Con sus dientes afilados, el tollo cigarro parece sacado de una película de terror, especialmente si tomamos en cuenta que habita en el enigmático Triángulo de las Bermudas. Si bien suele atacar a ejemplares hasta 10 veces mayores que él, resultó que también se alimenta de animales más pequeños.

A pesar de su tamaño —mide entre 10 y 50 centímetros—, su forma de mandíbula le permite arrancar trozos redondos de carne de sus víctimas, en cuya piel deja marcas de hasta cinco centímetros de diámetro y siete de profundidad. La temible especie, también conocida como tiburón cortador de galletas o Isistius brasiliensis, cuenta con entre 435 y 564 dientes.

Este tiburón vive a una profundidad de hasta 1.500 metros y solo sube a la superficie de noche. Al igual que la mayoría de los peces de aguas profundas, tiene partículas luminiscentes en sus escamas.

Si bien hasta la fecha solo se habían detectado las mordidas de los tollos cigarro en los cuerpos de ballenas, delfines, focas y tiburones más grandes, un equipo de investigadores llevó a cabo un análisis del llamado ADN ambiental de 14 especímenes del tiburón y llegó a la conclusión que no solo ataca a los animales más grandes, sino también a las criaturas de más bajo rango en la cadena alimenticia, como pequeños peces, calamares o crustáceos.

«Se alimentan de todo, desde depredadores más grandes y duros, como tiburones blancos, orcas, todo lo que puedas imaginar, hasta las criaturas más pequeñas. No hay muchos animales que hagan algo como esto», explica el principal autor del estudio, Aaron Carlisle, de la Universidad de Delaware.

El sofisticado método, que consiste en la filtración y el análisis del agua en el que habita el animal, permitió a los biólogos arrojar más luz sobre la dieta del monstruo marino, y es que en los estudios anteriores solo se examinó su contenido estomacal.

(Sputnik)