El regreso de los talibanes al poder en Afganistán podría significar un retroceso en materia de derechos humanos, especialmente para las mujeres. Principios tan básicos como la educación y la libertad de movimientos están en peligro. La presión de la comunidad internacional es crucial para no perder los derechos adquiridos en los últimos años.

Así lo afirma Zakira Hekmet, presidenta de la Asociación de Solidaridad con los Refugiados Afganos, quien huyó a Turquía hace 13 años de su natal Afganistán. En un comentario a Spuntik, Hekmet aseguró que las mujeres tienen miedo de salir de sus casas y que la capital del país, Kabul, parece que estuviese en cuarentena.

«El mayor temor ahora en Afganistán lo experimentan las mujeres y las niñas, al recordar sus experiencias pasadas bajo los talibanes. Vimos todo tipo de tortura por parte de ellos, desde cortar dedos por pintarse las uñas, hasta azotar y lapidar», señaló la activista.

La incertidumbre se ha apoderado de la sociedad y eso se evidencia en las publicaciones en las redes sociales de Kabul, a las que Hekmet sigue muy de cerca. Esta afgana graduada de medicina, profesión que ejerce en la ciudad turca de Kayseri, contó el caso de una joven que estaba a punto de terminar la universidad y que ahora ve como «sus sueños se hicieron añicos» con la llegada de los combatientes a la capital.

Este es uno de los tantos ejemplos.

A pesar de que los talibanes han prometido una mejor situación para las mujeres y niños y se han querido mostrar como una versión más moderada del Gobierno que asumió el poder en 1996, muchos sectores temen lo peor y no creen que estas promesas se cumplan. Es allí donde la comunidad internacional juega un papel fundamental en no dejar que el fundamentalismo islámico condene a las nuevas generaciones a vivir en una prisión.

«Mucho ha cambiado en Afganistán durante estos 20 años. Los talibanes no pueden ignorar esto, solo lo aceptarán bajo la presión de la comunidad internacional», sentenció Hekmet.

«En Kabul, las mujeres tienen miedo de salir de casa sin velo»

Las imágenes de cientos de personas tratando de salir del país que han dado la vuelta al mundo son solo una muestra de la desesperación que se vive actualmente en el país.

Sin embargo, son las féminas las que tienen una mayor preocupación de lo que está por venir. Los militantes ya les han dicho a las mujeres que trabajaban en las ciudades que han quedado bajo su control que ahora tienen que dejar el trabajo y quedarse en casa, de acuerdo con Hekmet.

Algunos sacan de sus casas a las niñas mayores de 12 años y las entregan en matrimonio a sus militantes, denunció la presidenta de la Asociación de Solidaridad con los Refugiados Afganos.

«Los talibanes ven a las mujeres solo como esclavas. Una mujer, en su opinión, no puede trabajar, no puede expresar su opinión, debe quedarse en casa y hacer las tareas del hogar», sostuvo Hekmet.

El miedo se ha apoderado de las mujeres, que no salen de casa por lo que pueda sucederles.

«(Ellas) dicen: ‘no tenemos burka, no sabemos qué nos va a pasar si salimos a la calle’. Muchos quieren huir, pero ahora se ha vuelto muy difícil incluso mudarse de una ciudad a otra», señaló la afgana.

(Sputnik)