Cuando una persona se infecta con el SARS-CoV-2 y hace un cuadro grave –con insuficiencia respiratoria– lo que está sucediendo en sus pulmones es que la infección ha llenado de líquidos los alveolos y los inflama. Estos son millones de diminutas bolsitas alojadas en los pulmones y sirven para transportar el oxígeno que respiramos a la sangre.

Al inflamarse los alveolos, el cuerpo no oxigena bien, empieza esa sensación de falta de aire, el paciente se agita, la saturación cae. En los casos más graves de pacientes con coronavirus, esa falla pulmonar nunca se compensa, ni con un respirador artificial: el pronóstico no es alentador.

Esta inflamación es una neumonía. Sin embargo, cuando la produce el coronavirus suele ser más severa, porque el daño se dispersa por varias partes del pulmón. Los médicos la llaman neumonía atípica y la detectan a través de una radiografía o una tomografía.

El Comercio hace en este informe una comparación del impacto que tiene la enfermedad en los pulmones de un paciente vacunado y en los de un paciente que no recibió las dosis. La diferencia es notoria. Para esto contamos la con colaboración de tres médicos: el intensivista Jesús Valverde (Hospital Dos de Mayo) y los neumólogos Gerson Velásquez (Clínica Anglo Americana) y José Luis Cabrera (Clínica Internacional).

Dos pacientes que llegaron a UCI

Jesús Valverde es médico intensivista del Hospital Dos de Mayo. Nos mostró la placa radiográfica de una mujer de 44 años, sin enfermedades previas. Pese a que estaba programada para vacunarse, esta persona residente en Lima decidió no hacerlo.

En su caso, la enfermedad ha dañado el 100% de sus pulmones y eso se puede observar porque la totalidad de estos presentan manchas blancas, una prueba de que están inflamados. En estos momentos, esta mujer lucha por su vida en una cama UCI. El pronóstico no es bueno.

Distinta es la situación de un paciente varón de 54 años, sin enfermedades previas que se había vacunado entre febrero y marzo de este año. Si bien hizo también un cuadro severo que lo llevó a UCI, en su caso la neumonía afectó el 50% de sus pulmones. Doce días después, salió de ventilación mecánica y está en recuperación.

“A pesar de que el paciente puede hacer un cuadro grave, el beneficio de la vacuna es muy bueno, porque evidencia mejor pronóstico, más supervivencia, menos compromiso pulmonar y tiempos de ventilación mecánica más cortos”, comentó Valverde.

La vacunación evita secuelas prolongadas

Otro caso muy gráfico presentó el médico Gerson Velásquez, neumólogo de la Clínica Anglo Americana. Se trata de una paciente de 39 años, sin comorbilidad y vacunada en otro país cuatro semanas de hacer el cuadro. En su caso, la enfermedad le afectó el 15% de los pulmones, requirió oxígeno y una semana después salió de alta sin mayores complicaciones.

Su caso lo compara con el de un varón de similar edad y condición médica: 38 años y sin enfermedades previas. Sin embargo, no había recibido la vacuna. Él no ingresó a UCI, pero la enfermedad fue más severa, lo que demandó un tiempo de hospitalización de 20 días, por un daño pulmonar de 35%.

Hay una neumonía propiamente dicha que está afectando prácticamente la mitad del pulmón derecho y en el lado izquierdo hay un compromiso fragmentario. Se le administró oxígeno a altos flujos. Más de 15 litros por minuto. Se quedó más tiempo hospitalizado”, explicó Velásquez.

Se evitan cuadros severos

La última comparación la presenta el jefe del área COVID-19 de la Clínica Internacional, el neumólogo José Luis Cabrera. El primer caso es el de un médico de 52 años expuesto a pacientes infectados. Él se había vacunado a principios de año por estar en la primera línea. Según la tomografía, sus pulmones presentaron una neumonía leve (5% de daño) que apenas le produjo tos y un poco de dificultad para respirar, pero presentó problemas de saturación.

La comparación la hace con el caso de un paciente de 51 años no vacunado y que sufre diabetes. En él, sus pulmones presentan un daño de 75% a 80%. Empezó con un cuadro de resfrío, progresó con fiebre persistente e ingresó a la clínica por dificultad respiratoria y una saturación baja.

Según comenta el médico, este paciente no confiaba en la vacunación que se desarrollaba en el país y estaba próximo a viajar al extranjero para inocularse contra el coronavirus, pero antes de eso se infectó y por el cuadro severo ingresó a UCI.

Importancia de vacunarse

El 95% de pacientes que están ingresando a emergencia por COVID-19 son personas no vacunadas y con la llegada de la tercera ola será este grupo poblacional es el que más sufrirá las consecuencias. Según las estimaciones del Minsa, con este nuevo impacto de la pandemia, en el Perú fallecerían entre 67 mil y 115 mil personas.

Sin embargo, hay casos de vacunados en un bajo porcentaje que sí pueden llegar a hacer casos severos de la enfermedad, pero –según el neumólogo Cabrera– eso no nos puede llevar a creer que la vacuna no sirve, sino que esto está asociado a las condiciones de salud de cada persona y a la forma en que su organismo reacciona tanto a la vacuna como al virus.

Los tres médicos consultados reiteraron la importancia de vacunarse para evitar cuadros severos. Sin embargo, estar vacunado no garantiza del todo librarse de complicaciones por la enfermedad que incluso deriven en la necesidad de un ventilador mecánico.

Según Valverde, el porcentaje de estos casos es bajo. En su mayoría, los vacunados no requieren hospitalización y en casos severos tienen un mejor pronóstico. A esto, Velásquez agrega que la recuperación de un paciente vacunado que hizo neumonía puede ser más rápida. En otros casos, el síndrome postcovid (la tos, problemas para respirar, alteraciones del gusto y olfato, dolor torácico y otros) pueden durar seis a ocho semanas o más.

(El Comercio)