Carlos Raúl Hernández, politólogo y analista político de tendencia opositora, considera que es un gran logro que las elecciones regionales y municipales de este 21 de noviembre «se hayan dado», independientemente de quién resultare con el mayor número de cargos.

Hernández subraya de manera particular el regreso a las arenas de la democracia y de la ley de «algunos grupos políticos», que durante largo tiempo apostaron por otras rutas.

A su parecer, estos comicios «van a traer un nuevo esquema de vida», que pondrá fin al «sobresalto», a la violencia, a «las tomas de calle» que han signado la vida política del país y avanza que el gobierno y la oposición tienen «el deber moral» de sentarse nuevamente en México.

Sobre esto, adelanta que el gobierno tendrá que hacer «algunas concesiones» y los aglutinados en la así llamada Plataforma Unitaria deberán, por su parte, esforzarse para que se levanten las sanciones que tanto daño han causado en el país.

Además, es de la opinión de que estos resultados electorales determinan que hay un nuevo factor en el diálogo: la oposición electoral, parlamentaria, que no puede seguir siendo ignorada como factor, visto la cantidad de votos que ha logrado conseguir y su permanencia dentro de las instituciones.

En alusión a la repercusión de la ratificación que hicieran Estados Unidos e instituciones de la Unión Europea (UE) de Juan Guaidó como «presidente encargado», el experto considera que «es muy distinto hablar de presidencia tradicional cuando tenía 80%, que ahora, cuando es uno de los cinco políticos con más rechazo», lo que es signo de que «el país entró en otro camino».

Así las cosas, considera que como la UE ha observado el proceso electoral y ha podido dar cuenta de su transparencia, tarde o temprano, «tendrá que decir algo en ese tema escabroso».

Un vaticino similar hace sobre la administración Biden, pues «el año que viene» tendrán, en su decir, que lidiar con Luiz Inácio «Lula» Da Silva (Brasil) y Gustavo Petro (Colombia) y su interés es mantener la estabilidad y el equilibrio en el continente (vendrán Lula y Petro).

En un ejercicio de especulación, el politólogo aventuró que los historiadores del futuro tendrán que explicar cómo un grupo político tuvo el control del parlamento, mayoría popular, el apoyo de los Estados Unidos, la así llamada comunidad internacional y, aún así, fue incapaz de conservar el poder.

Incluso aventuró que podrían haber ganado la presidencia en 2018, si hubieran decidido competir, pero visto lo visto, lo cierto es que no parecen haber estado preparados para gobernar.

Por último -y en la misma línea de proyección de escenarios futuros-, avanzó que para que las elecciones presidenciales de 2024 puedan tener lugar sin incidencias, el gobierno debe «ceder algo que no sean baratijas». A su juicio, ese algo podría ser la «Asamblea Nacional», que al ser más plural implicaría una pérdida para el gobierno, sería completamente asumible.

«Las elecciones presidenciales serían un reto más bien para la oposición, pues es un grupo de tiburones que aspira comerse el mismo bagre», indicó.

Adicionalmente, comentó que deben suprimirse del texto constitucional las figuras de la constituyente y del referéndum revocatorio, pues «son factores de inestabilidad para cualquier gobierno». «Hay que buscar regresar a una constitución que permita gobernar de manera más normal», concluyó.

(LaIguana.TV)