Las elecciones legislativas del 14 de noviembre en Argentina renovarán la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. Si la oposición obtuviera el 45% de los votos, le arrebataría al oficialismo el control del Congreso. También aparecen nuevas figuras hacia el extremo conservador y la izquierda espera tener una jornada histórica. 

El padrón electoral de 35 millones de personas, sobre un total de 45 millones de ciudadanos que viven en Argentina, tendrá el derecho a ejercer su voto en las urnas este domingo, en las elecciones de medio término que definirán el futuro del Gobierno de Alberto Fernández. 

Los resultados que se den el 14 de noviembre renovarán a partir del 10 de diciembre 127 de los 257 escaños de Diputados, así como 24 de los 72 del Senado, que podrían reconfigurar el poder y dificultar la gobernanza del oficialista Frente de Todos, que podría perder cuórum en la cámara alta y también mayoría simple en la cámara baja. 

El Gobierno viene de obtener en las primarias del pasado 12 de septiembre solo 32,4% de los votos a nivel nacional, mientras que la principal oposición, Juntos por el Cambio, fuerza del expresidente Mauricio Macri (2015-2019), alcanzó el 41,5%. Si aumentara el porcentaje a 45%, le arrebataría al oficialismo el control del Senado y le permitiría reclamar la presidencia de Diputados, hoy en mano de Sergio Massa. 

«Para bien o para mal, muchos dan por descontado que el resultado se repite. En el Frente de Todos, en algunos distritos hay posibilidad de mejora, pero también es probable que Juntos por el Cambio, en algunos de los 17 distritos donde ganó, mejore su performance», dijo a Sputnik el analista político Julio Burdman. 

Si se repiten los resultados de las primarias, el oficialismo pasaría de tener 41 senadores a tener 35, lo que implicaría depender de por lo menos dos aliados por fuera del bloque entre los oficialismos provinciales para asegurar el cuórum. 

Ocho provincias renuevan senadores: el oficialismo, que fue con lista unificada, se alzó en las primarias en Tucumán (noroeste) y Catamarca (noroeste), y espera revertir el resultado en La Pampa (centro). Las listas de la oposición ganaron sumadas en Chubut (sur), Corrientes (noreste), Mendoza (centro-oeste) y Santa Fe (centro), y salió segunda en Córdoba (centro), donde se alzó el peronismo provincial, no aliado al Frente de Todos. 

«Parte de lo que está en juego es el lugar de [la expresidenta] Cristina Fernández de Kirchner [2007-2015] porque más allá de una derrota general, a la vicepresidenta le interesa mantener el control del Senado y también que el resultado en la provincia de Buenos Aires (centro-este), que es su bastión, sea mejor», comentó el consultor y docente universitario. 

Reacción, unidad y expectativas 

El Gobierno, en medio de una de las peores crisis económicas de los últimos 30 años, esperaba descontento social, pero no una derrota tan fuerte, sobre todo en el distrito bonaerense, que representa el 40% del electorado y donde se nuclea el poder popular del movimiento político peronista, hoy gobernada por el oficialista Axel Kicillof. En las primarias, la oposición, que presentó dos listas, le sacó cinco puntos de ventaja. 

Una dura carta abierta de la vicepresidenta llevó al reemplazo de siete integrantes del Gabinete de ministros y a una batería de medidas económicas de alivio, destinadas al bolsillo de una población con índices de pobreza de 42%. 

Hubo aumentos en el salario mínimo y las jubilaciones, nuevos aumentos de paritarias laborales, bonos de asistencia para el sector social más castigado, aumento en el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias y nuevos congelamientos de precios en alimentos y medicamentos. 

El oficialismo espera que esto ayude a mejorar los resultados, de la mano de un importante crecimiento en la participación electoral en distritos clave, que podría subir de 67% a cerca de 80% con la potenciación de la militancia y la movilización popular. 

«En el camino, el Gobierno nacional hizo cambios, peronizó la coalición y cerró la campaña anunciando crecimiento económico, mejoras y la sensación de que Argentina se está recuperando de la crisis en la que está sumergida hace años. Queda la duda de si estos datos macroeconómicos se registran en la calle, en la percepción de aquellos que están sufriendo el día a día de la dura realidad del país y de América latina», advirtió Burdman. 

En la provincia decisiva, Juntos por el Cambio tuvo una amplia ventaja en las primarias porque se dirimieron por primera vez internas partidarias en este distrito, lo que traccionó votos. Diego Santilli, actual vicejefe de Gobierno porteño, y el famoso neurocientífico Facundo Manes, encabezan las encuestas con 38%, una ventaja de dos puntos. 

Segunda pero muy cercana se encuentra la lista del Frente de Todos, encabezada por Victoria Tolosa Paz, presidenta del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, quien ostenta 36% de la intención de voto, según los sondeos. 

En la ciudad de Buenos Aires, la oposición nacional, que lleva como cabeza de lista a la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, cuenta con amplia ventaja, con 46%, mientras que la lista del oficialismo, de la mano de Leandro Santoro, muestra una intención de voto de 25%, según las encuestas. 

La polarización es grande en Argentina: casi 90% de los votos válidos de las primarias fueron hacia las dos principales fuerzas, y ambas esperan aumentar sus números al apelar a quienes votaron a partidos alternativos. 

El Frente de Todos espera lograr la adhesión del voto que fue a candidatos peronistas fuera del bloque o a electores resistentes al conservadurismo. Juntos por el Cambio, busca convencer al voto libertario, que fue una de las sorpresas en las primarias en la capital nacional, donde el candidato a diputado Javier Milei sacó 13% y se alzó como tercera fuerza en el distrito más rico del país. 

La esperanza de la izquierda 

El Frente de Izquierda y de los Trabajadores – Unidad (FITU), bloque de partidos trotskistas, pretende hacer una elección histórica si se repiten o mejoran los resultados de las primarias, 

El FITU se consolidó en las primarias como tercera fuerza a nivel nacional con el 5% y destacó en la provincia de Jujuy (noroeste) donde el candidato a diputado Alejandro Vilca, recolector urbano devenido legislador provincial y de origen indígena, consiguió 23,3% de los votos. 

La izquierda logró otros resultados notables donde superó su promedio nacional de 5%, como sucedió en provincias donde representaron el clamor popular contra la megaminería a cielo abierto, como en Chubut (sur), con 9,4%, y San Juan, con 6,9%. También en la petrolera Neuquén (suroeste), con 7,9%, donde se focalizaron las protestas de los trabajadores sanitarios durante la pandemia. 

El FITU logró una buena elección en la provincia de Buenos Aires, distrito muy densamente poblado y con grandes sectores socialmente vulnerables. De la mano del candidato a diputado Nicolás del Caño, obtuvo 5,2% de los votos, lo que le permitiría conservar las dos bancas que tiene por este distrito en la Cámara de Diputados si se replican los resultados. 

En la ciudad de Buenos Aires, donde impera la coalición opositora que gobernó Argentina durante el mandato de Mauricio Macri (2015-2019), el FITU quedó como cuarta fuerza con 6,2% de los votos. Allí duplicó el porcentaje de elecciones pasadas y está también cerca de obtener su primera banca porteña en sus más de 10 años como frente unido de izquierda, con la candidata a diputada Myriam Bregman a la cabeza. 

(Sputnik)