapados en una cueva del norte de Tailandia pudieron comunicarse con sus familiares por primera vez. Así lo confirmó un miembro de los equipos de rescate.

 

La fuente, que pidió no ser identificada, porque no le está permitido hablar con los medios, evitó precisar la manera en la que se estableció el contacto entre el exterior y el interior de la cueva. Es la primera comunicación directa desde que se presentaron, de a uno, en un video. Este viernes, se supo además que uno de los buzos murió durante el operativo. 

 

«Los equipos utilizan muchas maneras de comunicación a lo largo de los túneles subterráneos. El jueves trabajaban en llevar un cable de fibra óptica hasta la cavidad donde se encuentran las 13 personas, pero también se usa tecnología sin cables o incluso manual, como cartas», indicó.

 

Las autoridades analizan dos opciones para la salida de los niños: bucear por los pasadizos inundados o encontrar un hueco en la montaña por donde sacarlos, con la ayuda de un helicóptero.

 

La ventana de buen tiempo hasta el domingo y el drenaje artificial de las aguas que inundan parcialmente la cueva, aumentan la posibilidad para una tentativa de rescate.

 

No obstante, las autoridades eluden anunciar una fecha para las operaciones, aunque aseguran que se procederá de manera gradual, sacando primero a los niños en mejores condiciones físicas y psicológicas.

 

El grupo fue encontrado la noche del lunes en un sector seco, a cuatro kilómetros dentro de la caverna y tras nueve días de intensa búsqueda, en la que han participado más de 1.300 personas.

 

Visiblemente delgados, pero en buen estado anímico y de salud, los niños están siendo atendidos en la gruta por una decena de militares, entre ellos un médico y un psicólogo.

 

Gracias a la ingesta de complementos vitamínicos, el grupo recupera poco a poco las fuerzas con vistas a la segunda fase: la salida de la cueva, situada en el parque natural Tham Luang-Khun Nam Nang Non, en la provincia de Chiang Rai.

 

Para ello, los chicos y el adulto comenzaron un entrenamiento intensivo para aprender a bucear. Una opción de elevado riesgo por la nula visibilidad y los angostos pasadizos que tendrían que superar.

 

Cuerpos de élite del Ejército, efectivos de salvamento y voluntarios, además de expertos de Estados Unidos, Japón, China y Australia, entre otros países, participan en las operaciones de búsqueda y rescate.

 

(Globovision/EFE/MV)