Rusia y los países de la OTAN –con Estados Unidos a la cabeza–, están inmersos en una creciente ola de conflictividad que tiene en Ucrania el foco. El país báltico ha acusado a Moscú de pretender invadirlo en el corto plazo, con el presunto objetivo de anexionarse la región del Donbás, controlada desde hace más de un lustro por milicias prorrusas. 
 
Aunque las autoridades rusas han negado reiteradamente esta versión, han inscrito los señalamientos dentro de un plan expansionista de la OTAN hacia el este que comenzó hace casi 20 años y han advertido que no tolerarán la instalación de bases militares o misiles hipersónicos en Ucrania, pues sería una amenaza para su seguridad nacional. 
 
Sobre este tema, que tiene en vilo a buena parte del mundo por las terribles consecuencias que podría ocasionar un conflicto armado entre potencias nucleares, disertó el filósofo, comunicador y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela la noche de este martes 14 de diciembre en su programa Desde Donde Sea. 
 
Además, compartió impresiones sobre la Cumbre de la Democracia convocada por el presidente estadounidense, Joe Biden, que recibió duras críticas por excluir a naciones como Rusia, China o Irán, invitar a personeros cuyo compromiso con la democracia es dudoso o abiertamente inexistente y erigirse como paladín de estas luchas, cuando posee un historial tan cuestionable en la materia. 
 
Ucrania, la manzana de la discordia entre Rusia y la OTAN
 
Para entrar en materia, refirió que, desde hace meses, Rusia y los países que conforman la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) protagonizan una nueva escalada de tensiones enfocada Ucrania, país cuya zona oriental está sumida en una guerra civil que empezó en 2014 y no tiene final a la vista. 
 
Así, indicó, desde Moscú hasta Washington, pasando por Bruselas, han cruzado acusaciones mutuas de «fomentar» la crisis ucraniana. La Alianza Atlántica, Estados Unidos y la Unión Europea acusan al Kremlin de planear una invasión sorpresa a inicios de 2022, con base en un presunto incremento de la presencia militar rusa en su frontera común con Ucrania. 
 
No obstante, precisó, esta versión ha sido desmentida categóricamente por funcionarios rusos de distinto nivel que, a su vez, han contraatacado a Kiev señalando que se trata de una operación propagandística carente de todo sustento, replicada por medios occidentales para justificar las acciones de la OTAN en Ucrania. 
 
«Cada vez más aviones de la OTAN, barcos de la OTAN se acercan a las fronteras rusas y el mismo Putin ha encendido las alarmas por el peligro de una confrontación», agregó. 
 
Detalló, asimismo, el pasado 5 de diciembre, María Zajárova, portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, desmontó un supuesto plan de invasión a Ucrania aparentemente tramado por Moscú que había sido publicado en el tabloide alemán Bild. 
 
Citando fuentes de inteligencia anónimas de la OTAN, Bild afirmó que Moscú planea reunir 175.000 soldados para un ataque a su país vecino, lo que de inmediato fue reproducido en multitud de medios occidentales y desmentido inmediatamente por Rusia. 
 
Frente a esto, en su canal de Telegram, Zajárova tachó el texto de «pieza de propaganda basada en una ideología que destruye el sentido común» y sindicó a la publicación de elaborar un «mapa de invasión planificada» con base en piezas aisladas e información inexacta, que incluyó el reemplazo de nombres de ciudades por la denominación impuesta bajo la ocupación nazi. 
 
«La historia tiende a repetirse. Y Alemania no puede dejar de reafirmar esta verdad con su propio ejemplo», fustigó la funcionaria.
 
Las autoridades rusas denuncian que la OTAN planea expandir todavía más su frontera oriental a partir de manipulaciones acerca de la conflictividad en Ucrania, en tanto las milicias rebeldes que controlan la región del Donbás desde 2014 son prorrusas y han declarado unilateralmente la independencia en las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, con la intención de eventualmente incorporarlas a la Federación de Rusia. 
 
