El año 2021 finaliza con el sonido cada vez más alto de los tambores de una peligrosa guerra entre potencias y todo indica que 2022 iniciará en ese tono, pues la confrontación diplomática entre Rusia y los países que conforman la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con Estados Unidos a la cabeza, han pasado ya al terreno de la acción militar. 

Desde hace meses, el bloque de naciones de la OTAN y la superpotencia militar rusa protagonizan una nueva escalada de tensiones enfocada Ucrania, país cuya zona oriental está sumida en una guerra civil que empezó en 2014 y no tiene final a la vista, explicó Miguel Ángel Pérez Pirela en una emisión de su programa Desde Donde Sea dedicada al gran tema geoestratégico del momento a escala planetaria.  

“En esta nueva escalada hablamos de Estados Unidos, pero en realidad hablamos de la OTAN. Ucrania es un escenario de provocación y cabeza de playa de la OTAN, algo parecido al rol que se le ha asignado a Colombia en Suramérica –indicó-. Esas tensiones parecen estar cada vez más cerca de una escaramuza que podría desencadenar una guerra”. 

Moscú, por un lado y Washington y Bruselas (sede de la OTAN) por el otro, han cruzado acusaciones mutuas de fomentar la crisis ucraniana. La alianza atlántica, Estados Unidos y la Unión Europea acusan al Kremlin de planear una invasión sorpresa a inicios de 2022, con base en un presunto incremento de la presencia militar rusa en su frontera común con Ucrania.  

No obstante, esta versión ha sido desmentida categóricamente por funcionarios rusos de distinto nivel que, a su vez, han contraatacado, señalando que se trata de una operación propagandística de Kiev, respaldada por el bloque atlántico, carente de todo sustento, replicada por medios occidentales para justificar las acciones de la OTAN en Ucrania.

“Cada vez hay más aviones y barcos de la OTAN acercándose a las fronteras rusas y el mismo Putin ha lanzado las alertas”, destacó Pérez Pirela. 

Un titular de LaIguana.TV reseñó el tema de esta manera: Así desmontó Rusia propaganda mediática del supuesto «plan de invasión a Ucrania”. El texto de esta nota indica que el pasado 5 de diciembre, María Zajárova, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, desmontó un supuesto plan de invasión a Ucrania aparentemente tramado por Moscú que había sido publicado en el tabloide alemán Bild.  

Citando fuentes de inteligencia anónimas de la OTAN, Bild afirmó que Moscú planea reunir 175.000 soldados para un ataque a su país vecino, lo que de inmediato fue replicado en multitud de medios occidentales y desmentido por Rusia. 

En su canal de Telegram, Zajárova tachó el texto de «pieza de propaganda basada en una ideología que destruye el sentido común» y sindicó a la publicación de elaborar un «mapa de invasión planificada» con base en piezas aisladas e información inexacta, que incluyó el reemplazo de nombres de ciudades por la denominación impuesta bajo la ocupación nazi.  

«La historia tiende a repetirse. Y Alemania no puede dejar de reafirmar esta verdad con su propio ejemplo», fustigó la funcionaria. 

Las autoridades rusas denuncian que la OTAN planea expandir todavía más su frontera oriental a partir de manipulaciones acerca de la conflictividad en Ucrania, en tanto las milicias rebeldes que controlan la región del Donbás desde 2014 son prorrusas y han declarado unilateralmente la independencia en las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, con la intención de eventualmente incorporarlas a la Federación de Rusia.  

“Se parece mucho a la escalada en Taiwán, con el factor común de EE.UU. y la OTAN”, comento el moderador del programa. 

Un video del canal internacional RT reseña que la OTAN se creó en 1949 con doce integrantes y la actualidad tiene más de 30. El origen de esta crisis se ubica en la Cumbre de la OTAN en Bucarest en 2008 cuando se propuso que Ucrania y Georgia formaran parte de la alianza. Ya en ese entonces, algunos mandatarios, como Ángela Merkel, advirtieron que esas incorporaciones no le caerían nada bien a Rusia. Esas son las líneas rojas que siempre marca Vladimir Putin en todas sus protestas. 

