La reciente alianza militar entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia ha encendido alarmas en el tablero geopolítico. De un lado, se anuncia como un intento estadounidense para frenar la influencia de China en la región del Indopacífico; del otro devela una creciente pérdida de influencia de la Unión Europea y la OTAN en los asuntos internacionales.
 
El escenario luce particularmente complicado para Estados Unidos, que ha ido perdiendo terreno en términos de su hegemonía económica frente a China, país que ya lo adelanta abiertamente en áreas estratégicas como la producción de chips y tecnología de comunicaciones. 
 
Sobre este tema, cuyos efectos prometen extenderse en el largo plazo, disertó el filósofo político y comunicador Miguel Ángel Pérez Pirela en la edición 374 de su programa Desde Donde Sea, que se transmite de martes a jueves a las 7:00 pm a través de las redes sociales.  
 
Para entrar en materia, refirió que el pasado 15 de septiembre, Estados Unidos, el Reino Unido y Australia suscribieron un tratado militar a espaldas de la Unión Europea con el que pretenden contrarrestar la creciente influencia de China en la región del Indopacífico, que ya ha sido tildado en Europa como «pacto de la discordia». 
 
El acuerdo, que se conoce bajo las siglas de AUKUS, generó malestar en otros países miembros de la OTAN, especialmente en Francia, que se vio perjudicada porque Canberra echó al traste un pacto con el que, por 65.000 millones de dólares, París reemplazaría su flota de submarinos, detalló.
 
La afrenta ha supuesto la peor crisis diplomática entre Francia y Estados Unidos en dos décadas y obligó la intervención del primer ministro británico, Boris Johnson, pues aunque es uno de los firmantes del nuevo tratado militar, su colaboración con el Eliseo sigue siendo estrecha. 
 
«Estrecha, tomando en consideración el contexto del Brexit», ya que al salir de la Unión Europea, Johnson perjudicó a su pueblo y ahora Francia y Alemania sonríen, agregó. 
 
El comunicador relató que el anzuelo utilizado por Estados Unidos para atrapar a las autoridades australianas resultaba difícil de rechazar, puesto que se les ofreció dotar a la Marina Real de ocho submarinos nucleares, lo que marcaría el ingreso del país oceánico al selecto club de naciones que manejan armamento con estas características, a pesar de que Australia ha enfatizado que no se trata de armas nucleares. 
 
Puntualizó, además, que la mediación de Johnson no bastó para que el país galo echara atrás sus protestas diplomáticas. Ante el disgusto de Francia, el presidente estadounidense, Joe Biden, no tuvo más remedio que llamar a su homólogo, Emmanuel Macron, y aunque se frenó el retiro de embajadores, el tema no está zanjado. 
 
«Hay una historia de fricciones entre Francia y los Estados Unidos que se remonta al final de la Segunda Guerra Mundial», cuando el presidente francés de entonces, Charles de Gaulle, puso límites e impidió que Washington instalara bases militares en su territorio, cosa que no sucedió en otras naciones europeas como Alemania o Italia, que al formar parte del bando perdedor, tuvieron que acceder a las demandas estadounidenses. 
 
De momento, indicó, los mandatarios acordaron reunirse en Europa a finales de octubre. Los analistas aún no tienen claro si los franceses podrán pasar la página y olvidar esta deslealtad estadounidense. 
 
A su parecer, otro aspecto que no puede ignorarse son las crecientes tensiones entre China y Australia. El problema de fondo es la disputa de la hegemonía militar y comercial en el indopacífico, aunque los detonantes han sido varios, incluyendo la presión australiana para que se investigara a China por el origen de la COVID-19. 
 
No obstante, en este momento, el rumbo australiano no luce claro. Por ello, el experto refirió que analistas estiman que para Australia podría ser contraproducente embarcarse en una confrontación directa con China, de cuyo crecimiento económico se ha beneficiado. 
 
En todo caso, a su parecer, la alianza de la nación insular con potencias occidentales representa para China una amenaza digna de protesta. En ese orden, refirió que Zhao Lijian, portavoz de Beijing, acusó a Washington de «socavar gravemente la paz y la estabilidad» en la región del Indopacífico a través de una intensificación de la carrera armamentística y calificó el acuerdo como «extremadamente irresponsable». 
 
También protestaron los gobiernos de Corea del Norte, Indonesia y Malasia. En el caso de Pyongyang, sus conflictos con la Casa Blanca son de larga data y el AKUS es apenas otro capítulo. Pero en el caso de Indonesia y Malasia, sus resquemores se fundamentan en la emergencia de Australia como potencia militar regional. 
 
«Una vez más vemos como los Estados Unidos influyen de forma quirúrgica en zonas del planeta para auspiciar los conflictos regionales y sacar provecho de ellos», agregó. Esto, a su juicio, es expresión de una vieja táctica imperial: «divide y vencerás». 
 
