El viejo dilema entre ciencia y religión podría no estar tan zanjado como se piensa, al menos no en EEUU. La población de la primera economía a nivel mundial todavía se debate entre la teoría de la evolución y la creacionista. Ahora, una de las teorías se ha erigido como la predominante.

Un nuevo estudio llevado a cabo por un grupo internacional de científicos muestra que desde 2016 la mayoría de los estadounidenses se inclina por la teoría de la evolución. Antes de eso, había un empate estadístico entre ambos grupos.

«De 1985 a 2010, hubo un empate estadístico entre la aceptación y el rechazo de la evolución. Pero luego aumentó la aceptación, convirtiéndose en la posición mayoritaria en 2016», señaló Jon Miller, del Instituto de Investigación Social de la Universidad de Michigan y autor principal del estudio.

Los investigadores examinaron una colección de encuestas del Consejo Nacional de Ciencia de EEUU, varias encuestas nacionales financiadas por unidades de las Fundaciones Nacionales de Ciencia y una serie centrada en la alfabetización cívica de adultos financiada por la NASA. Los datos abarcaban más de 35 años de encuestas.

Una de las conclusiones arrojadas por el estudio es que varios aspectos de la educación, como los conocimientos de ciencias cívicas, tomar cursos universitarios en ciencias y tener un título universitario estaban entre los factores más importantes que llevan a la aceptación de la evolución.

«Casi el doble de estadounidenses tenían un título universitario en 2018 que en 1988. Es difícil obtener un título universitario sin adquirir al menos un poco de respeto por el éxito de la ciencia», señaló el coautor Mark Ackerman.

Se tomaron los datos a partir de 1985 debido a que fue en este año que en las encuestas nacionales de EEUU se les pidió a los adultos que señalaran si estaban de acuerdo o no con la siguiente afirmación: «Los seres humanos, como los conocemos hoy, se desarrollaron a partir de especies anteriores de animales».

Hasta 2007, las encuestas mostraron que los estadounidenses estaban divididos equitativamente sobre la cuestión de la evolución.

Este no es el primer estudio llevado a cabo por Miller que trata este tema. En 2005 dirigió un estudio similar sobre la aceptación de la evolución en 34 países desarrollados. La investigación mostró que, con un 27%, solo Turquía obtuvo una puntuación más baja que la de EEUU.

Pero durante la última década, hasta 2019, el porcentaje de adultos estadounidenses que estuvieron de acuerdo con esta afirmación aumentó del 40% al 54%.

El estudio actual, publicado en la revista Public Understanding of Science, mostró que el fundamentalismo religioso es el factor más fuerte para rechazar la evolución. Si bien su número disminuyó en la última década, aproximadamente el 30% de los estadounidenses continúan siendo fundamentalistas, según la investigación.

«Tales creencias no solo son tenaces, sino que también están cada vez más politizadas», señaló Miller, quien agregó que hay una brecha cada vez mayor entre la aceptación de la evolución por parte de los republicanos y los demócratas.

Desde el 2019, el 34% de los republicanos conservadores aceptaron la evolución en comparación con el 83% de los demócratas liberales.

(Sputnik)