El israelí Nicolás Gilad Pereg, conocido mediáticamente como el «hombre gato», fue condenado a prisión perpetua en el marco del juicio en su contra por femicidio doble, de su madre y de su tía, en enero de 2019. Los 12 integrantes del jurado popular consideraron “culpable por unanimidad” al acusado.

Según detalló la jueza técnica de Mendoza, Laura Guajardo, la Justicia decidió “imponer la pena de prisión perpetua con costas como autor penalmente responsable del delito de homicidio agravado por el vínculo en concurso real con homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego”. La sentencia y el veredicto se dieron a conocer horas después de que el fiscal mendocino Fernando Guzzo pidiera la sentencia de “culpabilidad” al calificar al doble crimen como un «asesinato despiadado» por el cual el agresor tuvo «plena consciencia de la criminalidad de sus actos».

Por su parte, el abogado defensor de Pereg, Maximiliano Legrand, solicitó que sea declarado no culpable por inimputable o en caso de ser condenado lo sea por homicidio atenuado por su condición.

Más temprano, Pereg ofreció sus últimas palabras y acusó a la policía de haber “plantado” los cuerpos de las víctimas diciendo que “era fácil usarme a mí como culpable”. En otro fragmento, sostuvo que “si yo hubiera tirado el arma tendría polvo en las manos y no tenía. La policía y la fiscalía utilizaron el arma mía para tirar a los cuerpos».

El caso

En enero de 2019, Phyria Saroussy y Lily Pereg viajaron a Mendoza para visitar a Gil Pereg, que vivía en Guaymallén, en un predio con una casa precaria llena de gatos y perros en estado de abandono.

Las mujeres fueron vistas con vida por última vez el 12 de ese mes en ese domicilio, situado en la calle Roca al 6000, y 14 días después la Policía Científica encontró sus cuerpos mutilados y tapados con piedras y tierra en un sector del mismo predio.

Tras ser descubierto el doble crimen, Gil Pereg quedó detenido y durante su estadía en la cárcel mostró comportamientos extraños y dijo ser «un gato», lo que reiteró en diversas oportunidades y audiencias en las que, incluso, imitó maullidos frente a los magistrados.

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