El creciente expansionismo de la OTAN hacia el este ya ha sido motivo de controversia, pues Rusia se encuentra virtualmente rodeada de bases militares y equipamiento bélico de la alianza a lo largo de su extensa frontera oriental.  

En los últimos meses, Estados Unidos y sus países aliados en la zona han incrementado la frecuencia e intensidad de sus ejercicios militares, así como su presencia en la zona del mar Negro, muy cerca del territorio de la Federación Rusa.  

El mismo video de RT indica que la situación actual muestra un gran despliegue militar a lo largo de las fronteras de Ucrania con Rusia. Se incluyen aviones y navíos estadounidenses que han realizado ejercicios en el mar Negro, unos que estaban previstos y otros no, como es el caso de los Rapid Trident 21, en Ucrania, con 4 mil soldados ucranianos y 2000 de otros países y los Agile Spirit 2021 en Georgia, con tropas de quince países miembros. Además, la OTAN recibe apoyo de Finlandia y Suecia (que no son parte del bloque militar) lo que parece demostrar que está en lo cierto Putin cuando afirma que hay la intención de expansión de la OTAN hacia el este.  

El reportaje incluye declaraciones de Serguei Lavrov en las que señala que la mentalidad expansionista comenzó a manifestarse en los años 90, bajo la premisa de que “o estas con nosotros o estás con Rusia” y ese mismo enfoque se manifiesta ahora con el argumento de la indivisibiidad de la seguridad. “Es un nuevo intento de arrastrar a tantos países como sea posible a las filas de la OTAN –dijo Lavrov-. Pronto la OTAN no podrá engullirlos y en lugar de sumar seguridad, la alianza ya no es tan íntegra en términos de sus tareas iniciales orientadas a la prestación de defensa territorial”.  

La segunda cumbre entre Biden y Putin 

Pérez Pirela pasó revista a la más reciente reunión (la segunda que realizan) entre los presidentes Vladimir Putin y su homólogo estadounidense, Joe Biden.  

Visto el fracaso de las conversaciones entre el ministro de asuntos exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov y el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, a inicios de diciembre en Estocolmo, creció la expectativa sobre el encuentro virtual entre los mandatarios.  

Durante los pocos días que separaron a una reunión de la otra, las tensiones empeoraron. Putin calificó como «una línea roja» –es decir, el límite de lo que Moscú está dispuesto a tolerar antes de desplegar acciones defensivas– la ampliación de las infraestructuras de la OTAN en Ucrania.  

Además, advirtió que desde Polonia y Rumania, la alianza ha rodeado a Rusia con misiles hipersónicos que podrían llegar a Moscú en cuestión de cinco minutos, lo que representa una clara amenaza para la seguridad de su país.  

Otro video de RT reseña las palabras de Putin. Dice que hasta cierto punto las líneas rojas son especulativas, pero hay que tomar en cuenta lo que ha ocurrido en los últimos veinte y tantos años con las relaciones entre Rusia y lo que se ha llamado “el Occidente colectivo”. En los 90 e inicios de los 2000, estas relaciones eran “casi tranquilas”, y se pregunta por qué era necesario para la OTAN ampliar sus dominios hacia las fronteras con el territorio ruso. Asegura que no hay una respuesta sensata a esa pregunta, pues tal expansión ha roto el equilibrio de unas relaciones de países que llegaron a ser casi de aliados. Ese avance siguió a pesar de las advertencias y planteamientos rusos, llegando al extremo de que los lanzamisiles MK-41 están en Polonia y Rumania y son capaces de lanzar sistemas de ataque Tomahawk, lo que representa una obvia amenaza para Rusia. 

Insistió Pérez Pirela en hacer una diferencia: el emplazamiento de bases militares y sistemas de armas rodeando al territorio ruso es un hecho, pero sobre ese punto no se habla en la prensa occidental. En cambio, se hace mucho énfasis en una posible e hipotética invasión de Rusia a Ucrania, que Moscú ha desmentido. 

