Agentes a caballo de la policía fronteriza de Estados Unidos ya impiden por la fuerza el ingreso en el país de miles de haitianos que huyen de la violencia y la miseria en su país y tratan desesperadamente de cruzar el río Bravo para pedir asilo. 

Mientras el gobierno federal ha autorizado el cierre total de la frontera en el cruce por el que han ingresado miles de haitianos en los pasados días, el domingo comenzaron los vuelos de deportación de aquellos que lograron cruzar y han vivido hacinados en un campamento infecto bajo un puente.

Los inmigrantes, en su inmensa mayoría haitianos, cruzan el río Bravo a nado, para tratar de pedir asilo. Hay en esa región de Texas partes en que el río casi no cubre, pero esas están fuertemente vigiladas, por lo que también tratan de cruzar por zonas más profundas y peligrosas. Muchos viajan con sus hijos menores subidos a sus hombros.

Las imágenes del cierre de la frontera muestran a la policía montada del servicio de fronteras bloqueando la entrada a los emigrantes haitianos y corriendo tras ellos para impedirles la entrada. Testigos citados por los medios locales aseguran que los agentes les rodearon con los caballos y les amenazaron con las riendas, que empleaban a modo de látigo.

Aunque estos peticionarios de asilo entran desde México, este país se niega a recibirles de nuevo si EEUU los deporta, por eso el campamento improvisado dentro de la localidad de Del Río, en Texas, ha crecido hasta los 15.000 ocupantes, bajo temperaturas de 40 grados, sin agua ni medidas de prevención frente al coronavirus.

Según el gobierno federal estadounidense, desde el viernes se ha trasladado desde ese campamento a unas 3.000 personas. A la inmensa mayoría se las va a repatriar. El domingo hubo tres vuelos con un centenar de deportados en cada uno. Se espera que haya hasta ocho vuelos diarios.

Haití, un país de 11 millones de habitantes, ha sido golpeado recientemente por el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio. Un terremoto de magnitud 7.2 en agosto que destruyó miles de hogares. 

Ya antes era la nación más pobre de toda América Latina, hundida en una recesión continua. Los haitianos huyen como pueden a otros países americanos y cruzan México para pedir asilo en EEUU.

Lo cierto es que los vuelos de repatriación a Haití han sido habituales en el pasado, pero no frecuentes. Sí que quedaron totalmente anulados tras el terremoto de agosto, pero ahora quedan reanudados por esta crisis migratoria.

Expulsión en caliente

Estas personas en principio deberían tener el derecho de pedir asilo, pero el expresidente Donald Trump dictó al inicio de la pandemia un decreto que permite la expulsión en caliente de todos los que crucen, legal o ilegalmente, por razones sanitarias. Biden ha mantenido esa media, aunque este mismo lunes quitó la prohibición de entrada de extranjeros desde Europa.

Es cierto que Biden trató de anular otro programa, de deportación a México de peticionarios de asilo de Centroamérica, pero lo hizo de una forma tan apresurada que la Corte Suprema lo reinstauró y ahora debería aplicarse de nuevo. 

En virtud de ese programa, quienes soliciten asilo en EEUU, tras cruzar ilegalmente, pueden ser deportados para esperar una decisión en México, o en sus países de origen.

Desde que Biden asumió la presidencia, han sido detenidos más de 1.2 millones de personas tras cruzar la frontera desde México. Los cruces ilegales han alcanzado este verano su punto máximo en 20 años, a pesar de que la zona ha experimentado temperaturas muy elevadas. 

En agosto, los agentes fronterizos detuvieron a 208.807 personas, según cifras oficiales publicadas esta semana por la agencia de Aduanas y Protección Fronteriza. En Julio fueron 212.672.

El problema de los niños que cruzan sin adultos se ha agravado también. Según esos datos oficiales, el mes pasado, 18.847 adolescentes y niños cruzaron la frontera solos. Esto supone un 1% menos que en julio.

Estas duras medidas contrastan con los planes iniciales de Biden, que pasaban hasta por ofrecer una amnistía a los 11 millones de indocumentados que viven en EEUU. 

Los demócratas trataron de aprobar una regularización que beneficiaría a ocho millones por medio de un ardid con los presupuestos pero ese intento fracasó el fin de semana, ya que esa medida quedó fuera del texto que se va a votar.

Brecha entre Biden y la izquierda

Estas deportaciones masivas reiniciadas el fin de semana han abierto una nueva brecha entre Biden y la izquierda de su partido. Medio centenar de diputados demócratas, encabezados por Alexandria Ocasio-Cortez y sus compañeras en el autodenominado «escuadrón», le han enviado una carta a Biden en la que piden que suspenda las repatriaciones.

«La Administración Biden no puede afirmar que está haciendo todo lo posible para apoyar a la comunidad haitiana mientras continúa deportando injustamente a los haitianos mientras la isla atraviesa su peor crisis política, de salud pública y económica hasta ahora», dice la misiva.

Los republicanos, por su parte, acusan a Biden de ser el origen de esta crisis al haber generado un efecto llamada con sus promesas de acabar con los programas migratorios más duros de Trump y haber propuesto la amnistía de los 11 millones de indocumentados.

(ABC)