Gypsy Rose Blanchard, cuyo caso conmocionó a EE UU en 2015, acaba de cumplir 30 años de edad entre rejas. Allí, la joven se encuentra cumpliendo una condena de diez años por haber ordenado el brutal asesinato de su madre, Dee Dee Blanchard, quien la había obligado toda su vida a usar una silla de ruedas, fingir un cáncer e incluso tomar medicamentos que no necesitaba, pero que le provocaron daños.

El tabloide británico The Mirror ha recordado en un artículo este truculento episodio que inspiró en 2019 la serie The Act. El caso de Gypsy Rose fue uno de los más famosos del mundo de lo que se conoce como síndrome de Munchausen por poderes: una forma de maltrato infantil en la que el cuidador del niño, frecuentemente su madre, inventa síntomas falsos o provoca síntomas reales para que parezca que el menor está enfermo.

Para Gypsy Rose, todo comenzó a los tres meses de vida, cuando su madre Dee Dee la llevó al hospital al notar que tenía problemas respiratorios. Tras diagnosticarle apnea del sueño, fue enviada a casa con un aparato respiratorio.

Sin embargo, su madre no quedó satisfecha con el diagnóstico y estaba convencida de que su hija tenía una enfermedad mayor.

Con siete años, Gypsy empezó a utilizar una silla de ruedas después de que su madre les dijese a sus familiares que tenía un trastorno cromosómico y que no se desarrollaría como los demás niños.

Tras mudarse a Louisiana, lejos de su familia, Dee Dee alimentaba a su hija a través de una sonda al haber bajado de peso, mientras que su «asma grave» significaba que necesitaba oxígeno cada vez que salía de la casa.

Entre las enfermedades y síntomas que su madre inventó sobre Gypsy Rose se encontraban los ataques epilépticos o la distrofia muscular. Los medicamentos que le recetaron para dichos ataques provocaron que se le cayeran los dientes, mientras que las supuestas dificultades de aprendizaje de la niña la obligaban a recibir educación desde casa.

Posteriormente, Dee Dee decidió darle un giro más dramático a la salud de su hija al asegurar que tenía leucemia, por lo que le rapó la cabeza. Su aspecto provocó entonces que Gypsy se convirtiese en una estrella local, con viajes gratuitos, incluso a Disneylandia, pagados por benefactores de su causa.

A medida que Gypsy Rose se hacía mayor, Dee Dee recurrió a la violencia para controlar a su hija. Entre otras agresiones, la joven llegó a estar encadenada a su cama dos semanas cuando intentó huir de su madre.

Tras conocer y enamorarse por internet a Nicholas Godejohn, de 23 años y con antecedentes penales, Gypsy Rose le confesó todos los abusos a los que había sido sometida. Aunque su madre trató de impedir la relación, los dos jóvenes planearon la vía de escape de Gypsy Rose: matar a Dee Dee.

El asesinato tuvo lugar el 12 de junio de 2015, cuando Nicholas Godejohn accedió a la vivienda de Gypsy Rose mientras su madre dormía, para apuñalarla hasta en 17 ocasiones.

Tras el crimen, la pareja huyó a Wisconsin, donde fue localizada por la policía y se destapó la verdadera situación de Gypsy. Durante el juicio, la joven se ganó la simpatía del jurado debido al abuso que había sufrido durante años por parte de su madre, y se le concedió un acuerdo para aceptar una sentencia de diez años por asesinato en segundo grado, que aceptó.

Nicholas Godejohn, por su parte, fue declarado culpable de asesinato en primer grado y sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Durante su juicio, Gypsy Rose declaró en su favor y relató la pesadilla vivida todos esos años atrás. «No pensé que nadie me creería. Temía a mi madre más que a cualquier otra persona», llegó a asegurar.

Ahora, tras varios años en la cárcel, su pelo ha crecido y su estado de salud se va recuperando. En una entrevista en 2018 llegó a confesar a un medio estadounidense que se sentía más libre viviendo entre rejas que con su madre: «La prisión en la que vivía antes con mi madre no podía caminar, no podía comer, no podía tener amigos. Aquí, en prisión, me siento más libre. Puedo vivir como una mujer normal», dijo entonces.

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