Por su lado, EE.UU. demandó a Rusia el retiro de sus fuerzas desplegadas en la frontera ruso-ucraniana y le exigió implementar sin demora lo establecido en los acuerdos de Minsk de 2015, con los que se pretendió poner fin al conflicto armado en la región del Donbás.  

Asimismo, Blinken aseguró que su país abogaba por una resolución diplomática de la crisis ucraniana, pero acusó a Rusia de desestabilizar a Ucrania y amenazó al Kremlin de tomar duras represalias, si optaba por una salida militar.  

Presentó las declaraciones de Blinken en video. Dice que si Moscú va a elegir el camino militar, la OTAN va a imponer costos muy significativos. “Le toca a Rusia atenuar las tensiones actuales, revirtiendo el reciente aumento de tropas, devolviendo las fuerzas a las posiciones habituales en tiempos de paz y absteniéndose de nuevas intimidaciones e intentos de desestabilizar a Ucrania”, subrayó. 

Finalmente, Putin y Biden se vieron las caras (de manera no presencial) el pasado 7 de diciembre. El encuentro, según reseñaron medios rusos, se extendió durante más de dos horas y transcurrió en un clima de respeto, aunque abiertamente confrontacional.  

La agenda incluyó la revisión de sus relaciones bilaterales –que están en su punto más bajo desde el fin de la Guerra Fría–, ciberseguridad, la conflictividad en Ucrania y la ampliación de las actividades de la OTAN cerca de las fronteras rusas.  

Otro video mostró aspectos de la cumbre. El Kremlin definió el diálogo como franco y productivo. Según Rusia, los acuerdos de Minsk de 2015 son la única base viable para una solución pacífica en Ucrania. Putin le dio ejemplos a Biden de la política destructiva de Kiev que ha desmantelado todos los acuerdos adoptados bajo el Formato de Normandía y también de las acciones provocadoras en el Donbás. Según Putin, no es responsabilidad de Rusia, sino de la OTAN, el despliegue militar en la región fronteriza, pues Rusia lo hace en defensa propia, mientras la OTAN actúa en su propio interés. 

En tanto, en el comunicado de EE.UU., Biden reitera su compromiso con la soberanía e integridad territorial de Ucrania y ha hecho un llamado al retorno a los canales diplomáticos. Le ha especificado a Putin las posibles sanciones económicas y de otro tipo en caso de que Rusia invada a su vecino. Según fuentes cercanas, fue una cumbre bastante dura de la que solo se pudo ver el saludo inicial entre los dos mandatarios. Se espera que haya un encuentro presencial a principios de 2022. El video mostró dicho saludo. 

“¡Qué simpatía la de Biden al saludar a Putin, luego de que la OTAN ha rodeado a Rusia de bases militares! A Putin, en cambio, no se le vio tan efusivo”, dijo el presentador. 

Tras la cumbre, el presidente ruso acusó a la OTAN de adoptar una política de confrontación con respecto a su país, al punto de declarar a Rusia como «su enemigo».  

Putin enfatizó que Moscú desarrolla una política exterior defensiva y manifestó su preocupación acerca de la actividad de la alianza cerca de sus fronteras, que rápidamente podría concretarse en amenazas más palpables, como la instalación de bases militares en Ucrania.  

Sobre este punto, Pérez Pirela expreso que no tiene la menor duda de que eso va a suceder. 

Del mismo modo, el mandatario aseguró que sería «una inacción criminal» de parte de Rusia no prestar atención a estos ataques y advirtió que su país no se quedaría «de brazos cruzados».  

Otro material audiovisual muestra a Putin advirtiendo que lamentablemente, la OTAN se encuentra en una línea conflictiva. “Por decirlo suavemente, no se muestra amigable con nosotros, nos cataloga como enemigos, aunque Rusia lleva adelanta una política exterior pacífica, lo que no implica que renuncie a su derecho de velar por su propia seguridad. Tiene que preocuparnos la afiliación de Ucrania a la OTAN porque implicaría la instalación de bases militares, más contingentes y otro tipo de armas. Esperamos que al menos esta vez, nuestras advertencias sean escuchadas y no como ha ocurrido a lo largo de la última década”. 

