La lava del volcán de la Cumbre Vieja en la isla española de La Palma que entró en erupción el 19 de septiembre baja ahora hacia al mar a través de un tubo natural formado por la acción del propio magma, informaron los expertos sobre el terreno.

«Se ha construido un tubo lávico, que favorece el drenaje desde el punto de emisión hacia el mar», declaró la directora en Canarias del Instituto Geográfico Nacional (IGN), María José Blanco, en la rueda de prensa diaria de actualización de datos.

Esto supondría que la lava baja a través de una especie de tubería subterránea formada por el enfriamiento de la parte superior del caudal, lo que conlleva que causa menos estragos en las zonas circundantes a ese recorrido.

En este sentido, el director técnico del Plan de Emergencia Volcánica de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, añadió que «de esta forma se asegura que no hay problemas de ensanche».

Hacía referencia así el director del Pevolca a la ampliación del río de lava o su bifurcación, dos hipótesis posibles en caso de que el magma discurriera por la superficie y que causarían más daños en la zona.

Morcuende abundó este miércoles, 6 de octubre, en la posibilidad anunciada el día anterior de que el fin de las emisiones de lava no esté próximo.

«Tenemos una potente emisión de dióxido de azufre en el penacho, lo cual no permite prever a corto plazo el fin del evento», dijo a los medios sobre el horizonte de las emisiones de lava del volcán de la Cumbre Vieja.

En concreto, esta emisión fue la jornada anterior de 5.849 toneladas, según se apuntó en la comparecencia.

Por otra parte, se informó de una ligera disminución de la sismicidad, siendo el mayor sismo de una intensidad de 3,7, lo que los responsables técnicos tradujeron en un síntoma de tranquilidad porque no se darán deformaciones del terreno, algo interesante para que la lava no se desparrame por los barrios de la zona, en caso de que volviese a discurrir por la superficie.

Y en la parte negativa, se adelantó un empeoramiento de la calidad del aire para los próximos días por el cambio en la dirección del viento a sur-suroeste y el cambio de las condiciones atmosféricas, fundamentalmente el aumento de la inestabilidad en los niveles bajos de la atmósfera.

Estos datos llevaron a anticipar a Maria José Blanco que la nube de cenizas pueda afectar en las próximas horas al aeropuerto de La Palma.

La altura de la columna de cenizas y gases se sitúa en los 3.000 metros.

Las coladas de lava, que tienen una anchura máxima de 1.250 metros, afectaron ya a 421,93 hectáreas, de las cuales 93,4 son de cultivos de plátano, uva y aguacate, fundamentalmente, según datos del Pevolca.

La erupción que comenzó hace dos semanas y media no causó ninguna víctima mortal, mantiene desplazadas de sus casas a 214 personas.

(Sputnik)