Los ganadores y perdedores del AUKUS
 
EEUU 
 
Para Miguel Ángel Pérez Pirela, Estados Unidos es, a las claras, el principal beneficiario de este nuevo acuerdo militar, pues con él retoma una política de ampliación de influencias –que incluye mayor despliegue militar en la zona del Indopacífico– que inició en la era Obama y que se frenó durante la última década. 
 
Además, en su criterio no dejan de resultar llamativas las visitas de los líderes de Corea del Sur y Japón que recibiera Biden en la Casa Blanca semanas antes de anunciarse el acuerdo, pues son bien conocidas las tensiones entre estas naciones y Beijing.  
 
Reino Unido
 
Si bien es claro que Washington se lleva los mayores beneficios, el comunicador comentó que en el caso del Reino Unido, el pacto de seguridad implica una oportunidad para avanzar una política exterior independiente de Bruselas tras el Brexit y con ello salir de la posición de segunda fila en el concierto internacional que ha venido jugando desde hace varias décadas. 
 
Más allá de estos optimismos, Pérez Pirela opina que «el Reino Unido no hace otra cosa que seguir siendo el perro que le mueve la cola a su excolonia, los Estados Unidos»
 
Australia
 
Pasando a lo que valora como «el eslabón más débil» de esta alianza, mencionó que la posición de Australia en el acuerdo podría interpretarse como la de un socio de segundo nivel, que necesita respaldo de dos potencias occidentales para plantarle cara a China. 
 
«Va a ser muy difícil de ahora en adelante frenar al gigante chino y esto que estoy diciendo, lo sabe muy bien Estados Unidos», sentenció el experto. 
 
Pese a ello, informó que el primer ministro australiano, Scott Morrison, se enfocó en resaltar los beneficios armamentísticos para su país que dejará el pacto en los próximos 18 meses. 
 
Empero, desde su punto de vista, la posición de Australia no solo es de segundo orden, sino que además es muy complicada, porque mantener levantada el hacha de la guerra con China podría acarrearle importantes consecuencias económicas. 
 
¿Se puede frenar la influencia China en el Indopacífico?
 
Aludiendo a expertos, el también director de la Iguana.TV subrayó que tampoco puede dejarse de lado que a pesar de las pretensiones de dominio estadounidense en el indopacífico, la influencia de China en esa región del mundo es enorme, pues tiene raíces históricas y culturales que no son fácilmente prescindibles. 
 
De otra parte, muchos pequeños países de Oceanía, que tienen a China como su principal socio comercial, temen que el incremento de la presencia militar estadounidense convierta la zona en un polvorín y no confían en que Washington mantendrá sus promesas de suscribir acuerdos comerciales compensatorios.  
 
El AUKUS comienza a moverse: EEUU usa a Taiwán para provocar a China
 
En continuidad con lo antes dicho, Pérez Pirela indicó que Estados Unidos, que ya había posado su mirada sobre China antes de abandonar Afganistán, ya empezó a mover ficha y ahora usa a Taiwán para atizar un conflicto con el gigante asiático. 
 
A este respecto, precisó que en la última semana, las tensiones entre China y su provincia separatista, Taiwán, subieron a niveles no registrados desde hace al menos cuatro décadas. El detonante, según Taipéi, habría sido un importante despliegue militar por parte de Beijing en las costas próximas a la isla. 
 
Empero, el filósofo explicó que los conflictos entre Beijing y su provincia «rebelde» datan desde el establecimiento de la República Popular China en 1949 e inicialmente estuvieron atizados por el respaldo que Occidente brindó al gobierno nacionalista que se instaló en la isla, tras su derrota frente a las fuerzas comandadas por Mao Zedong, al punto de que el asiento de China en el Consejo de Seguridad de la ONU fue usurpado por Taiwán hasta 1971. 
 
De vuelta al presente, insistió que injerencia estadounidense en la zona ha reaparecido. El diario estadounidense The Wall Street Journal reveló el pasado jueves 7 de octubre que desde hace «por lo menos un año», Washington entrenaba «en secreto» a tropas taiwanesas, de cara a una eventual confrontación con China, cuyos detalles pueden consultarse en el trabajo periodístico publicado en LaIguana.TV bajo el título «The Wall Street Journal: Hay fuerzas especiales y marines entrenando tropas en Taiwán (+China)». 
 
Sobre el particular comentó que este medio señala, citando a fuentes que pidieron no ser identificadas, que el contingente de marines otorgó entrenamiento anfibio y el uso de botes pequeños, mientras que el grupo de operaciones especiales adiestró a las fuerzas terrestres.
 
Paralelamente –y atizando el clima de conflictividad–, refirió que los ciudadanos de la isla son instruidos para hacer frente a una supuesta invasión desde la China continental que tendría lugar en 2025. 
 
