La doble moral es característica de la élite estadounidense y los ejemplos abundan. Es un imperio que le hace a los demás países (incluso a sus amigos íntimos) lo que no admite que le hagan bajo ningún concepto.

En lo que se refiere a la inmunidad de los diplomáticos, encontramos ejemplos clarísimos de esta actitud recurrente.

El mismo país que, desconociendo la condición de representante diplomático de Álex Saab, acaba de arrastrarlo a Miami y lo está sometiendo a juicio, es capaz de defender a todo trance incluso a personas incursas en delitos comunes y que ni siquiera son ellas mismas representantes del Gobierno, sino familiares de estos.

Veamos un caso: Harry Dunn, un joven británico de 19 años, murió luego de que su moto fuera embestida por un vehículo que se desplazaba en sentido contrario a la vía (comiéndose la flecha, se diría en Venezuela), el 27 de agosto de 2019, cerca de Croughton, Northamptonshire.

El carro era conducido por Anne Sacoolas, esposa del funcionario de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) Jonathan Sacoolas, quien estaba en Inglaterra trabajando como personal diplomático en la Estación de Escucha que tienen en conjunto la Fuerza Área de Estados Unidos (USAF) y la Real Fuerza Aérea de Reino Unido (RAF), un impresionante complejo dedicado al espionaje de las comunicaciones mundiales.

La conductora admitió que había conducido el automóvil por el lado equivocado de la carretera, y las imágenes de las cámaras de seguridad así lo confirmaron. El infortunado joven Dunn fue declarado muerto en el Centro de Traumatismos Mayores del Hospital John Radcliffe de Oxford. La esposa del agente de la CIA se amparó en su condición de familiar de un diplomático para no ser detenida y luego huyó del país.

En Reino Unido, un accidente como ese, causado por conducción imprudente y que provoca la muerte de alguien, puede ser sancionado hasta con 14 años de prisión.

Un despacho noticioso señala que el hecho provocó tensiones diplomáticas entre las autoridades británicas y estadounidenses, pues la embajada de EE.UU. ayudó a la fuga de Sacoolas de Inglaterra y el Departamento de Estado le ha dado pleno apoyo en sus alegatos de inmunidad diplomática.

EE.UU. argumentó que tanto la señora implicada en el accidente fatal como su esposo debieron abandonar Inglaterra “por razones de seguridad”, dado el trabajo del agente de la CIA.

La Crown Prosecution Service (Fiscalía del Reino Unido) solicitó la inmediata extradición de  Sacoolas por la comisión de un delito de homicidio. Sin embargo, según el Departamento de Estado, como John Sacoolas poseía inmunidad diplomática, el caso contra Anne Sacoolas no sería procesable, ya que ella también disfrutaba del fuero en el momento del trágico accidente, según lo que establece el artículo 31 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas: «El agente diplomático gozará de inmunidad de la jurisdicción penal del Estado receptor», y otorga la misma consideración, según el artículo 37, a los miembros de la familia inmediata del agente diplomático, es decir, el cónyuge y los  hijos.

Sacoolas no pudo ser detenida en el momento del siniestro ya que estaba protegida por la inmunidad diplomática. EE.UU. sostiene que no se violaron las normas o acuerdos internacionales por el regreso de Sacoolas a Estados Unidos y ha dejado claro que el caso no será juzgado mientras EE.UU. no renuncie a su inmunidad,  plantea un informe de Fátima Rodríguez González, responsable del área Penal de Lupicinio, un despacho español de abogados especializados en Derecho Internacional.

¿Inmunidad o impunidad?

En octubre de 2019, dos meses después del accidente, el ministro de Asuntos Exteriores de Reino Unido, Dominic Raab, afirmó que, según los acuerdos convenidos entre los Estados Unidos y el Reino Unido en 1995, los cónyuges e hijos de los oficiales de inteligencia estadounidenses en RAF Croughton (la base de espionaje) se consideraban parte de la embajada de Estados Unidos y, por lo tanto, eran elegibles para la inmunidad diplomática en virtud de los términos de la Convención de Viena, aunque se supone que no pueden reclamar el privilegio si se trata de comportamientos criminales fuera de la referida base.

Voceros de ambos países admitieron que había una laguna en lo que respecta a los familiares del personal estadounidense.

Ante la imposibilidad del juicio penal, la familia de Harry Dunn inició una causa por daños y perjuicios contra Anne Sacoolas para obligarla a declarar sobre lo sucedido, porque parecía ser la única forma de llevarla a los tribunales.

En septiembre pasado, un portavoz de la familia anunció que los padres de Dunn habían llegado a una resolución en su demanda civil por daños y perjuicios que era «un verdadero hito»,  pero no se revelaron los detalles del acuerdo alcanzado entre las partes implicadas.

En el campo penal, el caso sigue impune. El gobierno de Joe Biden ha asegurado a Londres que “no se interpondría en algún tipo de proceso alternativo para conseguir justicia para el joven Dunn, siempre que la señora Sacoolas y los fiscales británicos se pusieran de acuerdo”.

En EE.UU se está desarrollando un juicio en la que Sacoolas, de 44 años, y su marido deben prestar declaración, pero las audiencias se han pospuesto.

La defensa a capa y espada del fuero diplomático de la esposa de un agente de la CIA culpable de un delito común en el que perdió la vida un joven inocente contrasta a las claras con la forma como EE.UU. pisotea la inmunidad de los representantes de otros gobiernos y se permite solicitar su detención y “extraditarlos” mediante procedimientos palmariamente al margen de las convenciones internacionales.

En algunos países, entre ellos Colombia, donde la superpotencia tiene bases militares, se han suscrito convenios para que  los delitos cometidos por el personal norteamericano (incluso actos violentos como homicidios y violaciones de niñas) no puedan ser juzgados por los tribunales locales, sino transferidos a EE.UU. en una muy ampliada y perversa interpretación de la inmunidad diplomática. Es el imperio y su doble moral.

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)