Estados Unidos y varios países occidentales han trasladado al aeropuerto de Kabul a todo el personal de sus embajadas en la capital afgana, en la que hoy entraron los talibanes y de dnde huyó el presidente afgano, Ashraf Ghani, lo que ha precipitado y acelera los planes de evacuación que ya estaban en marcha.

Ghani abandonó hoy Afganistán, mientras los talibanes entraban finalmente en Kabul para evitar, dijeron, robos ante la huida de las fuerzas de seguridad.

«Para evitar actos de saqueo en Kabul y que los oportunistas no hagan daño a la gente, el Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes) ordenó a sus fuerzas entrar en las áreas de Kabul de donde salió el enemigo», aseguraron los talibanes en un comunicado.

Los talibanes, que previamente habían asegurado que no entrarían en Kabul hasta que se produjera una transición de poder pacifica, insistieron en que la población «no debe temer» a sus combatientes, que, afirmaron, entran en Kabul «con calma, no se meterán con nadie. Los militares y los empleados civiles del Gobierno deben confiar en que nadie les hará daño».

Poco antes, se daba a conocer el anuncio de que el «expresidente» Ghani había abandonado el país, lo que acercaba aún más la victoria de los talibanes tras veinte años de guerra y un cuarto de siglo después de que entraran en Kabul e instaurasen un régimen radical y rigorista que ahora podría resurgir.

A la espera de que se concrete la evacuación, Estados Unidos y otros países occidentales han trasladado al personal de su embajada al aeropuerto de Kabul, que se ha convertido en una improvisada sede diplomática donde se tramitan a toda prisa los preparativos para una salida de Afganistán.

En declaraciones a la cadena ABC News, el secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, dijo que se está trabajando «para asegurarnos de que nuestro personal está seguro y a salvo. Estamos trasladando a los hombres y mujeres de nuestra embajada a un lugar en el aeropuerto».

(EFE)