No obstante, pese al escepticismo, las bajas expectativas y las airadas declaraciones de las partes, el encuentro entre los líderes parece mostrar algunos resultados.  

La agencia estadounidense The Associated Press refirió que Biden habría llamado por teléfono a su par ucraniano, Volodymyr Zelensky, con el propósito de presionarle a cumplir con el acuerdo de Minsk. 

Empero, desde Rusia denuncian crecientes provocaciones de Kiev y amenazan con reprimir por la fuerza cualquier iniciativa que pretenda resolver los conflictos en el Donbás por medios militares.  

Un nuevo video reitera que pese al escepticismo, tras el encuentro virtual, algunas versiones indican que Biden está a favor de congelar la incorporación de Ucrania a la OTAN al menos por diez años, mientras el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, Valeri Guerásimov, dijo que el país responderá a cualquier provocación en la zona de conflicto. “El suministro de helicópteros, vehículos aéreos no tripulados y aviones a Ucrania, empuja a las autoridades de este país a tomar medidas drásticas y peligrosas que incumplen los acuerdos de Kiev. Las fuerzas armadas ucranianas han declarado que comenzaron usar en Donbás los sistemas de misiles antitanque Javelin que fueron suministrados por EE.UU. y equipos aéreos no tripulados de reconocimiento y ataque de fabricación turca. No obstante, todas las provocaciones de las autoridades ucranianas para resolver los problemas de Donbás por la fuerza serán reprimidas”. 

Por su lado, Biden descartó el envío de tropas de EE.UU. o de la OTAN a Ucrania y en su lugar reiteró que impondrá medidas coercitivas unilaterales sobre la economía rusa, si Moscú se atreve a incursionar militarmente en el este ucraniano.  

Empero, insistió en la necesidad de reforzar Europa del Este con más contingentes militares de la Alianza Atlántica, bajo el alegato del deber que tienen sus países miembros de defenderse entre sí frente a ataques de terceros, en este caso, de Rusia.  

Además, amparándose en un supuesto eventual ataque militar de Moscú, informó que su país continuará enviando armamento a Ucrania. Según autoridades ucranianas, Washington enviará 20 millones de dólares para blindar su frontera oriental.  

En un video le preguntaron a Biden si está listo para enviar tropas estadounidenses a combatir a los rusos en Ucrania y respondió que le dejó muy claro a Putin que, en primer lugar, si se mueve hacia Ucrania habrá devastadoras consecuencias para la economía rusa. Adicionalmente, se reforzarán las tropas de la OTAN al Flanco Este. También le dijo que la visión del resto del mundo sobre Rusia cambiará considerablemente si invade Ucrania, y pagará un precio terrible. “Continuaremos suministrando capacidades de defensa al pueblo ucraniano”, aseguró. 

Al otro lado del péndulo, Putin se reunirá virtualmente este 15 de diciembre con su par chino, Xi Jinping para fortalecer sus relaciones bilaterales, que según las partes, están en su mejor momento.  

Beijing ha cerrado filas en torno a Rusia frente al incremento de la actividad militar de la OTAN en los países del este de Europa y ha alertado sobre movimientos expansionistas de la recién creada alianza Aukus en la región del Indopacífico, en particular en lo tocante al presunto suministro de armas nucleares a Australia.  

“Son dos las dos grandes zonas de provocación de la OTAN: una ante Rusia y otra ante China”, subrayó Pérez Pirela. 

Un nuevo video seleccionado indica que EE.UU. está incrementando sus infraestructuras y equipos en el Indopacífico para contrarrestar el poderío de China en esa zona del planeta. La creación de la Aukus (Australia, Reino Unido, Estados Unidos) le echó más leña al fuego, pues Beijing ha acusado a EE.UU. de militarizar y nuclearizar la región, violando el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares porque EE.UU. y Reino Unido están transfiriendo materiales nucleares a un país no nuclear, sin garantías de que se le pueda supervisar efectivamente. 

Cumbre por la democracia de EE.UU.