A su parecer, esta escalada en Ucrania se asemeja a la que se presenta en Taiwán y con la que se intenta provocar a China, donde además se advierte un denominador común: Estados Unidos. 
 
Pérez Pirela recordó que el creciente expansionismo de la OTAN hacia el este ya ha sido motivo de controversia, pues Rusia se encuentra virtualmente rodeada de bases militares y equipamiento bélico de la Alianza a lo largo de su extensa frontera occidental. 
 
Mencionó que a esto se añade que, en los últimos meses, Estados Unidos y sus países aliados en la zona han incrementado la frecuencia e intensidad de sus ejercicios militares, así como su presencia en la zona del Mar Negro, muy cerca del territorio ruso. 
 
No obstante, en su criterio, la OTAN estaría pagando un alto precio por este nuevo intento de expansión, puesto que no todos los países europeos son proclives a convertir la región en un polvorín ni tampoco están dispuestos a incrementar su gasto militar para financiar esta aventura. 
 
Putin y Biden se ven las caras para hablar de Ucrania
 
El comunicador puntualizó que, visto el fracaso de las conversaciones entre el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov y el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, a inicios de diciembre en Estocolmo, creció la expectativa sobre encuentro virtual entre el mandatario ruso, Vladimir Putin y su homólogo estadounidense, Joe Biden. 
 
Sobre esto apuntó que durante los pocos días que separaron a una reunión de la otra, las tensiones solamente empeoraron, al punto de que Putin calificó como «una línea roja» –es decir, el límite de lo que Moscú está dispuesto a tolerar antes de desplegar acciones defensivas– la ampliación de las infraestructuras de la OTAN en Ucrania. 
 
En continuación con las declaraciones del mandatario, refirió que este advirtió que, desde Polonia y Rumania, la Alianza ha rodeado a Rusia con misiles hipersónicos que podrían llegar a Moscú en cuestión de cinco minutos, lo que representa una clara amenaza para la seguridad de su país. 
 
«Que la OTAN está rodeando a la Federación Rusa con bases militares es un hecho, pero de eso no se habla, pero de lo que sí se habla es de una supuesta invasión a Ucrania que ha sido desmentida por Rusia», enfatizó. 
 
De otra parte, comentó que, por su lado, Estados Unidos demandó a Rusia el retiro de sus fuerzas desplegadas en la frontera ruso-ucraniana y le exigió implementar sin demora lo establecido en los Acuerdos de Minsk de 2015, con los que se pretendió poner fin al conflicto armado en la región del Donbás. 
 
En declaraciones ofrecidas a los medios, Blinken aseguró que su país abogaba por una resolución diplomática de la crisis ucraniana, pero acusó a Rusia de desestabilizar a Ucrania y amenazó al Kremlin de tomar duras represalias si optaba por una salida militar, sintetizó el analista. 
 
En medio de este oscuro panorama, refirió, se produjo el cara a cara entre Putin y Biden el pasado 7 de diciembre. El encuentro, según reseñaron medios rusos, se extendió durante más de dos horas y transcurrió en un clima de respeto, aunque abiertamente confrontacional. 
 
A este respecto, puntualizó que la agenda incluyó la revisión de sus relaciones bilaterales –que están en su punto más bajo desde el fin de la Guerra Fría–, ciberseguridad, la conflictividad en Ucrania y la ampliación de las actividades de la OTAN cerca de las fronteras rusas. 
 
Tras la cumbre, el presidente ruso acusó a la OTAN de adoptar una política de confrontación con respecto a su país, al punto de declarar a Rusia como «su enemigo». 
 
Putin enfatizó que Moscú desarrolla una política exterior defensiva y manifestó su preocupación acerca de la actividad de la Alianza Atlántica cerca de sus fronteras, pues rápidamente podría concretarse en amenazas más palpables, como la instalación de bases militares en Ucrania, algo que Pérez Pirela asegura que acabará ocurriendo. 
 
