La petición de la fallecida era tener una misa fúnebre en castellano. Sin embargo, la falta de textos religiosos en ese idioma hizo que el sacerdote intercalara ese idioma con el catalán. Los familiares tomaron una decisión drástica para respetar la última voluntad de la difunta.

El conflicto lingüístico se ha colado por los resquicios de todas las sociedades bilingües de España. Ocupa espacio en las tertulias televisivas, los debates parlamentarios y las mesas de los bares. Ámbitos como la cultura o la educación suelen ser campo de batalla entre los defensores de una u otra postura. Sin embargo, había un espacio que no había tocado, al menos, con notoriedad: la muerte.

Los hechos sucedieron en la localidad barcelonesa de Cardona. Dolores Bastida Navarro, mujer de 95 años, falleció recientemente. Ella tenía una última voluntad: que su misa de funeral fuese oficiada en castellano. Un deseo que su familia estaba dispuesta a cumplir sin condiciones.

El sacerdote Carles Pubill fue el encargado de esta ceremonia, celebrada en la parroquia de Sant Miquel i Vicenç de Cardona. Según cuenta la hija de Dolores Bastida al diario ABC, pidieron en dos ocasiones a la compañía de seguros que la misa se oficiase en castellano. Sin embargo, el párroco comenzó en catalán. Tras avisar la familia a la funeraria y que esta notificase a Pubill, el religioso desapareció y volvió con un nuevo misal. Entonces, siguió en castellano.

No obstante, al cabo de un rato, el sacerdote volvió al catalán. Volvieron a avisar al cura, pero este les dijo que no tenía los libros en castellano, por lo que iba a seguir en la otra lengua. Fue entonces cuando la familia avisó a la funeraria para sacar al féretro de la iglesia en plena misa y dirigirse al cementerio para proceder al entierro.

Pubill resalta que el problema es que no tuvo tiempo para preparar los textos en castellano, ya que le avisaron demasiado tarde. El religioso recibe el apoyo de la Diócesis de Solsona, a la que pertenece Cardona, que comparte la versión del párroco. Un organismo que vuelve a ser noticia después de que su último obispo, Xavier Novell, abandonase el cargo tras enamorarse de una escritora de literatura erótica. Sea por el habla o por el libro, las letras vuelven a poner a la institución eclesiástica catalana en el ojo de la polémica.

(Sputniknews)