Otro elemento de la polémica en el escenario geopolítico de fin de año fue el hecho de que Biden convocó a una Cumbre por la Democracia y excluyó de ella a China y a Rusia 

Con el propósito de afianzar su posición, el presidente Joe Biden convocó la así llamada Cumbre por la Democracia, que se desarrolló de manera virtual entre los días 9 y 10 de diciembre.  

La Casa Blanca cursó invitaciones a una centena de países, entre los que destacan Colombia y Brasil, pese a que el compromiso con la democracia exhibido por sus gobernantes ha sido ampliamente cuestionado por la ciudadanía.  

No figuraron en la lista Rusia o China, pero en contraste, Biden invitó a la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, a pesar de que las autoridades chinas han reiterado en data reciente que la isla es parte integral de su territorio y han exigido a Washington mantenerse al margen del conflicto interno.  

Ambas potencias (Rusia y China) acusaron a EE.UU. de pretender imponer un estándar para valorar la democracia en el mundo afín a sus intereses, así como de intentar reavivar el discurso de la Guerra Fría por medio de «confrontaciones ideológicas».  

El titular de LaIguana.TV sobre este punto indicó: Rusia y China se ríen al unísono de «Cumbre por Democracia» de EE.UU.  

La nota cita parte de un comunicado conjunto suscrito por los embajadores de Moscú y Beijing en EE.UU. en el cual indican que “esta tendencia contradice el desarrollo del mundo moderno. Es imposible impedir la conformación de una arquitectura policéntrica global, pero podría tensar el proceso objetivo. China y Rusia rechazan firmemente este movimiento».  

Un reportaje de teleSUR, expone cómo el gobierno de China rechaza la Cumbre por la Democracia organizada por EE.UU. La posición china es que EE.UU. pretende usar la democracia como un arma al convocar la referida cumbre, mediante la politización e instrumentalización de valores democráticos para tratar de mantener su hegemonía, sin nada que ver con el bien público universal. Su único objetivo es dividir al mundo para consolidar su propio poder. Igualmente, China rechazó la propuesta de una alianza sobre internet pues solo pretende mantener la hegemonía cibernética. Además, sostuvo que la cumbre interfiere en asuntos internos chinos porque en ella participó la isla de Taiwán. 

 Si bien los temas de debate –combatir el autoritarismo, combatir la corrupción y promover el respeto por los derechos humanos– podrían catalogarse como de evidente interés para toda sociedad democrática, lo cierto es que el proceder de algunos gobiernos y personeros pusieron en duda las intenciones tras la convocatoria.  

En otro video de RT, la periodista Helena Villar señala que los criterios para la escogencia de los asistentes fueron más que polémicos. Entre los invitados está Pakistán, con serios problemas de derechos humanos como ejecuciones extrajudiciales y restricciones de la libertad religiosa, según el propio Departamento de Estado. Un casi similar es del de Filipinas, cuyo gobierno ha sido señalado por EE.UU. como responsable de homicidios ilegítimos arbitrarios. Al respecto, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo que la invitación no es un sello de aprobación, como tampoco la no invitación es indicativo de que el país no sea democrático. 

Respecto a Latinoamérica, entre los invitados que generaron dudas estuvo Jair Bolsonaro, el cuestionado presidente de Brasil, así como el autoproclamado venezolano Juan Guaidó. En cambio, no invitaron a los gobernantes del Triángulo Norte (El Salvador, Honduras y Guatemala) porque han llevado a cabo actividades muy preocupantes. El guatemalteco Alejandro Gianmmattei dijo que seguirá siendo amigo de EE.UU. aunque haya funcionarios de la actual administración que no lo entiendan.  

En cambio, puso el grito en el cielo Hungría, el único miembro de la UE que Washington dejó por fuera. Resalta el caso de Pakistán, que sí fue convocado, pero declinó la invitación a la cumbre. “¡Qué cachetada para Biden!”, dijo el moderador. 

Pérez Pirela opinó que “ya la invitación al fantoche Guaidó habla muy mal de esta supuesta cumbre por la democracia. Es una respuesta idiota a la aplastante mayoría que reconoció en la ONU a Nicolás Maduro. En Venezuela Guaidó no tiene ningún papel medianamente protagónico en la vida política, ni siquiera en su partido. EE.UU. trata de levantar un perro muerto”.  

