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El chikungunya me tuvo más de 10 días en cama con dolores en todo el cuerpo, mejoré, me levanté y hasta hice mis quehaceres por unos días creyendo que ya estaba bien y resulta que me volvió a tumbar. Ahora tengo las manos y pies hinchadas y siento como si me puyaran si intento caminar”, contó Maritza Fuenmayor, una ama de casa de 61 años, quien asegura que ha tenido una experiencia doble con el virus.

 

Fuenmayor reside en el sector Panamericano, parroquia Caracciolo Parra Pérez, de Maracaibo, en la casa en la que otros tres familiares se recuperaron del chikungunya y, casualmente, recayeron al mismo tiempo que ella. Narró que su pesadilla con la enfermedad empezó el 7 de octubre cuando le comenzaron dolores en las piernas y los brazos, ronchas en la piel y fiebre. “Desde ese día yo casi no me pude movilizar, el dolor es muy fuerte y compadezco a quien sienta algo así. Cuando me bajó al fiebre, empecé a vomitar, no quería comer nada porque tenía muchas nauseas”.

 

A la marabina la llevaron sus hijas siete veces a centros médicos privados y públicos de la ciudad, pero solo en dos ocasiones logró que la atendieran. “En todas partes me decían que no había cubículo, que tenía que esperar, pero yo no podía. Me hice exámenes de sangre y me salieron bajas las plaquetas y los segmentos altos, por esto último y por todos mis síntomas, me dijeron que lo que yo tenía era chikungunya”.

 

Días después de tomar acetaminofén, ácido fólico y miovit, Fuenmayor se levantó de su cama y empezó a hacer sus cosas con normalidad. “Me sentía mejor, el dolor ya era menor y creí que ya estaba bien”. Sorpresivamente, hace una semana, la ama de casa recayó, junto a sus dos hermanos y su hija.

 

El director regional de Salud Ambiental, Heraclio Moreno, dijo en octubre que “la mayoría de las personas manifiestan ahorita: ando con la chikungunya, me había dado y me volvió otra vez. Eso no es así: eso no repite”. Pero los marabinos denuncian que aunque no repita, al parecer, el virus permanece silente por unos días, por lo que muestran mejoría, pero luego recaen.

 

“Siento que me puyan con agujas en las manos, los pies y la inflamación es muy fuerte. Esto parece nunca acabar. Dicen que no repite, pero a mí ya me ha tumbado dos veces, el dolor es insoportable y en el sector donde vivo mucha gente anda igual”.

 

(Panorama)