Del mismo modo, continuó relatando, el mandatario aseguró que sería «una inacción criminal» de parte de Rusia no prestar atención a estos ataques y advirtió que su país no se quedaría «de brazos cruzados», lo que es un indicio de posibles escaramuzas en la zona en algún punto del primer trimestre de 2022.  
 
Sin embargo, acotó que, pese al escepticismo, las bajas expectativas y las airadas declaraciones de las partes, el encuentro entre los líderes parece mostrar algunos resultados. 
 
En este orden mencionó que la agencia estadounidense The Associated Press informó que Biden habría llamado por teléfono a su par ucraniano, Volodymyr Zelensky, con el propósito de presionarle y obligarle a cumplir con los Acuerdos de Minsk.
 
Empero, a pesar de estas noticias, desde Rusia denuncian crecientes provocaciones de Kiev y amenazan con reprimir por la fuerza cualquier iniciativa que pretenda resolver los conflictos en el Donbás por medio del uso de las armas. 
 
Siguiendo con las reacciones posteriores a la reunión presidencial, refirió que Biden descartó el envío de tropas de Estados Unidos o de la OTAN a Ucrania y en su lugar reiteró que impondrá medidas coercitivas unilaterales sobre la economía rusa, si Moscú se atreve a incursionar militarmente en el este ucraniano.
 
Además, subrayó que, si bien el presidente estadounidense insistió en la necesidad de reforzar Europa del Este con más contingentes militares, bajo el alegato del deber que tienen sus países miembros de la Alianza defenderse entre sí frente a ataques de terceros, en este caso, de Rusia. 
 
En todo caso, precisó, amparándose en un supuesto eventual ataque militar de Moscú a Kiev, Biden informó que su país continuará enviando armamento a Ucrania. Según autoridades ucranianas, Washington hará llegar 20 millones de dólares para blindar su frontera oriental. 
 
Al otro lado del péndulo, comentó que el presidente Vladimir Putin se reunirá virtualmente este 15 de diciembre con su par chino, Xi Jinping, para fortalecer sus relaciones bilaterales, que, según las partes, están en su mejor momento. 
 
El analista explicó que Beijing ha cerrado filas en torno a Rusia frente al incremento de la actividad militar de la OTAN en los países del este de Europa y ha alertado sobre movimientos expansionistas de la recién creada alianza AUKUS en la región del indopacífico, en particular en lo tocante al presunto suministro de armas nucleares a Australia. 
 
La cuestionada e irrelevante Cumbre de la Democracia convocada por Biden
 
En la última sección del programa, el comunicador analizó la Cumbre de la Democracia que convocara el presidente Joe Biden para afianzar su posición global y que se desarrolló de manera virtual entre los días 9 y 10 de diciembre. 
 
A modo de contexto detalló que la Casa Blanca cursó invitaciones a una centena de países, entre los que destacan Colombia o Brasil, pese a que el compromiso con la democracia exhibido por sus gobernantes ha sido ampliamente cuestionado por la ciudadanía. 
 
Además, resaltó que tampoco figuraron en la lista Rusia o China, pero en contraste, Biden invitó a la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, a pesar de que las autoridades chinas han reiterado en data reciente que la isla es parte integral de su territorio y han exigido a Washington mantenerse al margen del conflicto interno. 
 
Para profundizar sobre esta idea, refirió que ambas potencias acusaron a Estados Unidos de pretender imponer un estándar para valorar la democracia en el mundo afín a sus intereses, así como de intentar reavivar el discurso de la Guerra Fría por medio de «confrontaciones ideológicas». 
 
Asimismo, citó parte de un comunicado conjunto suscrito por los embajadores de Moscú y Beijing en los Estados Unidos, tras conocerse la exclusión de sus países de la reunión: «Esta tendencia contradice el desarrollo del mundo moderno. Es imposible impedir la conformación de una arquitectura policéntrica global, pero podría tensar el proceso objetivo. China y Rusia rechazan firmemente este movimiento». 
 