Las críticas a Biden se extendieron incluso aguas adentro, donde activistas, académicos y hasta medios de comunicación acusaron al mandatario de considerar como interlocutores válidos a gobernantes y líderes cuestionables.  

Además, subrayaron el escaso interés que suscitó el evento para la prensa, al tiempo que avanzaron cuestionamientos sobre la limitada calidad de las intervenciones, pues estuvieron plagadas de lugares comunes y no arribaron a ninguna conclusión.  

En otro video de RT se cita un artículo de The Economist el que se afirma que la Cumbre por la democracia de Biden no es tan democrática. En el mismo sentido va la nota de The Washington Post, mientras el diario británico The Guardian calificó el encuentro como una versión diplomática de un baile benéfico. El reporte muestra a varios de los invitados remachando la palabra democracia en discursos pregrabados. 

Otro punto que no pasó desapercibido para los críticos de la cumbre es el «fortalecimiento» de presuntos «luchadores por la democracia», a pesar de que en el encuentro intervinieron representantes de gobiernos como Brasil, India, Filipinas, Eslovenia o la República Democrática del Congo. 

“Biden también invitó al fantoche Juan Guaidó, pese a que carece de credenciales que le avalen como presidente de Venezuela y aún después de la evidente derrota que sufriera en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, cuando solo 16 países insistieron en reconocer su pseudopresidencia.  Guaidó es un dictadorzuelo colocado allí por Donald Trump. Más que una cumbre es una acción propagandística de EE.UU., muy mal pensada, intrascendente y patética”, recalcó Pérez Pirela. 

No obstante, todos estos cuestionamientos y fallos, el gobierno estadounidense se permitió erigirse públicamente como el paladín de las luchas mundiales por la democracia.   

En su intervención, la vicepresidenta Kamala Harris aludió a una supuesta proliferación de autocracias, violaciones a los derechos humanos y desinformación, en un vano intento por responsabilizar del declive de la democracia a los países ausentes del conciliábulo. 

Harris, en un video, dice que en todo el mundo los autócratas se han envalentonado y violan los derechos humanos y aumenta la corrupción y la desinformación, que socavan el progreso y la confianza pública.  

El esperado fracaso de la cumbre –que será convocada anualmente, según informara el Departamento de Estado– contrasta con la opinión de los propios estadounidenses y de habitantes del resto de los países, que admiten desconfiar de la democracia estadounidense.  

En opinión del analista internacional Danny Shaw (quien recientemente fue entrevistado en Desde donde sea), las exclusiones de países con fuerza en el concierto internacional –Rusia, China, Irán– o de naciones con gobiernos no alineados con la Casa Blanca, fueron una manera de establecer públicamente cuáles países son aliados de EE.UU. y cuáles no lo son.  

Un video de Nexo Latino presenta a Shaw preguntando quién es Biden para definir lo que es o no democracia, actitud que a su juicio demuestra una gran prepotencia y arrogancia que solo sirvió para que EE.UU. defina quiénes son y quienes no son sus aliados. “Fue una reunión del club de los países imperialista con sus títeres. Ese sería un nombre más preciso para describir lo que fue esta cumbre”, dijo Shaw.  

Además, tampoco pasó desapercibido para Shaw que en el encuentro se acordara el envío de fondos a grupos sediciosos respaldados por Washington en naciones en las que EE.UU. trabaja para un cambio de régimen, pese a su ausencia de moral para hablar de la democracia.  

A su parecer, EE.UU. posiblemente sea la nación menos democrática del mundo, a lo que se suman agudos problemas socioeconómicos y de salud pública, que lo convierten en un actor poco idóneo para calificar la democracia en otros países.  

En otro segmento del video indica Shaw que la población de sin techo en EE.UU. llega a un millón de personas, mientras más de 50% de las familias carecen de los 400 dólares necesarios para atender una emergencia familiar, además de que cada año mueren por encima de 100 mil personas por sobredosis de opioides. “Entonces, ¿qué moral tiene EE.UU. para definir lo que es democracia para otros países?”, se preguntó. 

(LaIguana.TV)