Frente a estas provocaciones, relató que el presidente Xi Jinping advirtió el sábado 9 de octubre que la reunificación con Taiwán tendrá lugar. Beijing ofrece a Taipéi un régimen especial como el que en su día se implementara en la excolonia británica de Hong Kong: amplia autonomía económica y política, sin que ello socave la integridad territorial del país. 
 
Añadió, asimismo, que Xi cuestionó los intentos separatistas del actual gobierno taiwanés, encabezado por la presidenta Tsai Ing-wen, quien en el pasado era partidaria de la independencia plena de Taiwán y ahora aboga por mantener el ‘status quo’ con el continente. 
 
Por ello, seguidamente mencionó que este 10 de octubre, en la celebración del Día Nacional de Taiwán, Tsai nuevamente mencionó el ‘status quo’ como situación ideal de las relaciones con China, pero añadió que el país, que no goza de reconocimiento internacional, se reservaba el derecho de reforzar la defensa nacional e invocó el derecho a defenderse ante lo que considera una imposición «unilateral» por parte del gobierno de Xi. 
 
Para complicar la situación, el analista político refirió que el pasado viernes 8 de octubre, se informó sobre la colisión de un submarino nuclear estadounidense en aguas del Mar Meridional de China. 
 
Para ahondar en detalles, relató que el portavoz de la Cancillería china, Zhao Lijian, expresó que su país estaba gravemente preocupado, tras conocerse que el submarino nuclear estadounidense USS Connecticut golpeó «un objeto desconocido en el mar de la China Meridional» mientras navegaba por aguas del Indo-Pacífico, incidente que dejó al menos 11 marineros heridos.
 
El vocero acusó a Estados Unidos de actuar de manera «irresponsable» y «no transparente», al ocultar información para tratar de encubrir el evento, que se produjo el 2 de octubre. 
 
Pérez Pirela destacó que Estados Unidos es el otro actor de peso en esta historia y para argumentar su parecer, indicó que el Asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, afirmó que en Washington estaban «profundamente preocupados» por los movimientos de China en el estrecho de Taiwán, pues en su criterio «socavan la paz». 
 
Además, puntualizó que la Casa Blanca no dejó de reconocer que realiza acciones concretas para detener el avance chino en la región, incluyendo la preparación de documentos para «preservar la seguridad marítima» en el mundo.   
 
Para echar más leña a la candela, señaló que el presidente Joe Biden dijo en rueda de prensa que su país haría cumplir un inexistente «acuerdo de Taiwán», lo que fue interpretado como una amenaza directa de intervención militar como las que realiza la OTAN, desatino fue aclarado rápidamente por portavoces de la Casa Blanca.  
 
Refiriendo las palabras analista y profesor universitario Alfredo Jalife-Rahme, comentó que esta nueva era de conflictividad entre China y Estados Unidos fue alentada por el exsecretario de Estado, Mike Pompeo y reimpulsada por la administración Biden, con estrategias como el AUKUS. 
 
A su parecer, esto es indicio de que existen pocas diferencias «entre la política exterior de Joe Biden y la de su predecesor, Donald Trump». 
 
Sin embargo, enfatizó que algunos expertos consideran que Washington podría sufrir un grave revés si optara por agredir militarmente a China en el contexto de una guerra por Taiwán, pues Beijing atacaría sus bases militares y portaaviones e inutilizaría sus comunicaciones. 
 
«¿Podrá Estados Unidos hacer una guerra con China usando a Taiwan? No creo, aseguró el analista. 
 
Así, indicó, según reseña HispanTV citando al portal estadounidense The National Interest, las fuerzas estadounidenses no solamente tendrían altas probabilidades de ser derrotadas en una guerra con China sino que aún obteniendo una victoria táctica, podrían cargar con «una devastadora pérdida estratégica».
 
En este punto, acotó que Estados Unidos no había podido vencer militarmente a Siria ni a Irak ni a los talibanes, y sostuvo que históricamente se habían encargado de invadir y atacar países desarmados o con crisis humanitarias. Por ello, a su parecer, Washington no se atreverá a emprender acciones armadas contra China. 
 
Regresando al tema, precisó que el portal basa su proyección en los resultados de los más recientes juegos de guerra conjuntos desarrollados entre el Pentágono y una contratista cercana, en los que se simula un enfrentamiento militar entre las dos potencias.
 
Un analista consultado por el medio estadounidense sostuvo que si el gobierno de Xi Jinping se empeña en tomar el control de la isla, podría lograr su objetivo «en un período de tiempo finito, medido en días o semanas», destacó.
 
Para concluir, el experto indicó que si la Casa Blanca decide intervenir, el gigante asiático atacará, además de sus bases y portaaviones en la región, sensores y enlaces de comunicaciones en el espacio. 
 
(LaIguana.TV)