A su juicio, si bien los temas de debate –combatir el autoritarismo, combatir la corrupción y promover el respeto por los derechos humanos– podrían catalogarse como de evidente interés para toda sociedad democrática, lo cierto es que el proceder de algunos gobiernos y personeros pusieron en duda las intenciones tras la convocatoria. 
 
Las críticas a Biden se extendieron incluso aguas adentro, donde activistas, académicos y hasta medios de comunicación acusaron al mandatario de considerar como interlocutores válidos a gobernantes y líderes cuestionables. 
 
El experto apuntó que entre los señalamientos se mencionó el escaso interés que suscitó el evento para la prensa, así como los múltiples comentarios sobre la escasa calidad de las intervenciones, pues estuvieron plagadas de lugares comunes y los participantes no arribaron a ninguna conclusión o acuerdo tangible. 
 
Pérez Pirela indicó que otro punto que no pasó desapercibido para los críticos de la Cumbre es el «fortalecimiento» de presuntos «luchadores por la democracia», a pesar de que en el encuentro intervinieron representantes de gobiernos como Brasil, India, Filipinas, Eslovenia o la República Democrática del Congo, naciones en la mira de la opinión pública por representar el valor opuesto.
 
Por si no bastara lo antes dicho, relató que Biden también invitó a Juan Guaidó, pese a que carece de credenciales que le acrediten como presidente de Venezuela y aún después de la evidente derrota que sufriera en la Asamblea General de la ONU, cuando solo 16 países insistieron en reconocer su pseudopresidencia. 
 
Esta cumbre, desde su punto de vista, no fue más que una operación propagandística muy mal planificada desde Washington, amén de representar un indicio del desespero de la administración Biden y de Estados Unidos en conjunto, ante su evidente desplazamiento como hegemón. 
 
No obstante, todos estos cuestionamientos y fallos, el gobierno estadounidense se permitió erigirse públicamente como el paladín de las luchas mundiales por la democracia. 
 
A modo ilustrativo indicó que, en su intervención, la vicepresidenta Kamala Harris aludió a una supuesta proliferación de autocracias, violaciones a los derechos humanos y desinformación, en un vano intento por responsabilizar del declive de la democracia a los países ausentes del conciábulo.
 
Por ello, el esperado fracaso de la Cumbre –que será convocada anualmente, según informara el departamento de Estado– contrasta con la opinión de los propios estadounidenses y de habitantes del resto de los países, que admiten desconfiar de la democracia estadounidense. 
 
Para reforzar este punto de vista, rescató declaraciones del analista internacional Danny Shaw, quien opina que las exclusiones de países con fuerza en el concierto internacional –Rusia, China, Irán– o de naciones con gobiernos no alineados con la Casa Blanca, fueron una manera de establecer públicamente cuáles países son aliados de los Estados Unidos y cuáles no lo son. 
 
Además, resaltó que tampoco pasó desapercibido para Show que en el encuentro se acordara el envío de fondos a grupos sediciosos respaldados por Washington en naciones en las que Estados Unidos trabaja para un cambio de régimen, pese a su ausencia de moral para hablar sobre el tema. 
 
Para concluir, dijo que, para el experto estadounidense, Estados Unidos posiblemente sea la nación menos democrática del mundo –que además está atravesada por agudos problemas socioeconómicos y de salud pública–, lo que lo convierte en un actor poco idóneo para calificar la democracia en otros países. 
 
Antes de cerrar la edición, invitó a la audiencia al intercambio virtual con el periodista e intelectual francoespañol Ignacio Ramonet, que tendrá lugar el venidero jueves 16 de diciembre a las 7:00 pm y coincidirá con la emisión del último programa de Desde Donde Sea de 2021. 
 

(LaIguana.TV)